El
complicado panorama que vive el país en estos momentos por los bajos precios del
petróleo y por factores externos como la desaceleración de China y la baja
producción industrial de Estados Unidos; así como, la devaluación del peso y la
baja inversión que se presenta en los principales sectores del país, podría
verse reflejado en recortes en el presupuesto de varios programas sociales,
universidades públicas, infraestructura y en el sector rural.
Diversos organismos
civiles han dado a conocer que se estima que el presupuesto del 2016 podría
sufrir un recorte de hasta de 400,000 millones de pesos con relación al
presente ejercicio y este hecho preocupa a los especialistas.
El
presupuesto que reciben los programas sociales y las universidades, representa
un alto costo político para el gobierno federal, un recorte en dichos programas
significará un alto costo político para el Gobierno.
La clase
empresarial pretende, que los recortes se realicen en los rubros que no les
afecten los negocios en puerta, pretenden que la población continúen asumiendo
el costo de los factores externos y los errores internos del manejo deficiente
de las finanzas públicas.
Aunado a los recortes que se prevén en los programas sociales
y en las Universidades públicas, el sector rural, también deberá pasar por ese
trago amargo, con el fin de que los recursos que se obtengan como “ahorros” se dirijan
a pequeños productores.
En el
caso de la infraestructura, el sector empresarial espera que no se toque
aquellos proyectos que se encuentran en marcha y los que son realmente
estratégicos en cuanto al impacto económico y social, como el Nuevo Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México.
Pero que significa que el gasto en términos reales pueda ser
menor en comparación al ejercicio actual, pues la respuesta para los especialistas
en la materia es que impactará sobre todo en la generación de empleo.
Y un factor que debe tenerse en cuenta es el probable incremento
en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, ya que el Banxico
tendría que hacerlo y ello impactará en los precios y el consumo interno.
En pocas
palabras el escenario financiero y económico sería seriamente complicado. Ante
tales circunstancias la política social del país debe encaminarse en favorecer
la parte más sensible y la parte industrial, con el fin de fortalecer el empleo
a pesar del panorama desalentador que se prevé para el 2016.
El
Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) debe contener medidas adicionales
de “ahorro”, que no afecten a la población ni a los trabajadores, debe
fomentarse el empleo y generar las condiciones para que la inversión pública y
privada, realmente contribuya en fortalecer el empleo y las pequeñas empresas.
El gasto debe
adaptarse a los ingresos que se esperan sean limitados y se prevé que se mantenga
esa tendencia en los próximos años.
En este
sentido, el Grupo Parlamentario de Morena deberá analizar con mucho cuidado el
Paquete Económico 2016 que habrá de presentarse en la Cámara de Diputados el
próximo 8 de Septiembre y asumir el papel que le corresponde en la defensa de
los que menos tienen y al mismo tiempo en coadyuvar a que México no entre en un
espiral de crisis económica más profunda.
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