miércoles, 3 de marzo de 2021

La Soberanía Energética, paso esencial en la recuperación de México.


No podemos olvidar, ni mucho menos ignorar que el 27 de septiembre de 1960 el Presidente Adolfo López Mateos publicó en el Diario Oficial de la Federación sus reformas históricas a la Constitución en materia Energética. En su misiva al pueblo de México, anticipo que “en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros”.

Que razón tenia, el presidente en esos ayeres, mexicanos de manera sutil entregaron el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros, dejando de un lado lo más fundamental, la soberanía de México y sus recursos naturales y energéticos.

Cabe recordar, sobre todo para aquellos, que les gusta olvidarse de los que hacen y dejan de hacer.  

Las reformas energéticas del Pacto por México aprobadas durante el sexenio pasado buscaron acabar tanto con Petróleos Mexicanos (Pemex) como con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Las modificaciones a la Constitución en 2013 y a las leyes secundarias en 2014 tuvieron el propósito de desplazar estas dos importantes empresas productivas del Estado a favor de los intereses comerciales de empresas privadas nacionales y trasnacionales.

Los integrantes del Pacto por México, le apostaron a la iniciativa privada, sobre todo extranjera, argumentando que México sería un país en desarrollo y bonanza. Sin embargo, la realidad nos mostro que estábamos en caída libre, gracias a las reformas impulsadas por la administración pública anterior. La dependencia hacia el exterior y sobre todo de aquellos que lo más valioso son las ganancias, jamás se preocuparían por el bienestar y progreso de un país, eso es lo que menos les puede interesar cuando lo que esta de por medio es el poder económico.

Las reformas profundamente corruptas, aprobadas por la alianza entre el PRI, PAN y PRD, fueron recubiertas y adornadas para darse a conocer a la población dentro de una envoltura supuestamente “modernizadora” a favor de la “competencia” del mercado. Pero la verdadera intención fue saquear los recursos naturales del pueblo mexicano a favor de los intereses de particulares. Donde México, quedaría al margen de toda competencia y toda oportunidad de desarrollarse, modernizarse y beneficiar a la población.

Quienes debieron haber mantenido la soberanía energética, en razón a su carácter representativo popular, fueron los primeros, que traicionaron la confianza de México y se vieron beneficiados a través de sobornos a legisladores clave por parte de empresas como Odebrecht.

Esos mismos partidos, que se unieron por el Pacto por México, ahora se agrupan bajo el lema de “México Sí”, acusando al gobierno de la Cuarta Transformación de ser “irresponsable” y de “traicionar” a la confianza de los inversionistas internacionales por medio de una nueva “expropiación” de la industria energética. Vaya pues, que cinismo.

Las reformas propuestas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador a la Ley de la Industria Eléctrica, constituyen un primer paso esencial hacia la recuperación de la soberanía nacional y la rectoría del Estado en materia energética.

Las reformas ya aprobadas por la Cámara de Diputados y el Senado, lo único que busca es revertir los efectos más nocivos de la reforma energética de Enrique Peña Nieto y poner en orden al mercado energético nacional con el fin de beneficiar a los consumidores mexicanos y la soberanía nacional.

Tampoco se puede negar, que la Ley de la Industria Energética, trastocará algunos contratos leoninos y fraudulentos firmados por el gobierno anterior, ello de ninguna manera implica afectación a la propiedad privada o al libre mercado sino que son acciones a favor del Estado de derecho y la competencia leal.

En pocas palabras, lo que se busca es juego parejo, sin trampas, sin ventajas y sin acciones ilegales que vayan en contra del pueblo de México.

Las reformas aprobadas, constituye la eliminación de los subsidios y los apoyos indebidos del Estado hacia empresas privadas de generación de electricidad. La ley anterior, obligaba a la empresa del Estado a suportar una amplia gama de costos de operación de las empresas privadas y también daba importantes ventajas al sector privado por encima de la CFE al determinar las prioridades del “despacho”, o la compra del suministro de electricidad, por la red eléctrica nacional.

Con las reformas aprobadas, se aumentará de manera significativa la utilización de las plantas de la CFE, generando un derrame adicional de recursos para el Estado mexicano de por lo menos 14 mil millones de pesos de inmediato y con un aumento de hasta 135 mil millones de pesos a lo largo de los próximos años.

La Secretaría de Energía ya había intentado resolver el problema de los subsidios y apoyos indebidos hacia el sector privado por medio de la aprobación de reformas a los reglamentos correspondientes durante el año pasado. Sin embargo, frente a los múltiples litigios en contra que avanzan por el sistema jurídico al amparo de las leyes neoliberales aprobadas por Peña Nieto, lo más prudente e inmediato era reformar la ley misma para asegurar jurídicamente de manera más sólida la nueva política energética de la Cuarta Transformación.

Las reformas se encuentran en congruencia con la normatividad en la materia, en particular el párrafo sexto del Artículo 27 de la Constitución que señala con toda claridad que: “Corresponde exclusivamente a la Nación la planeación y el control del sistema eléctrico nacional, así como el servicio público de transmisión y distribución de energía eléctrica”.

Y no hay que olvidar, para aquellos que desean olvidarlo, el masivo voto ciudadano a favor de Morena en 2018 tuvo precisamente la finalidad transformar a México, de revertir todo aquellos que no nos beneficiaba y si perjudicaba a la nación, de avanzar con paso firme a un cambio verdadero y sobre todo de emprender acciones a favor del Renacimiento de México.

La recuperación de la Soberanía Energética, es fundamental para el desarrollo y modernización de nuestra nación.

México, esta listo para participar en el mundo, sin llevar ventajas, pero tampoco que se pretenda participe con desventajas, el pueblo de México y su recurso humano, tiene la calidad suficiente para hacer un excelente papel en el concierto internacional.

Si no creemos en el pueblo, es que no creemos en México.

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