Hace 36 años, México padeció los
efectos de una crisis que derrumbo los sueños de gloria y optimismo que en esa época,
José López Portillo tenía en torno a su Política Económica y proyecto de
modernización. Los días de abundancia o por lo menos de estabilidad económica
seguían alimentando el animo de millones de mexicanos; sin embargo, las
condiciones a la baja que empezaban a darse en torno al precio de petróleo y la
inmensa deuda externa que se tenia, así como, inflación incontrolable, peso
sobrevaluado, abultados déficit fiscal y comercial, actividad agropecuaria
estancada, estructura industrial débil y certeza de que la moneda se depreciaría,
al tiempo que en el extranjero se pagaban altas tasas de interés, daba como
resultado la fuga de capital y en consecuencia la debacle de la economía
mexicana.
Nadie hizo nada en aquellos
momentos, tanto el sector público como el privado se mantuvieron agazapados
esperando que la tormenta cruzará por territorio nacional con la esperanza que
sus efectos fueran mínimos, pero la realidad que se vivió en esos momentos, despertó
a la ciudadanía que veían como se derrumbaba su presente y el futuro de sus
hijos, ante la negligencia y falta de efectividad de sus gobernantes y clase
empresarial.
En 1981, los precios del petróleo cayeron drásticamente e inició
la debacle económica del país y con el sueño de López Portillo se convertía en
una pesadilla para millones de mexicanos, en gran medida por la ceguera de su
gobierno, al apostar el futuro del país tan solo al petróleo y haber dejado
fuera sectores básicos de la economía mexicana. La crisis fue más profunda que
la del inicio del sexenio. En tan solo un mes, 9 mil millones de dólares
salieron del país. Sobre la República aparecían los fantasmas de la
devaluación, la inflación y la deuda exterior.
El presidente López Portillo,
en aquella ocasión quiso sacar fuerza de flaqueza ante la situación
prevaleciente del país y en conferencia de prensa en julio de 1981, acusó a los
especuladores de atentar contra la moneda mexicana, prometiendo que “defendería
el peso como perro”.
A partir de ese momento se darían una serie de errores, tanto del
sector público como empresarial, quienes contribuyeron a que México cayera en
una profunda crisis, sin olvidar la participación de intereses del exterior que
fueron parte importante de la crisis del país.
México, una vez más había sido
saqueado por intereses extranjeros, la clase empresarial había contribuido a la
debacle y los errores políticos y económicos del gobierno, generando que
millones de mexicanos conocieran los efectos de una crisis económica.
Y para cerrar con broche de
oro, por radio y televisión, la población escuchó la voz del presidente
anunciando el control de cambios y nacionalización de la Banca y rematando con
una más de sus frases histriónicas: “ya
nos saquearon. México no se ha acabado. Ya no nos saquearán”, mientras secaba
sus lágrimas frente a la nación.
Hoy México, se encuentra en
situación similar, la deuda que prevalece en el país y que sobrepasa el 50 por
ciento del Producto Interno Bruto, podría incrementarse ante los efectos de la
devaluación del peso, la débil economía mexicana que no ha logrado apuntalar a
sus principales sectores productivos y la perdida de una industria eléctrica y
petrolera ante las Reformas Estructurales realizadas por el Pacto por México,
sin olvidar la disminución de las reservas internacionales que han sido
utilizadas para contener la devaluación de la moneda ante el dólar, pueden
desembocar en una profunda crisis, rompiendo de tajo con las esperanzas y
expectativas de millones de mexicanos por un futuro mejor.
Se había dicho con insistencia
que el dólar llegaría a 20 pesos por dólar y nadie hizo nada. Ahora que esa
predicción se ha cumplido, el nerviosismo de los tecnócratas del gobierno
federal y del sector privado, se observa con plenitud.
Por cortesía de Youtube.
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