domingo, 3 de abril de 2016

Rumbo a las Elecciones del Estado de México. “La Revolución de las Conciencias de Morena enfrentará a la Corrupción de las Conciencias del PRI y demás partidos”.


A través de los años un fenómeno se ha incrustado de manera impropia en la forma de ser y comportarse de un gran número de ciudadanos que por una u otra razón han tomado ese modelo que incide de manera negativa en el desarrollo y crecimiento de un país, de un Estado, de un Municipio y de la propia comunidad.
Ese fenómeno es la corrupción, que se ha impregnado de manera peligrosa en una sociedad que actualmente vive, siente y percibe sus efectos devastadores que provoca la desunión, la falta de sensibilidad, la falta de armonía y la pérdida de valores provocando el incremento de la inseguridad, la violencia, la desigualdad, la discriminación, la ignorancia, la injusticia y la negligencia.
Hombres y mujeres, han caído por igual en una espiral de descomposición social que presagia una batalla encarnizada por el poder, el liderazgo, la dominación y sobre todo la descomposición social y humana.
Estamos en una guerra psicológica, donde los que han logrado sobresalir son aquellos que se dicen ser “Más inteligentes que los inteligentes”, sus actos y sus principios es la de ganar y obtener utilidades por su proceder, utilizando el mínimo esfuerzo, aprovechando sus mañas, su falta de respeto a la legalidad, a la moral y los valores. Son soberbios y derrumban conciencias arrastrando al vació a miles de ciudadanos que padecen necesidades reales o ficticias. Se ocultan detrás del poder, utilizan los recursos públicos para corromper y abanderan programas solidarios llenos de deslealtad, comprando conciencias y corrompiendo a hombres y mujeres por igual.
El concepto de corrupción es amplio. Incluye soborno, fraude, apropiación indebida u otras formas de desviación de recursos por un funcionario público, pero no es limitado a ello. La corrupción también puede ocurrir en los casos de nepotismo, extorsión, tráfico de influencias, uso indebido de información privilegiada para fines personales y la compra y venta de las decisiones judiciales, entre varias otras prácticas.
La corrupción significa la destrucción de la vida institucional, el desprecio por la legalidad y el triunfo de la ilegalidad e inmoralidad, en pocas palabras “el que no tranza no avanza”.
Acciones y paliativos se han emprendido con la firme intención de tratar de evitar el crecimiento de la corrupción y el enriquecimiento ilícito. Medidas que no reflejan acciones concretas que permita combatir la corrupción. La transparencia y rendición de cuentas, así como, el programa de 3 de 3, son simples aspirinas que en nada resuelven el verdadero problema de la corrupción, quienes promueven dichas medidas lo hacen a sabiendas que el problema de la corrupción no se resolverá a corto, mediano ni largo plazo, simplemente, es un show mediático, porque la honestidad no requiere de firmas y compromisos, dirían nuestros abuelos, la honestidad se encuentra en la palabra, en la honorabilidad de cada persona que lo confirma con su proceder.
La corrupción es un virus que se impregna en cada hombre y cada mujer, generando la división social y la división familiar, quien corrompe lo hace por un interés, quién se corrompe, también lo hace por un interés, la corrupción, por lo tanto es por interés.
La ciudadanía que juega sucio, de manera desleal y con una consciencia plena de realizar un acto ilícito, debe ser combatida con inteligencia, quitándole de la mano cualquier forma u oportunidad que le permita corromperse o corromper a su familia o su propia comunidad.
Este mal no solo lo podemos encontrar en el ámbito público, además, lo encontramos en ámbito privado, en las grandes esferas empresariales que buscan mantener privilegios y coadyuvan con recursos materiales o humanos para que sus privilegios y concesiones sigan en sus manos.
La corrupción es parte de la vida nacional y para poder combatirla no debe ser solamente hacía unos cuantos, debe ser combatido en todas las esferas sociales.
La corrupción es por hoy el principal problema social, económico y político que padece la sociedad en su conjunto, en ella no hay reglas, no hay moral, no hay principios, solo la acumulación de ganancias y el incremento de la soberbia personal y psicológica que lo hace creer y sentir que es superior por encima de los mismo Dioses.
En morena sabemos bien que esa forma de proceder y actuar debe ser combatida.
Hoy más que nunca la batalla será en las calles, en los centros de trabajo, en las empresas y en la propia industria, si en verdad deseamos Transformar a México con Cambio Verdadero, será indispensable erradicar y combatir la corrupción en sus diversas modalidades y señalar con plenitud a todos aquellos que por unas cuantas monedas corrompen la conciencia de miles y miles de mexicanos.
No queremos más espejitos, ni despensas, ni promesas, deseamos un México que nos permita disponer de empleo, de oportunidades de bienestar y desarrollo profesional y humano. Deseamos romper con aquellos esquemas que han permitido que un Partido siga en el poder a pesar del desastre político, económico y social que tiene sumido al país.
Necesitamos darle la espalda aquellos partidos, que no lograron alcanzar las metas de Transformación y cambio, y que ahora por unos cuantos puestos han vendido la conciencia, la democracia y la riqueza de México. El PAN, el PRD y los demás partidos satélites, ni pichan, ni cachan ni dejan batear, ahora son simples dependientes del sistema.
La Revolución de la Conciencia que habrá de emprender morena, debe encauzar a la sociedad mexicana a un nuevo nivel de desarrollo, crecimiento y transformación social.

La batalla entre Corrupción de las Conciencias contra la Revolución de las Conciencias ha iniciado y en los procesos electorales del 2016, 2017 y 2018 se sabrá si México tiene esperanza de salir adelante o si está dispuesto a seguir con más de lo mismo. 

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