viernes, 21 de julio de 2023

Una oposición sin criterio, sin identidad, sin visión, ni expectativa está condenada a la desaparición de la escena política nacional.


Aspirar a la Presidencia de la República, no es nada más !Viva México! y me lanzo al ruedo con mi botarga, mi silla encadenada, mi bicicleta y el apoyo incondicional de los medios de comunicacion y la sociedad Civil, y con ello, logra subir como la espuma en las preferencias electorales de las encuestas patito y ya, alcanzando el término de los expertos y grandes conocedores de ser un fenómeno para aspirar a la silla presidencial.

Bajo tal expectativa y sueño guajiro, lo más seguro será un fracaso rotundo al tratar de considerar que el electorado no tienen la capacidad de análisis y reflexión y que habrá de ser influenciados por los medios de comunicación, que tan equivocados están.

Hay que ser serios y sobre todo tener una visión más cercana a la gente, un aspirante que no muestre en su actuar el disponer de ética, valores, ser solidario, fraternal, empático y disponer del conocimiento pleno del teje y maneje de las finanzas públicas y la economía a nivel nacional e internacional, está condenado al fracaso.

 No solo es, quererse echarse a la uña un trompo. Es mostrar con plenitud a través de las palabras y el diálogo que es factible un México humanista, de transformación y cambio.

Quienes se aferran al pasado y sus privilegios de antes y lo muestran con sus propuestas y consideraciones es que aún no aceptan el mensaje de la población emitido en las urnas en el 2018, y están condenados a su desaparición política y social eminente. 

Una oposición alejada de la población es una oposición sin alma ni esperanza para millones de ciudadanos que anhelan un futuro con cambio verdadero donde lo fundamental es el pueblo de México y el fortalecimiento de sus instituciones a través del trabajo pleno de quienes lo representan. Una oposición sin pueblo es una oposición sin alma, un simple cascarón.


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