Tal parece que el PRI tendrá que pasar por la misma dinámica del PRD, ya que existen puntos consistentes que permiten deducir que la única alternativa que les queda a quienes hoy renuncian al Revolucionario institucional es conformar un nuevo partido político.
La historia se repite, esa historia que dio lugar a que morena como asociación civil, tomara el camino de separarse del PRD y los partidos de izquierda y avanzar por un camino distinto, bajo principios, lineamientos y proyecto alternativo de nación propio en virtud que el Sol Azteca estaba tomado por una diligencia a modo para el oficialismo de aquellos momentos. Esa historia se repite ahora en el tricolor.
La dirigencia del PRI ha hecho todo lo posible no solo por debilitar y hacer añicos una institución partidista en un periodo muy breve, prácticamente, lo ha colocado al borde de su desaparición y quienes hoy desean recuperar la historia y la época de oro del partido, saben a ciencia cierta que no lo lograrán en el revolucionario institucional y que es necesario una nueva ruta y valoran si debe seguirse los pasos del movimiento regeneración Nacional que en un periodo corto e histórico logró ser una institución política de primer orden que no solo dispone de la presidencia de la República, además, cuenta con 23 gubernaturas y la mayoría de congresos locales y el Federal, así como, senadurías, municipios y la confianza de la población.
Quienes ahora renuncian al PRI deberán asumir un camino que se encamine a la conformación de un nuevo instituto político, buscando que su organización, estructura y estatutos estén cercano a la gente y la población.
Ese es el nuevo reto y el nuevo horizonte que tendrán todos aquellos que hoy renuncian al Revolucionario institucional, reconstruir el partido ya no es opción ya que está secuestrado y desprestigiado. Es el momento de cambiar y transformar, de regresar a los principios de lo que antes fue el PRI y surjan nuevas figuras políticas con nuevos proyectos que atraigan y motiven a la población y pueda enfrentar a morena.
Sin embargo, la nostalgia y la identidad priísta será un talón de Aquiles, ya que el arraigo es de décadas y no es fácil desprenderse de esa historia reciente del PRI que ha sido con más pena que gloria.
Veremos qué rumbo asumen quienes hoy renuncian al Revolucionario institucional.
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