lunes, 24 de agosto de 2020

Todos somos parte de la Gran Transformación con Cambio Verdadero.

Hoy como ayer, que a nadie se le olvide, las nuevas generaciones están desempeñando un papel muy importante en la renovación o reforma política nacional, siguen siendo un elemento fundamental que alienta, empuja, provoca y abandera la vida política, económica y social del país.
Hoy como ayer, la participación de diversas generaciones, su enlace, su mutuo entendimiento esta permitiendo a nuestro país mantener la movilidad política, la continuidad y la innovación, conjuntando los ímpetus juveniles con la serenidad y prudencia que da la experiencia.
Sin embargo, no podemos negar, que a las generaciones de experiencia, aún les gana ese ímpetu que los ha caracterizado a través de diversas décadas de lucha, pero hay que tener serenidad y prudencia ante los nuevos desafíos que estos nuevos tiempos de transformación y cambio verdadero nos exige, hay que mantener la calma y avanzar en un tema básico el relevo generacional, con el fin de que lo obtenido, lo logrado, no se diluya en un mar de confusiones.  
Hoy como ayer, hay que repasar una vez más las lecciones que nos deja con letras de oro nuestra historia. En morena, partido joven de escasos cinco años de existencia, es una institución política que entre mezcla la participación de diversas generaciones, donde la convicción, el consenso y el respeto han fomentado la comunicación entre las propias generaciones.
A través de la historia, se han repetido diversos fenómenos y uno de ellos ha sido el encuentro y la participación de diversas generaciones en torno a un proyecto común.
En morena, es punto programático de nuestro partido la participación de diversas generaciones, ya que éstos son artífices de cambios y transformaciones que demanda nuestra propia sociedad.
Hoy como ayer, podemos mencionar esos lazos de coincidencia que la historia misma nos ofrece. Si hablamos sobre las edades de nuestros dirigentes políticos en la lucha por la Independencia, por el triunfo del liberalismo y en la batalla contra la Intervención, así como sobre los precursores y actores de nuestra Revolución, sin olvidar el México contemporáneo y lo que hoy nos llena de orgullo la Cuarta Transformación, basta con observar quienes han sido los precursores de esta nueva historia.
Sólo el antiguo régimen, el porfirismo, gobernó prácticamente como una generación cerrada, contenida en sí misma, cortando la movilidad política, manteniendo a las generaciones en un estado de pausa, lo que muchos estudiosos del tema consideran causa y efecto de su estrepitosa caída.
Lo que realmente esta sucediendo en nuestro ámbito político, económico y social actual, es una reiteración histórica.
Hoy como ayer, se pretende que haya una sustitución rápida de los adultos y los viejos, a quienes se les pretende mandar a su casa por los adolescentes, los casi niños. Este error, lo cometió el PRI de manera reciente, el Nuevo PRI sustituyo al Viejo PRI, el resultado de esta decisión fue la debacle del propio PRI, ya que resulto que el Nuevo PRI fue peor que el Viejo PRI.
Lo mismo ocurrió con el PAN, las viejas generaciones fueron sustituidas por esa clase política encabezado por el Hijo Desobediente, provocando su debacle. Y que decir del propio PRD, que ante su inmovilidad política y reflexiva, mantuvo a diversas generaciones en un punto muerto y las nuevas generaciones no lograron destrabar esa pasividad y entorno de desencuentros de identidad política y social, hasta que arribo morena, generando espacios de encuentro y participación de las propias generaciones en torno a un Proyecto Alternativo de Nación y la Transformación con Cambio Verdadero.
Hay que decirlo con claridad, no es verdad que los adultos o viejos acaparen la experiencia, que este sea su propio monopolio, para nada, la experiencia se logra y se obtiene por la propia participación constante en la vida pública del país, bajo sus diferentes formas y fondos de aplicación.
En morena, las diversas generaciones han venido participando de manera organizada y eficiente en la conformación de la propia Cuarta Transformación, tanto unos como otros, han sumado esfuerzos, capacidades, experiencias, así como sueños, anhelos y esperanzas por un México Humano, pacifista e innovador.
Hay que recordar, que en décadas pasadas, a las nuevas generaciones, en su deseo de ascenso a la responsabilidad, se les decía lo siguiente: todavía no, te falta formación, te falta experiencia; y ahora, mediante un brusco viraje, se les dice: ya no, pasó tu tiempo.
Quienes aún piensen de esta manera, es que no son generaciones que se hayan conformado y formado en morena, son generaciones que tienen formaciones anticuadas y arcaicas.
Hoy como ayer, juventud y vejez no son categorías biológicas. Sólo un principiante puede pensar que la reforma política se realiza con el puro ascenso de los jóvenes.
Sólo un novato puede pensar en los cambios bruscos de generaciones.
¿Puede haber cambios súbitos de generaciones? La historia lo niega. Ni en los periodos violentos tal fenómeno se presenta con claridad. Los biológicamente jóvenes que han ascendido y que seguirán ascendiendo a la responsabilidad política y administrativa, deben tener sus años de formación y sus años de gestión, quienes coloquen a los jóvenes en responsabilidades que superan su capacidad misma de formación, están cometiendo un grave error, ya que en vez de generar jóvenes con identidad y visión social, estarán creando generaciones ambiciosas, corruptas y deshonestas que pueden dar al traste con la transformación y el cambio verdadero, hay botones de muestra de manera reciente, de otras instituciones políticas que se desquebrajan de manera irremediable por ceder espacios de responsabilidad a generaciones no preparadas moralmente aptas.
Cuando un hombre o mujer está en la gestión, se está formando, está aprendiendo. El hombre o mujer que en un momento dado se considera formado sólo es un pobre hombre o mujer, ya que ha logrado su cometido y se sentará a esperar.
En morena, nadie puede estar en espera o sentado, ni con los brazos cruzados, ni inventando revoluciones, ni independencias a diestra y siniestra, lo fundamental se encuentra en la transformación de su entorno, su ámbito, su región, su estado y el propio país, tareas permanentes que son constantes que no alcanza ni la propia vida para lograr los resultados esperados por las propias generaciones que la impulsan. Pero si se contribuye en su avance y germinación.
La juventud, es un estado anímico. Para ser joven o viejo, la edad no cuenta. Se es joven cuando se tiene impaciencia por los problemas y no por los problemas personales. Se es joven cuando se está animado de constante inquietud, de propósitos de reformar. Se es viejo cuando se aspira a la quietud, cuando se detiene la mirada hacia atrás.
Se es joven cuando se ve la vida “como un deber y no como un placer”, cuando nunca se admite la obra “acabada o cumplida”, cuando nunca se cree estar ante algo perfecto.
Se es joven si se está lejos de la docilidad y el servilismo, si se cree en la solidaridad y en la fraternidad. Se es joven cuando se quiere transformar y no conservar, cuando se tiene la voluntad de hacer y no de poseer, cuando se sabe vivir al día, para el mañana; cuando se ve siempre hacia adelante, cuando se mantiene el espíritu de continuar haciendo, cuando se mantiene el anhelo por el futuro y la renovación.
Se puede tener mil años y ser joven. Hay jóvenes que tienen pocos años; sin embargo, han entrado a la vejez antes de tiempo, debido a su inmovilidad, a su falta de innovación y creatividad, a su falta de esperanza y desilusión.
Para ser joven o viejo lo que menos que debe observarse es la edad. Joven o viejo, depende del papel que te brinda la vida en este escenario nacional, solo la muerte puede detener tu labor cotidiana y permanente en torno a la propia transformación, pero a pesar de ello, habrá jóvenes y adultos que continuarán la tarea que se deja pendiente.
Solo resta decir, espacial reconocimiento a todos aquellos héroes y guerreros anónimos que a través de su esfuerzo y dedicación han sido parte de este cambio y transformación. Aún hay mucho por hacer, donde seguirán entre lazándose diversas generaciones, se mantendrá el mismo espíritu de lucha y conciencia a favor de la transformación y el renacimiento de México, esperando que las nuevas generaciones logren consolidar el legado que viejos y jóvenes, han dejado en los años recientes, estamos en un periodo de transición.

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