viernes, 1 de septiembre de 2017

Quinto Informe de Gobierno y el inicio del adiós de EPN.

En plena recta final la Administración de Enrique Peña Nieto, donde su ventaja obtenida en sus dos primeros años, que lo llevaron a ser considerados como el Salvador de México, ha quedado en el olvido.
Hoy por hoy, la administración de EPN, atraviesa por una debacle que no ha logrado superar desde el 2014, el Gobierno Federal no ha logrado levantar una economía que simplemente no desga, la depreciación constante del peso, el incremento de la inflación y de la deuda pública, la reducción de la inversión pública en materia de infraestructura; la falta de voluntad para resolver el caso de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, de los más de 30 mil desaparecidos, así como las masacres de migrantes y las fosas clandestinas, el creciente número de feminicidos sin resolver; la “Casa Blanca” y la de Malinalco; el incremento de asesinatos dolosos y el gasto desmedido en comunicación política, como el incremento de la pobreza y la marginación, maquillada por las instituciones oficiales que utilizan otros indicadores para procurar mostrar una realidad que no existe en papel, pero se observa con plenitud en todo territorio nacional, demuestra que el Gobierno de Enrique Peña Nieto, llega a su último año de gobierno debilitado y en pleno debacle.
Los resultados del Pacto por México un día después de su toma de protesta y la puesta en marcha de 11 reformas estructurales que para la sociedad mexicana han resultado una regresión en sus derechos laborales y fuerte dolor de cabeza, los bolsillos de la población reflejan perdidas, los bajos salarios y los altos precios no permite el ahorro de las familias, las alzas al costo de los energéticos, una reforma educativa que en tres años tuvo que ser prácticamente reformulada, que en nada contribuye a mejor los niveles de calidad de la educación y tampoco ha contribuido a mejorar la infraestructura educativa, ya que existen espacios educativos que padecen de lo elemental para la enseñanza, da como resultado que las Reformas Estructurales no fueron transformadoras y que han sido una verdadera carga para la ciudadanía en general.
La percepción ciudadana es clara, hay muchos pendientes.
Las cifras de empleo, son engañosas, porque los ingresos continúan siendo muy bajos y desiguales regionalmente y la informalidad se coloca por arriba del 55 %.
A ello se le suma una inflación que se mantuvo muy estable hasta inicio de año, pero luego se aceleró hasta registrar un 6,44 % interanual en julio.
Lo anterior se deriva al polémico aumento gubernamental de las gasolinas en el marco de una liberalización del sector, y a la depreciación del peso, que encareció las importaciones.
Cabe recordar, que cuando Peña Nieto empezó su mandato, la moneda mexicana se ubicaba en 12,96 dólares y hoy se coloca en 17,79.
Los recortes presupuestales al gasto público que afectaron programas sociales y obra pública, han sido medidas que habrán de impactar en el presupuesto del 2018.
La corrupción y los sobrecostos son el talón de Aquiles de un Gobierno que ha sido muy malo gastando, muy malo en la calidad del gasto y muy malo en la ejecución de proyectos y asignación de contratos.
Y que decir de la inseguridad, que ha llevado al hartazgo a buena parte de la ciudadanía y dejando por los suelos la popularidad de Peña Nieto, según encuestas.
La gente no solo está enojada por la violencia, sino además, por la parte económica que no alcanza a percibir en sus bolsillos.
Como candidato a la Presidencia, Peña Nieto firmó 266 compromisos ante notario público, le faltan por cumplir 106, los cuales estaban encaminados con la construcción de carreteras, hospitales, plantas de tratamiento y sistemas de transporte local, la mayoría son obras públicas muy difíciles de cumplir, ofreció garantizar la seguridad pública en ciudades con altos índices de violencia, como Acapulco y Veracruz, tampoco lo cumplió. 
Peña Nieto, quizá ha tenidos éxitos, para unos cuantos, pero para las mayorías estos no se reflejan en el bolsillo de los mexicanos promedio, que no siente los beneficios de las reformas estructurales. Lo que si ha sentido la población es el gasolinazo, el incremento de los precios de la canasta básica, sobre todo de aquellos productos de mayor necesidad para la población.
Se habla de un crecimiento débil pero sustentado de la economía, pero este no se percibe, no se siente, no se palpa, como si no existiera.
El crecimiento del PIB ha tenido un comportamiento débil, el PIB de México creció el 2,3 % en 2016, un 2,5 % en 2015, un 2,1 % en 2014 y el 1,4 % en 2013, resultados muy similares al promedio de los últimos 30 años.
Otro de los avances que se da a conocer es el buen desempeño en los últimos meses de las exportaciones -un 10,4 % anual en el primer semestre- o el auge de la inversión extranjera, pese a que la incertidumbre arraigada al fenómeno Trump tiende a frenará. Lo anterior, sumado a un índice de desempleo de 3,4 % del total de la población activa en julio, marca una ligera disminución, derivada por el consumo interno.
En cuanto al porcentaje de mexicanos en situación de pobreza, según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), se pasara del 45,5 % en 2012 al 43,6 % en 2016.

Como podrá observarse, se deberá tener mucho cuidado con las cifras de los principales indicadores, con el fin de poder realizar análisis serios que permita prever hacia donde se dirige la economía mexicana y tener muy presente como viene el Paquete Económico 2018.

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