miércoles, 13 de septiembre de 2017

Ha llegado el momento de morena Rumbo al 2018 y los Consejeros estatales tienen la última palabra.

No se equivoquen ni pretendan engañar a la gente, si realmente deseamos el cambio verdadero, debemos predicar con el ejemplo. Es momento de atraer, de sumar, de multiplicar y de generar condiciones favorables a favor de nuestros principios básicos, valores y el proyecto de nación; quienes restan, excluyen, dividen, no son dignos de estar en morena.
Quienes se apartan de la institucionalidad y del trabajo en equipo buscando afanosamente puestos y cargos públicos a través de la confrontación y el debate irrespetuoso y poco serio, pretendiendo provocar confusión y caos político, se equivocaron de institución política.
Hoy más que nunca hay que cerrar los caminos al oportunismo, al nepotismo, al amiguismo, a las camarillas, a los arribistas y trepadores; así como a los sabihondos, cada uno de estos personajes son los que han provocado el hartazgo de la ciudadanía en la política. La soberbia es una mala consejera.
En política lo importante es convencer, persuadir, no impresionar, conjuntar esfuerzos y voluntades, unir y trabajar en equipo.
En política lo que no es posible es falso.
Hagamos mejor política y acabemos con la politiquería, esa que ha sentado sus raíces en nuestro país, donde el aprovechamiento egoísta del poder o de la posición pública para fines de vanidad o enriquecimiento son el pan nuestro de cada día.
Tenemos que elevar la contienda interna, promover las ideas, alzar la mira: que todos los militantes que aspiren a ser coordinadores organizacionales municipales y distritales, se esfuercen por formar base ciudadana, convenzan a sus compañeros de partido, generen mayor participación de simpatizantes por su conducta, comportamiento, honorabilidad, presencia y su modo de pensar y se olviden de las antesalas y de los corredores en las oficinas de funcionarios o dirigentes, esperando tener el visto “bueno” de los altos jerarcas.
Estar con la gente y con ella, debe ser el mecanismo que permita que su participación por un puesto de coordinación sea el elemento básico de su postulación y designación, y no por arreglos desde la cúpula.
Antes de pensar en el avance democrático de la nación, debemos de experimentar ese avance al interior del Movimiento Regeneración Nacional, en posición abierta y crítica, donde nuevos modelos y formas de competir y elegir sean puestos en marcha, con la plena intensión de detectar e identificar a los mejores hombres y mujeres que habrán de representarnos en los procesos electorales contra los otros partidos.
En la contienda electoral no queremos ni necesitamos los fraudes, ni debemos permitirlo. Hay que concurrir con las mejores plataformas, con las mejores ideas, con los mejores hombres y mujeres, aquellos que estén más cercanos a  los obreros, a los campesinos, a los intelectuales, a los técnicos, a nuestra golpeada y variada clase media. Aquellos que se puedan identificar de manera clara con el electorado.
Debemos ser precavidos frente a comportamientos negativos, frente a conflictos internos irrelevantes que magnificamos. Que la unidad sea movilidad, que la participación sea consciente y en armonía, que exista organización, planificación, estrategias, líneas de acción, objetivos y metas concretas a cumplir.
Puertas abiertas para que ingresen quienes tengan algo que aportar; puertas abiertas para que se vayan los oportunistas, mal que sufre cualquier partido que se encuentra en la antesala del éxito.
No podemos ignorar, que las posibilidades de infiltración son grandes; pero ésta no debe ser tan grande que pueda dar origen a una ruptura. Distinto sería si la dejáramos aumentar. Por consiguiente, depurar puede garantizar la pujanza y la verdadera unidad para Transformar con cambio verdadero el presente y el futuro.
Así como no basta la violencia para que estemos frente a una revolución, no es suficiente la paz, si no es dinámica, si no es aprovechada para reformas revolucionarias, si no está acompañada de una auténtica voluntad transformadora para que haya revolución de consciencias y sobre todo el Renacimiento de México.
Sabemos que el fuego no se combate con fuego, que la violencia sólo apuntala el retroceso; por tanto, con la fuerza de la política procuremos desterrar las causas que contribuyen a que se generen actitudes antisociales y que valores, ética y honorabilidad permeen la voluntad humana. Solo el Pueblo puede salvar al Pueblo.
Respeto para quienes, piensan distinto a nosotros.
Si en verdad deseamos disminuir la violencia, debemos evitar la violencia. La urbanidad en las relaciones políticas es requisito para la convivencia pacífica. Debemos ser inflexibles en la defensa de nuestros principios básicos como no mentir, no robar y no traicionar, pero respetuosos en las formas, pues en política, la forma es fondo, una máxima que debe tenerse muy en cuenta en todo momento.
La experiencia de los militantes de nuestro Partido, de los fundadores, de quienes han caminado una y otra vez las avenidas, las carreteras, las calles, las colonias, unidades habitacionales, conjuntos urbanos y que han contribuido a la grandeza actual de la institución, deben ser reconocidos y apoyados, porque sin ellos no estaríamos en el lugar en que en estos momentos nos encontramos.
Sólo los necios rechazan la experiencia acumulada, el estilo y la forma de organización que nos ha permitido crecer y avanzar y ha sido el sello distintivo del movimiento regeneración nacional. Prescindir de ella nos haría incurrir en errores por olvidar cómo se han sorteado en el pasado inmediato problemas, si no iguales, sí similares a los que tenemos en el presente y habremos de tener en el futuro.
La experiencia evita pasos en falso, pero no debemos olvidar del ímpetu de nuestros jóvenes que al igual que los experimentados transitan por un sendero de grandes retos.
México es un país de viejos y jóvenes, conjuntemos su esfuerzo y voluntad, su experiencia y los deseos de aprendizaje para forjar una nueva cultura política que este a favor de la ciudadanía y del bienestar social.
La participación de los jóvenes en los puestos representativos y de organización, también debe ser un elemento importante a considerar para consolidar a morena. No es una promesa para los jóvenes, es una invitación a que actúen políticamente ahora para que ayuden a forjar un mejor mañana.
Debe cancelarse cualquier barrera para el ascenso político de las nuevas generaciones. A los jóvenes y a los que no lo somos nos inquieta el futuro de México.

Hoy más que nunca, la unidad y la participación debe ser la constante que nos lleve a alcanzar el éxito. No podemos equivocarnos y sobre todo, quienes tienen la gran responsabilidad de decidir por nuestros futuros coordinadores organizacionales, no pueden equivocarse en su selección y elección.

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