jueves, 10 de septiembre de 2020

El cuento de Juan y el Joven Político, cualquier parecido con la vida real, es pura coincidencia.

Una soleada mañana, Juan decidió escuchar el discurso de un político joven que hablaba de solidaridad y el deseo de apoyar a los menos tienen.
Mientras Juan, observaba y escuchaba con atención el discurso del joven político, escuchó que el Joven político se lamentaba:
-¡Qué triste me siento! ¡Siempre creí que por ser joven, vanguardista e innovador, tendría la oportunidad de lograr el éxito y poder apoyar a quiénes menos tienen. Pero muy pocos, me escuchan! ¡A quien le importa un político joven que no consigue la atención de la ciudadanía! ¡Ni siquiera de los más allegados!
-¿A que se debe tanta desdicha?- preguntó Juan al joven político.
-Pues en realidad, hace más de dos años que me gradué y he buscado trabajo, pero me gusta la política y deseo ayudar a los que menos tienen, pero como veras, muy pocos me escuchan y ya se acerca los procesos para las candidaturas y no logro atraer la atención de nadie, si no tengo capital político no podré aspirar a una candidatura.

-¡Oh! ¡Que triste! Quisiera ayudarte, pero no sé como, expreso Juan.
-¿Crees que puedas convocar a tus conocidos, familiares, amigos y vecinos para que puedan escucharme y conozcan mis propuestas para ayudar a los que menos tienen?- Preguntó el joven político.
-¡Claro!- dijo Juan- ¡Es una excelente idea!, voy a convocar a familiares, amigos, vecinos y conocidos del rumbo y juntos estaremos aquí para escucharte y apoyarte ¡Ya verás!
-¡Muchas gracias Juan!- Exclamó el joven político.
El día de la asamblea, se presentaron, familiares, amigos, vecinos, conocidos y hasta personas extrañas, para escuchar las propuestas y proyectos para ayudar a los que menos tienen, dirigidos por Juan.
-¡Gracias! ¡Muchas gracias a todos! ¡Que feliz y vivo me siento!- Exclamó el joven político, el cual logro reunir un capital político que le permitió aspirar a una candidatura.
En los días subsecuentes, Juan y la gente, se reunían para escuchar al joven político y apoyar su candidatura, la generosidad de la gente por impulsar al joven político era evidente, fraternal y solidaria.
Poco a poco el joven político, logro obtener resultados favorables y ganar la elección para ser representante popular. Todo era felicidad para el joven político, quien saboreaba las mieles de la victoria gracias a Juan y su labor para ayudar al nuevo representante popular.
¡Que extraordinario! El joven político hacia realidad su sueño y ahora se codeaba con grandes personajes de la política.
Juan y quienes apoyaron al joven político se encontraban felices y decidieron organizar una fiesta.
Sin embargo, el joven político, se negó a participar en la fiesta, ya que por sus múltiples ocupaciones y compromisos, tenia que estar compartiendo su tiempo con los personajes principales de la política.
Las peticiones de apoyo y las ayudas que había prometido para los que menos tienen, ya se le había olvidado al joven político, las llamadas de la gente no las atendía y el cumulo de peticiones de la ciudadanía, las guardaba en un cajón, sin siquiera revisar el contenido de cada una de las cartas y misivas que recibía.
Juan, junto con sus familiares, amigos, vecinos, conocidos y ciudadanos que había apoyado al joven político se sentían decepcionados, traicionados y olvidados, alejándose con la tristeza en sus rostros por la actitud del joven político a quien tanto habían ayudado.
Poco a poco, la gente se alejo y dejaron de visitar al joven político. El cual embrujado por el néctar de la soberbia, su nuevo circulo de amigos de personalidades de la política lo alejaban más y más del contacto con la gente.
Ante la falta de atención a la ciudadanía, la soberbia y arrogancia que mostraba el joven político, en las altas esferas se supo de la actitud poco profesional y humilde que mostraba el representante popular con la ciudadanía y existían voces de que en una nueva elección, no tendría el apoyo de las grandes esferas de la política.
El joven político, que se entero de lo que acontecía y ya no podría participar en una nueva elección por no disponer de capital político, lloró desconsoladamente. Su tiempo de gloria y grandeza estaba a punto de concluir para el joven político.
Una vez más Juan, se entero de la desgracia y el arrepentimiento del joven político.
-¿Qué te pasa joven político? ¿Por qué te lamentas y lloras?- Preguntó Juan.
-¡Estoy muy triste! ¡Se perfectamente que les falle, que no cumplí mis promesas y que los ignore y olvide, cuando debí haber sido humilde, responsable y confiable, sobre todo con quienes me brindaron el apoyo, ahora me encuentro solo, sin el apoyo y cada vez más aislado, por consecuencia ya no podre aspirar a otro cargo de representación popular!
-No llores, joven político, nosotros te vamos a brindar una vez más la confianza, pero debes cambiar de actitud y con hechos cumplir tus promesas incumplidas- Dijo Juan.
Poco a poco el joven político, logro revertir la situación, apoyo a quienes lo habían apoyado, participo activamente y atendió a la ciudadanía de manera inmediata, dando respuesta y soluciones a las peticiones y solicitudes de apoyo que antes se había negado a concretizar. Ante el cambio de actitud y el deseo de transformación y regeneración social que mostraba el joven político, recibió el apoyo de la ciudadanía y la gente para una vez más contender por un nuevo cargo de representación popular.
Fue así que el joven político, logro comprender el valor del agradecimiento, del servicio, de la generosidad y la solidaridad. Lograr alcanzar los sueños, anhelos y esperanzas, se traduce en dar cumplimiento de manera cabal a las promesas y ser parte de la transformación con hechos y no con discursos, las palabras se las lleva el viento, pero los hechos se quedan por años, décadas y siglos.

Quien es agradecido por el apoyo que brinda la gente, siempre alcanzará grandes metas.  

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