Una soleada mañana, Juan decidió escuchar
el discurso de un político joven que hablaba de solidaridad y el deseo de
apoyar a los menos tienen.
Mientras Juan, observaba y escuchaba con
atención el discurso del joven político, escuchó que el Joven político se
lamentaba:
-¡Qué triste me siento! ¡Siempre creí que
por ser joven, vanguardista e innovador, tendría la oportunidad de lograr el
éxito y poder apoyar a quiénes menos tienen. Pero muy pocos, me escuchan! ¡A
quien le importa un político joven que no consigue la atención de la ciudadanía!
¡Ni siquiera de los más allegados!
-¿A que se debe tanta desdicha?- preguntó Juan
al joven político.
-Pues en realidad, hace más de dos años que me gradué y he buscado trabajo, pero
me gusta la política y deseo ayudar a los que menos tienen, pero como veras,
muy pocos me escuchan y ya se acerca los procesos para las candidaturas y no
logro atraer la atención de nadie, si no tengo capital político no podré
aspirar a una candidatura.
-¡Oh! ¡Que triste! Quisiera ayudarte, pero
no sé como, expreso Juan.
-¿Crees que puedas convocar a tus
conocidos, familiares, amigos y vecinos para que puedan escucharme y conozcan
mis propuestas para ayudar a los que menos tienen?- Preguntó el joven político.
-¡Claro!- dijo Juan- ¡Es una excelente
idea!, voy a convocar a familiares, amigos, vecinos y conocidos del rumbo y
juntos estaremos aquí para escucharte y apoyarte ¡Ya verás!
-¡Muchas gracias Juan!- Exclamó el joven
político.
El día de la asamblea, se presentaron,
familiares, amigos, vecinos, conocidos y hasta personas extrañas, para escuchar
las propuestas y proyectos para ayudar a los que menos tienen, dirigidos por Juan.
-¡Gracias! ¡Muchas gracias a todos! ¡Que
feliz y vivo me siento!- Exclamó el joven político, el cual logro reunir un
capital político que le permitió aspirar a una candidatura.
En los días subsecuentes, Juan y la gente,
se reunían para escuchar al joven político y apoyar su candidatura, la
generosidad de la gente por impulsar al joven político era evidente, fraternal
y solidaria.
Poco a poco el joven político, logro obtener
resultados favorables y ganar la elección para ser representante popular. Todo era
felicidad para el joven político, quien saboreaba las mieles de la victoria
gracias a Juan y su labor para ayudar al nuevo representante popular.
¡Que extraordinario! El joven político
hacia realidad su sueño y ahora se codeaba con grandes personajes de la
política.
Juan y quienes apoyaron al joven político
se encontraban felices y decidieron organizar una fiesta.
Sin embargo, el joven político, se negó a
participar en la fiesta, ya que por sus múltiples ocupaciones y compromisos,
tenia que estar compartiendo su tiempo con los personajes principales de la
política.
Las peticiones de apoyo y las ayudas que había
prometido para los que menos tienen, ya se le había olvidado al joven político,
las llamadas de la gente no las atendía y el cumulo de peticiones de la ciudadanía,
las guardaba en un cajón, sin siquiera revisar el contenido de cada una de las
cartas y misivas que recibía.
Juan, junto con sus familiares, amigos,
vecinos, conocidos y ciudadanos que había apoyado al joven político se sentían
decepcionados, traicionados y olvidados, alejándose con la tristeza en sus
rostros por la actitud del joven político a quien tanto habían ayudado.
Poco a poco, la gente se alejo y dejaron
de visitar al joven político. El cual embrujado por el néctar de la soberbia,
su nuevo circulo de amigos de personalidades de la política lo alejaban más y
más del contacto con la gente.
Ante la falta de atención a la ciudadanía,
la soberbia y arrogancia que mostraba el joven político, en las altas esferas
se supo de la actitud poco profesional y humilde que mostraba el representante
popular con la ciudadanía y existían voces de que en una nueva elección, no
tendría el apoyo de las grandes esferas de la política.
El joven político, que se entero de lo que
acontecía y ya no podría participar en una nueva elección por no disponer de
capital político, lloró desconsoladamente. Su tiempo de gloria y grandeza
estaba a punto de concluir para el joven político.
Una vez más Juan, se entero de la
desgracia y el arrepentimiento del joven político.
-¿Qué te pasa joven político? ¿Por qué te
lamentas y lloras?- Preguntó Juan.
-¡Estoy muy triste! ¡Se perfectamente que les
falle, que no cumplí mis promesas y que los ignore y olvide, cuando debí haber
sido humilde, responsable y confiable, sobre todo con quienes me brindaron el
apoyo, ahora me encuentro solo, sin el apoyo y cada vez más aislado, por
consecuencia ya no podre aspirar a otro cargo de representación popular!
-No llores, joven político, nosotros te
vamos a brindar una vez más la confianza, pero debes cambiar de actitud y con
hechos cumplir tus promesas incumplidas- Dijo Juan.
Poco a poco el joven político, logro revertir
la situación, apoyo a quienes lo habían apoyado, participo activamente y atendió
a la ciudadanía de manera inmediata, dando respuesta y soluciones a las
peticiones y solicitudes de apoyo que antes se había negado a concretizar. Ante
el cambio de actitud y el deseo de transformación y regeneración social que
mostraba el joven político, recibió el apoyo de la ciudadanía y la gente para
una vez más contender por un nuevo cargo de representación popular.
Fue así que el joven político, logro
comprender el valor del agradecimiento, del servicio, de la generosidad y la
solidaridad. Lograr alcanzar los sueños, anhelos y esperanzas, se traduce en
dar cumplimiento de manera cabal a las promesas y ser parte de la
transformación con hechos y no con discursos, las palabras se las lleva el viento,
pero los hechos se quedan por años, décadas y siglos.
Quien es agradecido por el apoyo que
brinda la gente, siempre alcanzará grandes metas.
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