miércoles, 14 de octubre de 2015

El regreso de “El Juglar” en Santa Clara Coatitla…. ¿será?.

El aroma del recuerdo regresa con un buen café
Hace más de treinta años, un espacio donde los estudiantes de diversas carreras acudían a consumir sus sagrados alimentos, era el comedor y la cafetería de la UAM Xochimilco, un espacio donde la convivencia y la armonía entre los amigos y no amigos reflejaban el sitio ideal para tratar asuntos de interés de los propios estudiantes. Un espacio, en donde conversaciones intimas entre dos enamorados estudiantes se observaba con agrado, donde la armonía y la algarabía de un grupo de más de cinco estudiantes, nos indicaba que era el espacio propicio para la convivencia entre amigos y compañeros de aula, un espacio en donde estudiantes aprovechaban su tranquilidad, por momentos, para poner su atención en la lectura, o para discutir en grupo algún texto, artículo o tema que los docentes dejaban como tarea para ser abordados en el aula escolar.
La Cafetería de la UAM Xochimilco, también fue un espacio en donde un grupo entero tomaba por asalto las mesas para convivir, sonreír, platicar, festejar o quizá programar alguna visita a un sitio de interés común.
La Cafetería era el lugar propicio que debía acudirse para aprovechar los minutos de receso entre una clase y otra, adquiriendo su café y quizá un pan o consumir un pequeño refrigerio, en fin, era el lugar donde los jóvenes estudiantes acudían con mayor presencia y frecuencia.
También, fue el lugar preferido para reflexionar, después de haber realizado un examen, donde los compañeros intercambiaban opiniones y respuestas, de lo que contestaron en el mismo. Era nuestro espacio de excelencia, donde podíamos expresarnos con plena libertad.
La Cafetería era el punto de reunión para decidir a qué fiesta asistir o quizá el lugar propicio para hacer una declaración de amor o transformar ese espacio para que fuera nuestra pista de baile o nuestro espacio de lectura.
También fue, el espacio propicio para nuestra exposición como futuros administradores, donde ofertábamos nuestros productos en diversos stand, de acuerdo al éxito de nuestra pequeña empresa, dependía nuestra calificación, eran nuestros inicios de pretender ser emprendedores como ahora se denomina.
En fin, la Cafetería de la UAM Xochimilco, fue en mi momento como estudiante, el espacio ideal para múltiples actividades donde había libertad, encuentro y reencuentro con amigos, compañeros e invitados especiales. Recuerdos mágicos que guardamos en la memoria.
Y hace más de tres meses, aquí en Ecatepec, en Santa Clara Coatitla, mi amiga y su servidor, requeríamos un espacio privado para poder conversar, platicar, discernir, sobre temas particulares; lo primero que se me ocurrió fue preguntar si en dicho lugar había una “cafetería”, donde se pudiera conversar y saborear un buen café, en ningún momento cruzó por mi mente asistir a un bar, una cantina, un restaurant o los llamados  Starbucks, Café Punta del Cielo, The Italian Coffee Company y Cielito Querido Café, por citar algunos.
Sin embargo, mi amiga me mencionó que en dicho lugar no había un lugar para tomar café, pero años atrás existió uno, que era Café - Bar. Ante tal respuesta, le sugerir acudir a un lugar que nos quedara cerca, y la mejor decisión fue acudir al Toks, logrando resolver en primera instancia un espacio propicio para platicar y poder tomar una taza de café. Pero a pesar de ello, quedo en mi mente por qué en Santa Clara Coatitla no había un espacio propicio para poder convivir, conversar y saborear un buen café, increíble, pero así fue.
Pero recientemente, he escuchado que en Santa Clara Coatitla existió un espacio llamado El Juglar y que próximamente estará de regreso, por lo que he investigado sobre ese sitio y he encontrado cosas interesantes, y de acuerdo a la información disponible, en ese lugar existía la combinación perfecta, el aroma del café y la poesía.
En ese espacio se daban cita artistas plásticos y se podía escuchar las sonajas -escrituras musicales- y su melodía, había exposiciones fotográficas, poesía, presentaciones de libros y sobre todo bohemia. Un espacio justo a la magia de aquel lugar, Santa Clara Coatitla, pero cerró sus puertas.
Una buena noticia quizá para todos aquellos que tuvieron la oportunidad de estar en ese espacio de riqueza cultural y artística, disfrutando su momento de gloria es que próximamente abrirá sus puertas.
Para su servidor, será un espacio que quizá visitare con la plena esperanza de que en su interior pueda encontrar un lugar propicio donde vuelva a sentir la libertad, el aroma del café, además, de ser un espacio en donde logre conocer a nuevos amigos, amigas y enterarme con mayor detalle de la grandeza de uno de los pueblos mágicos de Ecatepec y que la poesía, las exposiciones fotográficas, la música y la expresión artística siga fluyendo como antaño, principalmente, engrandeciendo la imagen de dicha localidad.
Espero tener la oportunidad de conocer más sobre ese lugar y que su apertura le permita volver a renacer.
Ojala tenga la oportunidad de asistir y descubrir si lo que cuentan de ese sitio es verdad, que la expresión, el sentimiento, la frescura y la palabra se presenta como un néctar que cautiva nuestros sentidos.
El Juglar, se dice que está de regreso, no en su lugar de origen, pero si en Santa Clara. 
Ahora sí, tendré la oportunidad de volver a invitar a mi amiga a un sitio donde podamos tomar un Café juntos y poder conversar, platicar y disfrutar de la bohemia y el esplendor artístico, esperando que sea de su agrado.
Y como podrán observar, en esta ocasión, logre combinar aquellos pasajes de la Cafetería de la UAM Xochimilco de hace 30 años y del El Juglar en Santa Clara Coatitla.

Quienes hayan conocido a “El Juglar”, esperaría que puedan ofrecernos mayor información sobre aquel lugar, dejad que la pluma reviva los recuerdos y lo redacte con plenitud, para que podamos conocer a través de la palabra .los mágico de aquel lugar.

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