La mejor alianza es con la ciudadanía; sin embargo,
tal parece que a los partidos de la oposición, esa alianza no les interesa, no
les agrada, ni mucho menos la consideran viable.
Bajo tales circunstancias, el PRD la tiene en verdad
difícil para poder aspirar a mantener su registro, simplemente, ya no cuenta
con el apoyo de la gente y día tras día, en su desesperación, esta dispuesto
hasta sentarse con Lucifer y demás demonios.
Quienes aún mantienen la esperanza de que el PRD
revierta la situación actual en que se encuentran, de falta de recursos, de
posiciones políticas y lo poco que conservan no se diluya como el agua entre
los dedos, confían de que la dirigencia escuchará a la militancia en el mes de
Septiembre cuando se lleve a cabo su Congreso Nacional, donde se escucha voces
de que los consejeros habrán de ser fiel de la balanza Rumbo al 2021.
El Partido de la
Revolución Democrática (PRD), en estos momentos no solo evalúa modificar sus estatutos
para permitir alianzas en las elecciones intermedias
de 2021 con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), así como con el PAN y los
partidos de oposición tradicional que estarán buscando mantener su registro.
Si con la alianza con el PAN, prácticamente
el Sol Azteca se apago, imagínense una alianza con el PRI, sería la debacle
total.
Pero la cúpula partidista, que no oye, no ve
y no dice nada, solo impone, podría perder el registro y con ello terminaría la
historia de un partido que estuvo en la antesala de la Presidencia de la
República, con Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador, pero sus dirigentes,
grupos, tribus y corrientes lo tienen al borde de su propia desaparición.
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