martes, 21 de abril de 2020

Prioridad de la 4T: Empleo, Inversión y Austeridad Republicana.

Incentivar el consumo, proteger el empleo y promover la inversión, son los tres elementos básicos que el Gobierno debe apuntalar para reactivar la actividad económica del país.
La crisis de salud derivada por Covid 19 y los efectos que esta generando en la economía mundial y por ende en el país, así como la baja del precio del petróleo y las devaluaciones que el peso ha sufrido frente al dólar, da lugar a que el gobierno federal tenga que redoblar esfuerzos y voluntades para que el 2020 no sea un año perdido y se revierta este panorama que no luce nada bien.
¿Que hacer?, es la pregunta de diversos especialistas en economía y finanza, muchos de ellos, ponen en la mesa de discusión las recetas que en épocas anteriores han sido instrumentadas para afrontar la crisis; sin embargo, la verdad de las cosas, debe decirse con toda claridad, que esta crisis, no se deriva ni de errores de diciembre, ni por especulación financiera, ni mucho menos por corrupción, es una crisis del exterior donde los fundamentos del neoliberalismo se están cayendo a pedazos ante la realidad persistente.
Aplicar las mismas recetas de antes, endeudando al país, rescatando empresas, inyectando recursos en el sistema financiero, dará como resultado lo mismo de siempre.
En este  momento, en diversos países desarrollados, el Estado, ha tenido que asumir la responsabilidad que les corresponde, ya que el modelo de privatización de la salud, ha sido rebasado, provocando un grave colapso, echando mano de acciones rápidas para enfrentar la pandemia de manera apresurada con consecuencias lógicas ante un sector salud inoperante.
En México, la situación que prevalece en cuanto a la pandemia, aún es manejable, las acciones emprendidas de sana distancia y quédate en casa, así como la difusión de información en la materia, esta logrando enfrentar el problema con mejores resultados, el impacto en la población aún se encuentra en niveles manejables, pero no se debe confiar.
Los avances en el fortalecimiento del sector salud en materia de infraestructura han sido adecuados, pero hay pendientes en cuanto al recurso más importante que es el humano, a contra reloj se requiere de médicos, enfermeras, especialistas y personal de diferentes áreas para responder de manera contundente a la pandemia.  La clave esta en disponer de personal comprometido, responsable y que este dispuesto a enfrentar la pandemia con plena conciencia de que su labor es muy significativa.
En cuanto a los efectos económicos que se vislumbra habrá de existir por este “parón económico”, que da lugar a reducir la actividad económica, generando con ello grandes perdidas a diversos sectores económicos, estos deberán enfrentar esta crisis con una visión social antes de pensar en una visión fiscal o financiera.
El Estado, deberá asumir el papel de ser Rector de la Economía, para poder instrumentar acciones que permita la reactivación económica y la actividad productiva de manera organizada, programada y eficiente, procurándose en todo momento, que el empleo, la inversión y los apoyos crediticios a la pequeña y mediana empresas fluyan de manera oportuna para lograr revertir en el corto plazo la crisis económica actual.
Es indispensable disponer de un Estado vigoroso, creativo, innovador, vanguardista, que encamine al país por la senda del desarrollo, crecimiento, modernización y bienestar social.
Un Estado débil, sin presencia en la toma de decisiones y sin facultades de poder responder a los momentos críticos, sucumbe ante la presión económica y social.
No podemos olvidar, ni ignorar, que las crisis económicas que ha tenido el país en las últimas tres décadas tienen como una de sus manifestaciones más graves la pérdida de empleos, la desigualdad y la pobreza.
Las crisis recurrentes iniciadas a principios de 1982, que se repitieron a lo largo de toda la década, a causa de la caída de los precios del petróleo, las exigencias impuestas por el pago puntual de la deuda externa, agravada por la sacudida de los mercados de capital cada vez que aumentaba la tasa de interés el Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos, la apertura de la economía mexicana al exterior y las políticas de ajuste para equilibrar las cuentas con el exterior y la privatización, fueron las características más relevantes de ese periodo que cimbro a México.
La implementación del nuevo modelo económico, denominado neoliberalismo, acompañado de las reformas modernizadoras, con la apertura comercial y los ajustes económicos que fueron implementados por las administraciones gubernamentales de México desde 1982 para lograr el cambio estructural anhelado, se veían como una respuesta novedosa a la crisis, incluso se llegó a pensar por un grupo de pensadores influyentes en su momento que sería la solución para evitar crisis en el futuro.
Las crisis económicas de la última décadas el 2008, fue un mensaje claro de lo que podía suceder si una pandemia pegaba en la población mundial y con ello efectos económicos derivados de la corrupción.
La perdida de empleos, ha sido un detonante particular de las propias crisis sanitarias y económicas, la actual no queda fuera de este contexto.
Sin lugar a dudas, el Plan de Recuperación Económica dado a conocer desde Palacio nacional por el Presidente de la República, en los primeros días del mes de abril, dejo a los empresarios, mudos y descontentos, esperaban una vez más, como ha ocurrido en los últimos años, que los primeros que fueran salvados de esta crisis sanitaria y económica fueran los inversionistas y empresarios, que los privilegios fiscales y créditos blandos, fueran para ellos, ya que sin ellos no se generarían empleos, pero la realidad fue otra que ha puesto de mal humor a una parte de la clase empresarial, pero hay otra, que se mantiene firme y desea generar una nueva cultura empresarial acorde a la grandeza de México.

Es el momento, de que pequeños y medianos empresarios, no solo asuman el compromiso de resistir este embate de crisis de salud y económica, sino saber esperar que la propia sociedad se recupere y genere las condiciones propicias de mayor demanda y activación económica que permita que el crecimiento y desarrollo se pueda extender a todos los rincones del país y beneficie a todos los sectores de la economía nacional. 

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