Incentivar el consumo, proteger
el empleo y promover la inversión, son los tres elementos básicos que el
Gobierno debe apuntalar para reactivar la actividad económica del país.
La crisis de salud derivada por
Covid 19 y los efectos que esta generando en la economía mundial y por ende en
el país, así como la baja del precio del petróleo y las devaluaciones que el
peso ha sufrido frente al dólar, da lugar a que el gobierno federal tenga que
redoblar esfuerzos y voluntades para que el 2020 no sea un año perdido y se
revierta este panorama que no luce nada bien.
¿Que hacer?, es la pregunta de
diversos especialistas en economía y finanza, muchos de ellos, ponen en la mesa
de discusión las recetas que en épocas anteriores han sido instrumentadas para
afrontar la crisis; sin embargo, la verdad de las cosas, debe decirse con toda
claridad, que esta crisis, no se deriva ni de errores de diciembre, ni por especulación
financiera, ni mucho menos por corrupción, es una crisis del exterior donde los
fundamentos del neoliberalismo se están cayendo a pedazos ante la realidad
persistente.
Aplicar las mismas recetas de
antes, endeudando al país, rescatando empresas, inyectando recursos en el sistema
financiero, dará como resultado lo mismo de siempre.
En este momento, en diversos países desarrollados, el
Estado, ha tenido que asumir la responsabilidad que les corresponde, ya que el
modelo de privatización de la salud, ha sido rebasado, provocando un grave
colapso, echando mano de acciones rápidas para enfrentar la pandemia de manera
apresurada con consecuencias lógicas ante un sector salud inoperante.
En México, la situación que prevalece
en cuanto a la pandemia, aún es manejable, las acciones emprendidas de sana
distancia y quédate en casa, así como la difusión de información en la materia,
esta logrando enfrentar el problema con mejores resultados, el impacto en la
población aún se encuentra en niveles manejables, pero no se debe confiar.
Los avances en el
fortalecimiento del sector salud en materia de infraestructura han sido
adecuados, pero hay pendientes en cuanto al recurso más importante que es el
humano, a contra reloj se requiere de médicos, enfermeras, especialistas y
personal de diferentes áreas para responder de manera contundente a la
pandemia. La clave esta en disponer de
personal comprometido, responsable y que este dispuesto a enfrentar la pandemia
con plena conciencia de que su labor es muy significativa.
En cuanto a los efectos económicos
que se vislumbra habrá de existir por este “parón económico”, que da lugar a reducir
la actividad económica, generando con ello grandes perdidas a diversos sectores
económicos, estos deberán enfrentar esta crisis con una visión social antes de
pensar en una visión fiscal o financiera.
El Estado, deberá asumir el
papel de ser Rector de la Economía, para poder instrumentar acciones que
permita la reactivación económica y la actividad productiva de manera
organizada, programada y eficiente, procurándose en todo momento, que el
empleo, la inversión y los apoyos crediticios a la pequeña y mediana empresas
fluyan de manera oportuna para lograr revertir en el corto plazo la crisis
económica actual.
Es indispensable disponer de un
Estado vigoroso, creativo, innovador, vanguardista, que encamine al país por la
senda del desarrollo, crecimiento, modernización y bienestar social.
Un Estado débil, sin presencia
en la toma de decisiones y sin facultades de poder responder a los momentos
críticos, sucumbe ante la presión económica y social.
No podemos olvidar, ni ignorar, que las
crisis económicas que ha tenido el país en las últimas tres décadas tienen como
una de sus manifestaciones más graves la pérdida de empleos, la desigualdad y
la pobreza.
Las crisis recurrentes iniciadas a
principios de 1982, que se repitieron a lo largo de toda la década, a causa de
la caída de los precios del petróleo, las exigencias impuestas por el pago
puntual de la deuda externa, agravada por la sacudida de los mercados de capital
cada vez que aumentaba la tasa de interés el Sistema de la Reserva Federal de
Estados Unidos, la apertura de la economía mexicana al exterior y las políticas
de ajuste para equilibrar las cuentas con el exterior y la privatización,
fueron las características más relevantes de ese periodo que cimbro a México.
La implementación del nuevo modelo económico,
denominado neoliberalismo, acompañado de las reformas modernizadoras, con la
apertura comercial y los ajustes económicos que fueron implementados por las
administraciones gubernamentales de México desde 1982 para lograr el cambio
estructural anhelado, se veían como una respuesta novedosa a la crisis, incluso
se llegó a pensar por un grupo de pensadores influyentes en su momento que
sería la solución para evitar crisis en el futuro.
Las crisis económicas de la última
décadas el 2008, fue un mensaje claro de lo que podía suceder si una pandemia
pegaba en la población mundial y con ello efectos económicos derivados de la
corrupción.
La perdida de empleos, ha sido un
detonante particular de las propias crisis sanitarias y económicas, la actual
no queda fuera de este contexto.
Sin lugar a dudas, el Plan de
Recuperación Económica dado a conocer desde Palacio nacional por el Presidente
de la República, en los primeros días del mes de abril, dejo a los empresarios,
mudos y descontentos, esperaban una vez más, como ha ocurrido en los últimos
años, que los primeros que fueran salvados de esta crisis sanitaria y económica
fueran los inversionistas y empresarios, que los privilegios fiscales y
créditos blandos, fueran para ellos, ya que sin ellos no se generarían empleos,
pero la realidad fue otra que ha puesto de mal humor a una parte de la clase
empresarial, pero hay otra, que se mantiene firme y desea generar una nueva
cultura empresarial acorde a la grandeza de México.
Es el momento, de que pequeños
y medianos empresarios, no solo asuman el compromiso de resistir este embate de
crisis de salud y económica, sino saber esperar que la propia sociedad se
recupere y genere las condiciones propicias de mayor demanda y activación
económica que permita que el crecimiento y desarrollo se pueda extender a todos
los rincones del país y beneficie a todos los sectores de la economía nacional.
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