jueves, 9 de abril de 2020

En la esfera empresarial como en la política, se identifica de manera clara los empresarios y políticos de medio pelo.

En la administración, así como en la política, de manera inmediata se puede identificar quienes realmente son funcionarios públicos de calidad y quienes son los recomendados y colocados por dedazo y designación divina. Lo mismo ocurre en la política y en la esfera de los empresarios, es fácil detectar esos hombres de negocios que tienen gran personalidad, liderazgo y gestión administrativa, así como quienes son empresarios de ocasión, de relación, por la política e impuestos por las grandes esferas.
Los primeros son capaces de alcanzar sueños e imposibles, mientras que los segundos son capaces de destrozar sueños y esperanzas.
Los auténticos empresarios, son aquellos que afrontan los tiempos difíciles, de cambio y transformación de manera integral, concreta y rápida; adaptándose rápidamente a un contexto cambiante, estando cerca y solidariamente con sus empleados, proveedores, y aliados estratégicos clave, y ajusta su estructura y estrategia sin apego y sin perder el tiempo a los nuevos retos.
Son empresarios que tienen la capacidad de responder de manera brillante a las adversidades, son lideres visionarios que admiten cuando vienen tiempos inciertos, de incertidumbre, crisis y con ello problemas en ventas, cobranza, y hasta rentabilidad por temas múltiples de índole comercial o fiscal. Estos lideres saben ajustar su estructura de personal, de oficinas, y dan inicio a un proceso de ajuste de gastos innecesarios. En la incertidumbre, el flujo de efectivo es oro.
El líder visionario sabe que tiene que transmitir confianza a su equipo. Son localizable, están permanentemente en contacto con su gente, intercambiando ideas, y en una interacción constante y profunda con su entorno comercial. Es tan activo que explora alternativas y genera lealtad ante vaivenes del mercado. Son empresarios que no permite que la dependencia limite su capacidad de respuesta.
Los empresarios solidarios, visionarios, comprometidos, auténticos, se adaptan rápidamente al nuevo entorno.
El dueño iluminado no se casa con su manera tradicional de hacer las cosas. Está dispuesto a cambiar de productos, de canales de venta, renegociar condiciones, y hasta de giro si es necesario. Lo importante, es sacar adelante el negocio y fortalecer su organización.
Un emprendedor genuino, sabe más que nunca que el nombre es más valioso que el dinero y las ideas. Por eso es ético, íntegro, honesto y coherente.
Cuida pagar sus deudas, mantener un buró de crédito impecable, y dará la cara a acreedores, proveedores y aliados para demostrar que es una persona de trabajo y seria.
En cuanto a los líderes de medio pelo, son aquellos que distraídos por la soberbia e indiferencia, no tiene la visión de entender que las estructuras de un medio de negocio o político aparentemente conocido, han cambiado para siempre.
Son incapaces de adaptarse a la transformación y buscan a toda costa que las cosas sigan igual, no transmiten confianza, no cuida a sus trabajadores, ni a sus proveedores, ni accionistas, mucho menos a sus consumidores, solo piensan en ellos mismos, las ganancias y utilidades, disminuyen costos aunque ello ponga en riesgo su integridad y honestidad. Son capaces de hundir su barco lentamente, no sin antes arrastrar a toda la gente valiosa para él.
Un líder de poco pelo, no visualiza a tiempo que los costos de insumos, inventarios, almacenaje y servicios periféricos han cambiado. Mantienen su misma estrategia, aunque ello implique su desmoramiento. Este tipo de persona, en lugar de cuidar su margen, se apalanca con deudas para mantener una misma estructura en un negocio que deja menos dinero. A la larga, el gasto se come todo el flujo del negocio y por ende se quiebran ellos mismos.
Los líderes y políticos  arrogantes, normalmente se ausentará del negocio. Ante tiempos difíciles, tardará en contestar correos, no estará al tanto de los acontecimientos, ni contesta el teléfono, no se reportará a mensajes, y estará siempre “ocupado” en juntas facciosas e irreales.
Esta estrategia, no hace más que crear incertidumbre y duda, que harán tambalear su credibilidad y reputación rápidamente; creando un círculo vicioso donde todos le retirarán su apoyo, acelerando su caída.
Un empresario, líder o político necio, no reaccionará a tiempo a los cambios permanentes de su actividad productiva. Persistirá en convencer proveedores, aliados y financieros en seguirlo apoyando de la misma manera, sin darse cuenta que su negocio se hunde, y pretendiendo hundir a los demás ante su visión cerrada, perdiendo la oportunidad de cambiar mientras sus competidores lo hacen.
Un empresario, político o líder traicionero, es aquel que apuñala por la espalda a quien siempre lo apoyó. No paga a su proveedor clave, defrauda instituciones financieras y deja de escuchar a su gente de mayor confianza. Su mala reputación y proceder manchan su nombre, el cual lo perseguirán por generaciones, aunque no se da cuenta de ello en ese momento, hasta que llega el momento de pagar.
En los momentos de emergencia, crisis y transformación, se conoce y define realmente la madera de un auténtico empresario, político y líder. Se identifica a los visionarios, solidarios, vanguardistas e innovadores en los momentos críticos, donde habrá de definir su futuro institucional, familiar y personal.
Y tu: ¿Qué tipo de empresario, político y líder eres?.
Eres un auténtico empresario, político o líder, o simplemente eres un empresario, político o líder de medio pelo.

Lo dejamos para la reflexión, de propios y extraños, ya que en estos momentos de cambio y transformación conoceremos, quién es quién. 

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