En la administración, así como en
la política, de manera inmediata se puede identificar quienes realmente son
funcionarios públicos de calidad y quienes son los recomendados y colocados por
dedazo y designación divina. Lo mismo ocurre en la política y en la esfera de
los empresarios, es fácil detectar esos hombres de negocios que tienen gran
personalidad, liderazgo y gestión administrativa, así como quienes son
empresarios de ocasión, de relación, por la política e impuestos por las
grandes esferas.
Los primeros son capaces de
alcanzar sueños e imposibles, mientras que los segundos son capaces de
destrozar sueños y esperanzas.
Los auténticos empresarios, son
aquellos que afrontan los tiempos difíciles, de cambio y transformación de manera
integral, concreta y rápida; adaptándose rápidamente a un contexto cambiante,
estando cerca y solidariamente con sus empleados, proveedores, y aliados
estratégicos clave, y ajusta su estructura y estrategia sin apego y sin perder
el tiempo a los nuevos retos.
Son empresarios que tienen la
capacidad de responder de manera brillante a las adversidades, son lideres
visionarios que admiten cuando vienen tiempos inciertos, de incertidumbre,
crisis y con ello problemas en ventas, cobranza, y hasta rentabilidad por temas
múltiples de índole comercial o fiscal. Estos lideres saben ajustar su estructura
de personal, de oficinas, y dan inicio a un proceso de ajuste de gastos innecesarios.
En la incertidumbre, el flujo de efectivo es oro.
El líder visionario sabe que
tiene que transmitir confianza a su equipo. Son localizable, están permanentemente
en contacto con su gente, intercambiando ideas, y en una interacción constante
y profunda con su entorno comercial. Es tan activo que explora alternativas y
genera lealtad ante vaivenes del mercado. Son empresarios que no permite que la
dependencia limite su capacidad de respuesta.
Los empresarios solidarios, visionarios,
comprometidos, auténticos, se adaptan rápidamente al nuevo entorno.
El dueño iluminado no se casa
con su manera tradicional de hacer las cosas. Está dispuesto a cambiar de
productos, de canales de venta, renegociar condiciones, y hasta de giro si es
necesario. Lo importante, es sacar adelante el negocio y fortalecer su
organización.
Un emprendedor genuino, sabe
más que nunca que el nombre es más valioso que el dinero y las ideas. Por eso
es ético, íntegro, honesto y coherente.
Cuida pagar sus deudas,
mantener un buró de crédito impecable, y dará la cara a acreedores, proveedores
y aliados para demostrar que es una persona de trabajo y seria.
En cuanto a los líderes de
medio pelo, son aquellos que distraídos por la soberbia e indiferencia, no
tiene la visión de entender que las estructuras de un medio de negocio o
político aparentemente conocido, han cambiado para siempre.
Son incapaces de adaptarse a la
transformación y buscan a toda costa que las cosas sigan igual, no transmiten
confianza, no cuida a sus trabajadores, ni a sus proveedores, ni accionistas,
mucho menos a sus consumidores, solo piensan en ellos mismos, las ganancias y
utilidades, disminuyen costos aunque ello ponga en riesgo su integridad y
honestidad. Son capaces de hundir su barco lentamente, no sin antes arrastrar a
toda la gente valiosa para él.
Un líder de poco pelo, no
visualiza a tiempo que los costos de insumos, inventarios, almacenaje y
servicios periféricos han cambiado. Mantienen su misma estrategia, aunque ello
implique su desmoramiento. Este tipo de persona, en lugar de cuidar su margen,
se apalanca con deudas para mantener una misma estructura en un negocio que
deja menos dinero. A la larga, el gasto se come todo el flujo del negocio y por
ende se quiebran ellos mismos.
Los líderes y políticos arrogantes, normalmente se ausentará del
negocio. Ante tiempos difíciles, tardará en contestar correos, no estará al
tanto de los acontecimientos, ni contesta el teléfono, no se reportará a
mensajes, y estará siempre “ocupado” en juntas facciosas e irreales.
Esta estrategia, no hace más
que crear incertidumbre y duda, que harán tambalear su credibilidad y
reputación rápidamente; creando un círculo vicioso donde todos le retirarán su
apoyo, acelerando su caída.
Un empresario, líder o político
necio, no reaccionará a tiempo a los cambios permanentes de su actividad
productiva. Persistirá en convencer proveedores, aliados y financieros en
seguirlo apoyando de la misma manera, sin darse cuenta que su negocio se hunde,
y pretendiendo hundir a los demás ante su visión cerrada, perdiendo la
oportunidad de cambiar mientras sus competidores lo hacen.
Un empresario, político o líder
traicionero, es aquel que apuñala por la espalda a quien siempre lo apoyó. No
paga a su proveedor clave, defrauda instituciones financieras y deja de
escuchar a su gente de mayor confianza. Su mala reputación y proceder manchan su
nombre, el cual lo perseguirán por generaciones, aunque no se da cuenta de ello
en ese momento, hasta que llega el momento de pagar.
En los momentos de emergencia,
crisis y transformación, se conoce y define realmente la madera de un auténtico
empresario, político y líder. Se identifica a los visionarios, solidarios,
vanguardistas e innovadores en los momentos críticos, donde habrá de definir su
futuro institucional, familiar y personal.
Y tu: ¿Qué tipo de empresario,
político y líder eres?.
Eres un auténtico empresario,
político o líder, o simplemente eres un empresario, político o líder de medio
pelo.
Lo dejamos para la reflexión,
de propios y extraños, ya que en estos momentos de cambio y transformación
conoceremos, quién es quién.
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