Joaquin Hernández Galicia, "La Quina"
Cuenta la leyenda que en la época de López Mateos, la
administración de Petróleos Mexicanos quería que el polietileno, que está dentro
de las materias primas manejadas obligadamente por el gobierno, pasara a ser
utilizado y controlado por la iniciativa privada. El polietileno es la materia
principal de una enorme cantidad de productos. La iniciativa privada quería manejar
el polietileno diciendo que químicamente no era una materia prima, sino un
compuesto de varias materias primas.
En esos años, Joaquín Hernández Galicia, libra una de sus
batallas por contener los intentos de la iniciativa privada para lograr que un
derivado del petróleo pasará a sus manos, Este es un pequeño extracto del libro
de Rafael Ramírez Heredia titulado La Otra Cara del Petróleo. Reportaje: “La
Quina” y un sindicato de controversia edición de 1979, donde se da a conocer la
obra de Hernández Galicia al frente del sindicato más importante de México, el
cuál mantuvo su hegemonía, hasta que fue apresado por acopio de armas y
homicidio calificado en la Administración de Carlos Salinas de Gortarí,
siendo realmente un preso político.
Salinas de Gortari no perdonó al líder sindical sus últimas
palabras al frente del gremio petrolero, "Hemos
sido manejados por pura fraseología hace muchos años. Ya es tiempo de marcar
nosotros el camino, como lo marca la Constitución: El estado al servicio del
pueblo y no el pueblo al servicio del Estado". Días
después, es apresado, en una acción espectacular, como suelen hacerlo desde
entonces.
Joaquín Hernández Galicia, en torno al polietileno menciona: “Buscaban
que esto no fuera materia prima como es el petróleo, el crudo, para manejarla
de otra manera.
Engañaron al presidente porque querían manejar el polietileno
como un producto compuesto y que, además, era un producto insignificante,
cuando que de ahí se sacan infinidad de cosas: techos, teléfonos, sillones,
pisos, todos los materiales.
Con eso se podía ganar millones de pesos sacándole al estado
el control de esa materia prima que automáticamente nos hacía caer en manos de
las transnacionales.
De nada servía que tuviéramos petróleo en nuestras manos si
algunos productos tan importantes como el polietileno pasaban a la iniciativa
privada.
A lo mejor, con eso de nada hubiera servido la expropiación
petrolera.
Por fortuna se me entendió muy bien y la Convención acordó,
ya en pleno, a oponerse legalmente a que esa materia prima pasara a manos de la
iniciativa privada.
Los papeles tenían ya la firma del Presidente de la República
y para nosotros era un paquete muy duro, pero sin hacer escándalo, sin
alborotar demasiado, sin usar la prensa, rescatamos el polietileno y a la fecha
continúa en manos del gobierno.
López Mateos iba ya de salida. Los que se querían aprovechar de
la situación estaban esperando el fin de ese sexenio, esperando la salida de mi
amigo Adolfo, para aplicar ese acuerdo que con engaños le habían sacado. Al
oponernos tan fuerte, no se atrevieron a hacerlo efectivo.
Ya cuando entró Díaz Ordaz, aquello se modificó y por fortuna
no pasó a más.
Los que no pudieron sacar nada de ese asunto no se atrevieron
a ofrecerme algo por mi silencio o mi disimulo. Ellos sabían muy bien cuál
hubiera sido mi respuesta.
No es difícil que por todo lo ocurrido se haya generado el odio
y los ataques que desde entonces sistemáticamente vengo recibiendo. Seguramente
que esos negociantes quedaron resentidos y molestos porque les quité de las
garras un negocio de miles de millones de pesos.
Y, además, era una maniobra que comprometía la soberanía nacional.
Así hay cosas que tratan de hacer los políticos ambiciosos que no se detienen
ante nada, ni siquiera cuando su patria se pone en entredicho”.
Las palabras de la Quina, retrata la ambición de empresarios
y políticos en contra de la riqueza de la nación y sus deseos de lograr hacer
negocio y privatizar la industria petrolera mexicana.
Los intentos fallidos, por privatizar PEMEX, ya venían de
décadas pasadas y solo a partir de que este líder sindical intervino, Petróleos
Mexicanos se mantuvo al servicio del pueblo mexicano, siendo impulsada la
industria petroquímica por parte de Díaz Ordaz.
Sin embargo, PEMEX ya no es la sombra de lo que fue, hoy su
sindicato, es sumiso a las órdenes de la iniciativa privada, poco a poco se
sigue desquebrajando, sus trabajadores siguen perdiendo sus empleos, mientras
que los jubilados están perdiendo esos privilegios que a través de la lucha
sindical lograron obtener, perdiendo con ello su entereza y valor. En cuanto a
Carlos Romero Deschamps, olvido a todos aquellos que le dieron la mano en
los momentos más difíciles como trabajador de Pemex, alineándose a una política
entreguista y sobre todo ignorando a la clase trabajadora de Pemex.
Joaquín Hernández Galicia, el líder sindical que dijo “no” para apoyar la candidatura de
Salinas de Gortari, en las elecciones presidenciales de 1988, mantuvo su
firmeza a través de los años como preso político, su delito fue defender la
industria de todos los mexicanos y el pago de los traidores de la patria
consistió en desacreditarlo e impedir su regreso al frente de un sindicato que
perdió su entereza para convertirse en simple subordinados del sistema, que hoy
están pagando caro su falta de convicción, patriotismo y espíritu de lucha.
En nuestra siguiente entrega en torno a “Recordando la
Expropiación Petrolera”, daremos a conocer las acciones y logros que este líder
sindical petrolero forjo a favor de los trabajadores de petróleos mexicanos.
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