No es
para espantarlos, pero el trabajo que habrán de tener los futuros Diputados
Federales que habrán de conformar la nueva Legislatura de la Nación del 2015 a
2018, se las van a ver negras en verdad y más les vale empezar a prepararse a
conciencia (sobre todo aquellos que se consideran los futuros ganadores),
porque lo primero que habrán que abordar ya como legisladores será el
Presupuesto de Egresos del 2016 y este vendrá con grandes cambios en cuanto a
la asignación de recursos hacia los programas que quedarán vivos después de la
metida de mano que realizará la SHCP en torno a los mismos.
Por
otra parte, será indispensable no sólo conocer la metodología que actualmente
trabaja la SHCP para determinar qué programas siguen y cuales se van; así como
que presupuesto se les asignará.
Pero
mientras llega ese momento, la SHCP cocina el nuevo platillo que servirá a los
futuros ganadores de las Diputaciones Federales, los cuales no tendrán tiempo
ni de festejar su nuevo cargo, salvo aquellos que sólo buscan un lugar para vivir
de maravilla tres años del erario público, mientras que aquellos que asuman su
posición como legisladores de la República, tendrán un verdadero reto al inicio
de su gestión.
A partir
de 2016, se pretende que exista un rediseño integral del presupuesto que tendrá
base cero, con el objetivo de emprender una reingeniería en el gobierno y
ajustar y cambiar políticas públicas que ya no corresponden a la realidad del
país. En eso estamos de acuerdo, la realidad actual es más problemática que
hace 21 años, como bien lo dijo en su momento Luis Donaldo Colosio y como lo ha
señalado de manera reiterada el líder del Movimiento Regeneración Nacional,
Andrés Manuel López Obrador.
A que
se deriva lo anterior, al desplome del precio del petrolero, al hecho que el “oro
negro” de la Nación será compartido con empresas e intereses nacionales y
extranjeros, donde el pueblo ya no tendrá beneficio concreto de este bien
natural, la misma situación se encuentra la generación de energía en el país,
la reforma laboral donde el desempleo crece y crece como el precio del huevo y
los productos de la canasta básica, la reforma educativa, que nada tiene de
educativa, los niveles de educación siguen siendo muy bajos, no hay programas
acordes a las necesidades y requerimientos de los mexicanos y solamente les
gusta estar copiando programas o reformas de otros países que han demostrado
ser inoperantes en los propios países de origen. Hasta el deseo de privatizar
el agua, donde los legisladores se han convertido en ser promotores de las empresas
transnacionales y extranjeras, hasta esos niveles de deslealtad hemos llegado.
Y que
se puede hacer al respecto, algo simple, que se ha dejado de hacer en las
últimas décadas que el Gobierno asuma el papel que le corresponde y se
establezcan las bases de generar un gobierno emprendedor y se realicen las
acciones necesarias para regresar a la esencia de la Constitución de 1917, que
simplemente, ya muy poco queda de esa carta magna.
Es
indispensable elaborar desde ahora un plan alternativo para que el
replanteamiento base cero sea justamente un replanteamiento y que de la nueva
austeridad no brote la misma inequidad, la desigualdad y el clientelismo de
siempre, tal como aconteció en los 80´s cuando los precios del petróleo
alcanzaron mínimos históricos y el boom petrolero expuesto por José López
Portillo se vino abajo, hay que aprender de la experiencia, pero parece que a
los gobernantes la memoria no les da para más.
Es
preciso que los nuevos actores de la Cámara de Diputados que habrán de asumir
el reto y asuman la responsabilidad que el pueblo les confiere, que es velar
por los intereses de la población y que les quede bien claro a los legisladores
que son patrocinados o protegidos por los medios de comunicación y las empresas
nacionales o extranjeras, los legisladores surgen del pueblo en defensa de los
intereses del pueblo y los bienes de la nación.
Es de
vital importancia que la nueva legislatura genere las bases económicas que en
verdad atiendan las necesidades de la población, de los más vulnerables y
permita el desarrollo integral del país, sin condiciones, ni clientelismos, ni
corrupción.
Es
importante que se eliminen las excepciones y devolver el principio
redistributivo esencial: progresividad (a mayor ingreso mayor impuesto siempre
en los márgenes que señala la constitución).
La
“base cero” tiene que ser una enérgica reforma que permita la equidad social y
debe de dotar a los mexicanos de un ingreso que pueda satisfacer sus
apremiantes necesidades; una reconstrucción de la seguridad social encaminada
en políticas públicas de primer impacto en salud, en recuperación salarial y el
poder adquisitivo, y sobre todo en la educación y el desarrollo científico y
tecnológico del país, hacia esos espacios debe ser los cauces que debe seguir
el nuevo modelo de presupuesto.
El
presupuesto Base Cero, que los legisladores impulsen debe ser igualitario y
democrático: por el hecho de ser ciudadano mexicano debe ser incluido en un
proceso de aseguramiento público contra los riesgos esenciales de la vida:
desempleo, vejez, invalidez y enfermedad, en una economía que se desarrolle de
manera plena y objetiva, donde existan instrumentos redistributivos que favorezcan
el derecho ciudadano, la transparencia y se rinda cuentan por sus logros y se
conozcan los fracasos, de manera oportuna.
El
objetivo del Presupuesto Base Cero debe estar centrado en generar bienestar
social. En el caso de las empresas privadas, el presupuesto base cero, busca
indudablemente la optimización de los recursos y la generación de ganancias, en
el caso del Sector Público, los objetivos y las metas del Presupuesto Base Cero
debe estar centrado en generar bienestar social y el desarrollo del país.
El Movimiento
Regeneración Nacional (Morena) debe estar atenta al nuevo modelo de Presupuesto
que habrá de proponer el Gobierno Federal en la próxima legislatura y valorar
los programas que existían, cuales quedaron fuera y cuales se proponen y que
objetivos y metas se pretenden alcanzar, prácticamente es hacer un marcaje
personal a la SHCP quién es la responsable de todas estas acciones y en
conformidad a las facultades de los nuevos legisladores, corregir la
distribución de las asignaciones y los programas, si estos no cumplen con el
objetivo de generar bienestar social.
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