sábado, 24 de enero de 2015

Carlos Navarrete navega sin brújula en un mar de confusiones.

PRD vive una crisis de identidad y principios
Sin lugar a dudas, el principal problema que tiene el partido del “Sol Azteca”, son sus altos mandos, que no logran entender la gravedad de su situación actual.  Por una parte, niegan rotundamente que la salida de 28 miembros de la Revolución Democrática afecte en realidad a la institución política que representa; sin embargo, sería muy interesante conocer cuantos militantes y simpatizantes han optado por desistir seguir en las filas perredistas, ante las numerosas deficiencias, errores y omisiones que el Sol Azteca ha presentado en los últimos años.
Y es tal la desesperación de los altos mandos del Sol Azteca, que están dispuestos a unirse de manera plena o por debajo de la mesa con el PRI, PAN, Nueva Alianza y Verde Ecologista, tratando de recomponer su situación de emergencia que en estos momentos tienen.
El líder nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Carlos Navarrete Ruiz, esta dolido por lo que sucede en su mandato como Presidente del Partido de la Revolución Democrática y trata de mantener la calma, esperando que se presente un “milagro” que les permita recomponer el camino, pero lamentablemente, mientras siga esperando que las aguas retomen su cauce, la fuga de militantes y simpatizantes se da cada día con plenitud.
Tiene razón, Carlos Navarrete al afirmar que en el PRD cuentan con gente modesta, trabajadora, dirigentes en los municipios y en los estados, en más de mil 100 comités municipales, que desde hace 25 años han venido construyendo el partido, pero lo que no dice es que unos cuantos de esos 2 millones de afiliados, han secuestrado al partido y los espacios de representación popular, saltando como “chapulines” de un espacio a otro, sin darles la oportunidad a los que verdaderamente realizan una gran labor por el “Sol Azteca”.
Y tampoco puede desmentir lo dicho por Alejandro Encinas, en el sentido de que en el PRD: “Se han violado los postulados que le dieron origen, se han revertido los procesos unitarios e instaurado prácticas como el clientelismo, el fraude electoral, la compra de votos en sus procesos internos, la impunidad y la violación de sus propias normas, la malversación de sus recursos públicos, el moche legislativo o “el condicionar el empleo al pago de un diezmo del salario de los trabajadores. Se ha llegado al extremo de vender candidaturas y postular a delincuentes como sus candidatos”.
Y el derrumbe que esta sufriendo el PRD, debe servir de ejemplo para las otras instituciones políticas, porque tarde o temprano deberán pasar por noches y días de graves tormentas.

Y debe tener en cuenta, Carlos Navarrete, que un partido sin identidad, sin principios, sin valores y sin ética, es un partido sin gente leal y comprometida; sin gente honesta y honorable, sin gente capaz de construir o reconstruir una nación.

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