PRD vive una crisis de identidad y principios
Sin lugar a dudas, el principal problema
que tiene el partido del “Sol Azteca”, son sus altos mandos, que no logran
entender la gravedad de su situación actual.
Por una parte, niegan rotundamente que la salida de 28 miembros de la
Revolución Democrática afecte en realidad a la institución política que
representa; sin embargo, sería muy interesante conocer cuantos militantes y
simpatizantes han optado por desistir seguir en las filas perredistas, ante las
numerosas deficiencias, errores y omisiones que el Sol Azteca ha presentado en
los últimos años.
Y es tal la desesperación de los
altos mandos del Sol Azteca, que están dispuestos a unirse de manera plena o
por debajo de la mesa con el PRI, PAN, Nueva Alianza y Verde Ecologista,
tratando de recomponer su situación de emergencia que en estos momentos tienen.
El líder nacional del Partido de la
Revolución Democrática (PRD), Carlos Navarrete Ruiz, esta dolido por lo que
sucede en su mandato como Presidente del Partido de la Revolución Democrática y
trata de mantener la calma, esperando que se presente un “milagro” que les
permita recomponer el camino, pero lamentablemente, mientras siga esperando que
las aguas retomen su cauce, la fuga de militantes y simpatizantes se da cada
día con plenitud.
Tiene razón, Carlos Navarrete al
afirmar que en el PRD cuentan con gente modesta, trabajadora, dirigentes en los
municipios y en los estados, en más de mil 100 comités municipales, que desde
hace 25 años han venido construyendo el partido, pero lo que no dice es que
unos cuantos de esos 2 millones de afiliados, han secuestrado al partido y los
espacios de representación popular, saltando como “chapulines” de un espacio a
otro, sin darles la oportunidad a los que verdaderamente realizan una gran
labor por el “Sol Azteca”.
Y tampoco puede desmentir lo dicho
por Alejandro Encinas, en el sentido de que en el PRD: “Se han violado los postulados que le
dieron origen, se han revertido los procesos unitarios e instaurado prácticas
como el clientelismo, el fraude electoral, la compra de votos en sus procesos internos,
la impunidad y la violación de sus propias normas, la malversación de sus
recursos públicos, el moche legislativo o “el condicionar el empleo al pago de
un diezmo del salario de los trabajadores. Se ha llegado al extremo de vender
candidaturas y postular a delincuentes como sus candidatos”.
Y el derrumbe que esta sufriendo el
PRD, debe servir de ejemplo para las otras instituciones políticas, porque
tarde o temprano deberán pasar por noches y días de graves tormentas.
Y debe tener en cuenta, Carlos
Navarrete, que un partido sin identidad, sin principios, sin valores y sin
ética, es un partido sin gente leal y comprometida; sin gente honesta y
honorable, sin gente capaz de construir o reconstruir una nación.
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