viernes, 30 de agosto de 2024

Versión estenográfica. Inauguración del Primer Encuentro Continental de Comunicador@s Independientes: Informar es liberar.

 


Primera Parte: 

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Buenos días. Ánimo, ánimo. 

Bueno, pues nos da mucho gusto… 

INTERVENCIÓN: ¡Lo queremos, señor presidente! 

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Igualmente 

Miren, es tan especial este día y esta mañanera, que miren la corbata que me puse, águilas, de puras aguilitas, porque nos da, repito —siéntense, de favor— mucho gusto que estén aquí comunicadores independientes, mujeres y hombres. Es fundamental la comunicación, el noble oficio del periodismo. 

Rubén Darío decía que un buen ciudadano, con ideas progresistas, debía reunir lo que él llamaba las tres ‘P': ser político, periodista y poeta. Y en la historia del mundo y la historia de nuestra América, como diría Martí, y en la historia de México, el periodismo ha jugado un papel fundamental en las transformaciones. 

Nosotros tuvimos la mejor prensa durante la transformación que llevaron a cabo los liberales, encabezados por Juárez. Se llegó a decir, don Daniel Cosío Villegas llegó a hablar de que era la mejor prensa que se tenía hasta nuestros tiempos, la mejor prensa que había habido hasta nuestros tiempos. 

Y los políticos, lo mismo. Antes no se hablaba, con respeto a la diversidad, se decía que eran hombres, y ahora hay que agregar hombres y mujeres, pero se decía: ‘hombres que parecían gigantes’, tanto los periodistas como los que se dedicaban a la política.  

Eso durante el periodo de la Reforma y de la intervención. De ahí viene Francisco Zarco, de ahí viene Guillermo Prieto y otros más. 

Y también, durante la tercera transformación, la primera revolución social del siglo XX, la Revolución mexicana, es impulsada por periodistas. No se podría entender, no se podría comprender la Revolución sin los periodistas revolucionarios. ¿Cómo explicar lo que fue la huelga de Cananea en1906 o la huelga y la represión en 1907 en Río Blanco sin los magonistas? Ellos, con el periodismo que hacían, no sólo difundían ideas; formaba cuadros. Es el movimiento que más cuadros para la transformación ha formado. 

Y había magonistas que repartían el periódico Regeneración en Canana. Baca Calderón era magonista, dirigente, en la huelga de Cananea. Y otros. Y es ese movimiento el que lleva a toma consciencia. En Río Blanco lo mismo, son magonistas los cuadros. Y es a través del periodismo, los revolucionarios que buscaban transformar tenían que contar con una imprenta.  

Hay un caso excepcional en nuestro país de un héroe anónimo, Catarino Garza Rodríguez, que fue un periodista que nació en Matamoros, Tamaulipas, pero vivió del otro lado de la frontera y en Laredo ejerció el periodismo. Y convoca al pueblo de México a tomar las armas en contra de la dictadura porfirista 18 años antes que Madero. Y fíjense de dónde convoca o en dónde convoca, en Texas, que ya es entonces Texas y California y nueve estados de la Unión Americana que pertenecían a nuestro país ya están anexados o ya habían pasado a formar parte de Estados Unidos. 

Entonces, él forma un grupo armado, una guerrilla y todo su movimiento lo hace en un condado cerca de Laredo que se llama San Diego. Y era con su imprenta como reúne a un grupo de revolucionarios. Es una historia bellísima y excepcional porque había en aquel entonces 10 mil soldados estadounidenses, y movilizaron a la frontera para capturar a Catarino Garza a tres mil, más los rangers de Texas, más los soldados de Porfirio Díaz a cargo de Bernardo Reyes, que blindaron la frontera, todo eso para combatir al filibustero, que así le llamaron después a Catarino Garza. 

Y de repente, desaparece. Y se sabe de él, que está en Costa Rica. Y ahí, con otros revolucionarios que luchaban también por la independencia de los pueblos, se encuentra con Maceo, Antonio Maceo se encuentra con José Martí; se encuentra con el general Uribe Uribe, que es el personaje colombiano que utiliza Gabriel García Márquez de prototipo, es el Aureliano Buendía para su novela Cien años de soledad. 

Entonces, ahí en Costa Rica se unen todos estos revolucionarios y unos van a lucha por la independencia de Cuba y otros van a luchar para mantener integrada la Gran Colombia porque ya había la pretensión de crear un país autónomo, independiente, porque ya estaba detrás el proyecto del canal, entonces los liberales revolucionarios colombianos no querían que se llevara a cabo esa segregación.  

Y Catarino tiene el ofrecimiento de los dos grupos, de los cubanos y de los colombianos: que si iba a ayudar a la independencia de Cuba, que era la joya de la corona porque era el único país —estamos hablando de 1892, 94— que todavía pertenencia a España, tenía ese ofrecimiento de ir a luchar por la independencia de Cuba o ir con los colombianos, y a cambio, como él mismo ha expresado, cuando triunfaran en Colombia, triunfaran en Cuba, esos revolucionarios iban a venir a ayudarle para enfrentar aquí a la dictadura porfirista. 

Esa una historia importante. Él decide irse, encabezando un grupo guerrillero, a Colombia. Y lo asesinan en la toma del cuartel de Bocas del Toro, que hoy pertenece a Panamá, en un enfrentamiento, y ahí lo dejan, lo entierran en una fosa común junto con otros guerrilleros. Yo aquí aprovecho para decirles que hicimos una investigación y ya encontramos los restos y los mandamos a traer a su natal Matamoros. Pero estamos hablando de un periodista político revolucionario. 

Es interesante también porque en aquellos tiempos, como ahora, los conservadores, a todos los que luchaban por la justicia los llamaban ‘bandidos’. Yo escribí un libro sobre Catarino que se llama así, Catarino Garza Rodríguez: ¿revolucionario o bandido? Y la respuesta la da el mismo que lo combate, un militar conservador colombiano que llega a admirarlo, y dice: ‘Catarino —palabras más, palabras menos— no era el bandido que decían los americanos, era un hombre con ideales, con principios’; como lo fue después Ernesto ‘Che’ Guevara y otros revolucionarios internacionalistas. 

Pero aquí lo que quiero destacar es cómo el periodismo siempre, el periodismo de avanzada, siempre está vinculado a una causa, siempre tiene que estar lo más cercano posible al pueblo y lo más distante posible al poder, esté quién esté en el poder. Lo mejor del periodismo es eso, esas épocas de transformación. 

Entonces, nosotros en México tenemos esa tradición del periodismo, de los Flores Magón, de Catarino Garza, de Daniel Cabrera, que para mí es el mejor periodista que ha existido en nuestro país, el director de un periódico que se llamó El Hijo del Ahuizote. La sala principal, ahora que estamos en esta nueva etapa de reuniones en Palacio, le pusimos ‘Daniel Cabrera’. Entonces, ese periodismo es el que nos llena de orgullo. 

Luego, ese periodismo fue desapareciendo, se fue apagando. También, era muy difícil ya mantener un periodismo independiente cuando predominó un partido de Estado durante mucho tiempo y ese partido de Estado empezó a coptar, a comprar consciencias y lealtades, y surgió una prensa completamente subordinada al poder que como vasallos cumplían con la máxima de obedecer y callar, un control casi total, absoluto, con honrosas excepciones de periodistas que siempre actuaron con independencia, pero fue la excepción. 

Esa prensa se fue pervirtiendo hasta llegar a ser un instrumento de control y de manipulación de la oligarquía de México. Y es fácil de demostrar, cómo los medios de comunicación convencionales, los más influyentes, tienen que ver con las empresas o con los personajes con más dinero en el país. Entonces, es un periodismo que se fue creando para legalizar, legitimar la corrupción, el saqueo, y para combatir a la oposición que buscaba transformar al país. Nosotros los hemos padecido durante mucho tiempo. Ahora, afortunadamente, las cosas están cambiando para bien porque se dieron, al mismo tiempo, una serie de condiciones muy favorables, inmejorables, diría yo.  

Antes, nosotros como opositores, padecimos mucho porque nos cercaban. Imagínense, hace 10 años, no hace mucho, eran dos, tres televisoras, y tres, cinco cadenas de radio, y 10 periódicos los que tenían el control, y ellos eran los que influían y formaban la llamada opinión pública, con una influencia total.  

Y nosotros nos sentimos muy orgullosos porque, por primera vez, esa prensa, esos medios completamente al servicio de los intereses creados no pudieron evitar la transformación de México, lo que se ha logrado hasta ahora por el impulso del pueblo, porque muchos hemos trabajado, millones de mexicanos en lo que llamamos la revolución de las consciencias. Y se ha logrado que el pueblo de México sea de los pueblos con más consciencia en el mundo, con menos analfabetismo político o de los pueblos más politizados del mundo. 

Durante mucho tiempo, porque esto no es nada más de Hitler o de Goebbels , el control mediante la propaganda de las multitudes y de la imposición de políticas autoritarias, lo de que una mentira que se repite muchas veces puede convertirse en verdad, no se aplica a partir del nazismo, viene de tiempo atrás. 

Nosotros aquí, a veces lo recuerdo, cuando se luchaba en contra del santannismo. Santa Anna fue 11 veces presidente de México y por culpa de él nos arrebataron más de la mitad de nuestro territorio, fue un gran zarpazo, en la intervención estadounidense de 1847, 48. Y se tiene que ir Santa Anna porque… Imagínense, se tiene que ir al exilio y los conservadores a los dos años van a buscarlo y el ideólogo principal del conservadurismo, Lucas Alamán, le escribe y le dice: ‘No se preocupe, venga’, después del daño causado. 

Imagínense cómo quedó nuestro país, si en 1847 toman la Ciudad de México, izaron la bandera estadounidense en este Palacio, una gran tragedia, para que los conservadores vuelvan a traer a Santa Anna. Que, dicho sea de paso, regresó para acabar de afectar al país, porque todavía vendió otro pedazo de nuestro territorio y empezó toda una tiranía. 

Bueno, Lucas Alamán le dice en una carta: ‘Venga, porque nosotros, los conservadores, tenemos el control o somos dueños de los principales periódicos de la capital y de los estados, y nosotros manejamos la llamada opinión general’, lo que después se conoce como opinión pública. Entonces, desde cuándo la política mediática es un elemento fundamental de control, de manipulación de los pueblos. 

Entonces, imagínense lo que sucedió recientemente en nuestro país, todo un acontecimiento, que por primera vez en siglos, con todos los medios convencionales en contra, el pueblo de México dice: ‘No al retroceso, no queremos que regresen los corruptos, no queremos que regresen por sus reales. Queremos que continúe la transformación en el país’. Y no les funcionaron sus medios convencionales, sus famosos conductores de radio, de televisión.  

Era tóxico, era insoportable lo que se escuchaba en la radio durante la campaña pasada. Podían ustedes ir en automóvil escuchando un noticiero y todo era en contra de nosotros, pero le cambiaban de estación y estaba otro noticiero y era lo mismo, un bombardeo constante.  

Esto que nosotros padecimos y que enfrentamos, y que afortunadamente vencimos, se repite en otros países, y es un distintivo de cómo se ejerce el poder para beneficio de minorías. 

Por eso es importantísimo el que ustedes se reúnan como prensa, como medios alternativos, independientes, porque se necesita la contribución de ustedes. 

Hablaba yo de una serie de factores que influyeron para que se pudiese triunfar ante los medios convencionales. Desde luego, en primer lugar, el actor principal, el protagonista principal de esta historia es nuestro pueblo, eso hay que tenerlo siempre muy presente, el motor del cambio es el pueblo. Eso a los conservadores no se les da, ellos desprecian al pueblo; ya no hablemos de que le tengan amor al pueblo, no le tienen ni siquiera respeto al pueblo, pero ese es un problema, porque el pueblo es sabio. 

Entonces, un factor importante fue este movimiento de transformación, este cambio de mentalidad, que es fundamental, porque cuando cambia la mentalidad del pueblo cambia todo. Es lo más difícil de lograr, porque una cosa es que yo lo esté exponiendo, y otra cosa es que se revise que llevamos años, muchos, porque esta es la labor de millones de mujeres y de hombres, haciendo conciencia, trabajando abajo. 

Les podría yo contar sobre lo que fue el periódico Regeneraciónque creamos, que llegamos a editar 10 millones de ejemplares; pero lo más importante es que se entregaba casa por casa. Imagínense elaborar 10 millones de ejemplares; no es problema, con dinero hay imprentas, se elaboran, sí, pero ¿cómo se distribuye?, la organización que se requiere. Y, además, voluntaria, de mujeres, de hombres conscientes, que había en cada comunidad, en cada colonia, en cada pueblo sólo para eso, para ir casa por casa y entregar el periódico. 

Y llegó a ser —porque hicimos encuestas en ese entonces, hace ocho o 10 años— el medio más visto en el país. Y ni siquiera nuestros adversarios —porque además son muy prepotentes— se enteraron, y a nosotros no nos convenía que se dieran cuenta. 

Entonces, fue una labor de muchísimos años y el trabajo plaza por plaza, pueblo por pueblo, recorrer todo el país. Pero también ayudó el que surgen las redes sociales, aparece el internet; eso no lo teníamos cuando nos hicieron el fraude en el 2006, no, era guerra sucia: ‘López Obrador, un peligro para México’, día y noche. ¿Y cómo nos defendemos ante eso, si no había ni derecho a la réplica? 

Cuando estaba esa campaña de peligro para México teníamos nosotros, porque estábamos en proceso electoral, tiempo contratado en una televisora, que no quiero ni siquiera mencionar o cuyo nombre es preferible olvidar. Y teníamos un contrato y cuando estaba más fuerte la campaña, la guerra sucia, nos cancelaron nuestro contrato de transmisión de nuestros mensajes. 

Entonces, no había, en el 6, internet o redes sociales. Surgen las redes sociales y por eso decimos: es una bendición, benditas redes sociales, ¿por qué?, porque ya se puede replicar, ya cada ciudadano puede ser un medio de comunicación, si tiene un teléfono, si tiene posibilidad de interactuar, en una red social. 

Pero, a pesar que eso nos ha ayudado muchísimo, porque aún con todo este sistema de manipulación de las redes sociales… Que hay que analizarlo, ustedes, que van a estar en este congreso, hay que desmenuzarlo y explicarlo, transmitirlo a la gente, porque lo mejor es informar al pueblo. 

Entonces, no es fácil. Porque entre nosotros podemos decir: son granjas de bots, ¿y qué es eso?; son bots, ¿qué es eso?, ¿cómo explicamos de que pueden automatizar una leyenda y difundirla masivamente? 

Pero investigar cómo funciona, quién elabora el contenido, quién establece el contrato con la empresa o con las empresas que se dedican a eso, cuánto cuesta, qué alcance tiene, y cómo hacer conciencia de que eso es ficticio, que no son ciudadanos de carne y hueso y un pedazo de pescuezo, sino que son robots. Pero explicarlo bien. 

Ahora, ¿quién maneja esto?, ¿quiénes se han ido apoderando del internet, de las redes? 

INTERVENCIÓN: El pueblo. 

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: Sí, el pueblo, pero también ya hay corporaciones que tienen control, y que, así como se domina la prensa escrita, ya quieren dominar también todo lo relacionado con las redes. ¿Y qué hacer ante eso? 

Bueno, por eso es extraordinario el que ustedes se reúnan aquí —son bienvenidos— porque es la manera de enfrentar el autoritarismo, de enfrentar la censura, la manipulación, y que la verdad siempre se abra paso y llegue hasta el último rincón del planeta, la verdad. Y que se esté informando a nuestro pueblo y a los pueblos hermanos, y que se avance, porque, si no, cuesta más trabajo. O sea, sí se puede y México es un ejemplo de eso, que sí se puede vencer a los medios vinculados a la oligarquía para mantener un régimen de corrupción, de injusticias, de privilegios, se puede, se puede, con el pueblo, el pueblo es mucha pieza. 

Pero hay que llevar esta experiencia y hay que seguir trabajando para que se consolide en los países, se consolide esta fuerza que significa el hacer realidad el derecho a la información. 

Y son ustedes, repito, bienvenidas, bienvenidos, aquí a la Ciudad de México. Y esta es la casa de todas y de todos. 

Ya me pasé. Y ahora vamos a escuchar a los ponentes, ¿les parece? Adelante, Jesús.  

JESÚS RAMÍREZ CUEVAS, COORDINADOR GENERAL DE COMUNICACIÓN SOCIAL Y VOCERO DE LA PRESIDENCIA: Muy buenos días. 

Con este evento estamos dando inicio a este Primer Encuentro Continental de Comunicadores Independientes: Informar es Liberar. Bienvenidos.  

Esta es una iniciativa que nació en este espacio, que se ha convertido en un recinto de la palabra, de la verdad, de la lucha por la democracia, por la inclusión, y que a partir de los diálogos circulares que todos los días el presidente de la República de México hace aquí pues se ha logrado una reflexión, un espacio de pedagogía política, un espacio de conocimiento de la historia, de los derechos de los pueblos y también de la voluntad de transformar y crear un mundo nuevo, mejor, para todos, donde el periodismo y la información juegan un papel central, como bien lo ha explicado el presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Hay que recordar que la iniciativa nació aquí, precisamente de ustedes, o de compañeros como ustedes, que participan en este diálogo circular. Y reconocemos al compañero Abel Reynoso, de haber tenido la iniciativa de convocar, de invitar, porque es justo en este espacio donde surgen no sólo la defensa de los derechos del pueblo, sino también ideas, propuestas y reflexiones que nos ayudan en este camino de la información y la transformación. 

Dicho esto, pues habría que recordar: como bien señalaba el presidente, todo proceso de cambio, todo proceso de transformación, toda revolución política, económica, social, deviene o está antecedida por una transformación cultural, por un cambio de mentalidad. Y en este proceso son los periodistas, los escritores; claro, también las personas del pueblo, que a través de sus formas de comunicación llevan la palabra, la reflexión y construyen un consenso, una mayoría, una idea de cambio que se convierte en una voluntad colectiva que lleva a los pueblos a tomar el destino en sus manos. 

De ese tamaño es el trabajo del periodismo. Nuestra historia como país, como continente, pues nos recuerda que toda gesta social, toda gesta histórica, estaba acompañada por las voces de hombres y mujeres que han levantado la palabra, a pesar de la represión, del autoritarismo, de la censura, y han llevado esta hasta los últimos rincones. 

Como bien recordaba el presidente de la huelga de Cananea, en 1906, ahí la mayoría de los mineros no sabían leer; sin embargo, llevaban periódicos, Regeneración, y se leía en colectivo en los socavones. Ahí, en la profundidad de la tierra, se creaba la conciencia y ahí nacía la parte, digamos, la conciencia que iba naciendo para hacer florecer un nuevo país, la primera revolución social del mundo. 

Y, bueno, recogiendo esta tradición, podemos recordar que siempre ha habido este trabajo, por lo menos en la historia de los pueblos, siempre ha habido quien levante la voz, quien haga la pancarta, quien haga las pintas, aunque sea en el imperio romano, o que ponga sus dazibaos, sus papeles, aunque sea papeles murales en las calles, para poder dar a conocer la palabra. 

Aquí ha habido muchos periodistas nacionales, mexicanos, y extranjeros que han aportado con su trabajo a la construcción y a la toma de consciencia.  

Quizá habrá que recordar un antecedente, John Kenneth Turner, cuyo México bárbaro fue la primera denuncia internacional de una dictadura que se entronizó en nuestro país con Porfirio Díaz y que entregó la riqueza nacional a los extranjeros, y que propició un sistema de extracción, de esclavitud y despojo que afectaba a la mayoría de la población. 

Y gracias a denuncias como la de John Kenneth Turner, que conoció a los hermanos Flores Magón, y ahí, a través de su testimonio, él se dio a la tarea de hacer la labor periodística, de ir a investigar si la denuncia de esos periodistas mexicanos encarcelados en Estados Unidos era verdad, si aquí había esclavitud, si aquí se reprimía a los yaquis, si aquí se despojaba a las grandes empresas para obtener petróleo y despojando a los pueblos de sus tierras.  

En fin, en nuestro país, que tiene una larga tradición de lucha, también tiene una larga tradición de periodismo que ha dado la voz a las víctimas de la represión, a quienes no han podido expresarse abiertamente porque, como bien señalaba el presidente, también tenemos un antecedente de que el sistema autoritario político que dominaba nuestra nación estaba acompañado por un dominio de la prensa, por un dominio de la televisión y de la radio. 

Por eso muchos movimientos, particularmente el movimiento estudiantil del 68, lanzaba esa consigna de ‘prensa vendida’, porque era la manera de decir no sólo ‘no al autoritarismo’ del gobierno que lanza granaderos o policías y soldados contra la población, sino también acompañados de sus corifeos que silenciaban sus crímenes a través de la prensa. Que luego se olvida que también la prensa ha sido cómplice, bueno, los medios de comunicación, la tele, la radio, los medios, que también han sido cómplices de los crímenes que se han cometido contra los pueblos cuando callan, cuando silencian estas situaciones que afectan los derechos de los pueblos.  

Y por eso estamos aquí, porque en el siglo XXI ese dominio mediático que se construyó sobre la base de una subordinación al poder político también fue construido un emporio económico a partir de la información de convertir la información en una mercancía, de volver moneda de cambio la voz, los hechos, o la tergiversación de ellos o el silencio sobre la situación, también se convirtió en una moneda de cambio.  

Y lo hemos vivido en nuestros países; en este país, por supuesto, tenemos mucha experiencia en ello. Y precisamente contra esa idea de que la información es un negocio o es una mercancía, es que mujeres y hombres libres hacen la tarea del periodismo. 

Y hoy en día, las redes sociales, el uso de las nuevas tecnologías, ha permitido, como decía el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que todos los ciudadanos podamos ser un medio de comunicación; o cómo diría Manuel Castells: ‘Ahora estamos en una circunstancia de autocomunicación de masas’, casi, casi como de una construcción de la autoconciencia, del cambio de mentalidad propiciado por ese diálogo a través del ágora digital de las redes sociales, del internet, que, bueno, como espacio libre ha propiciado el avance de momentos importantes, de pueblos, se habla de la revolución árabe, se habla del proceso de toma de conciencia frente al neoliberalismo, que fueron las protestas en Wall Street, o en España, o en Francia, que la gente se ha comunicado; hablamos también de nuestro continente, en Perú, en Colombia, en Argentina, en Chile. 

En fin, las luchas sociales hoy también se libran en las redes sociales, se libran en el internet, y para los activistas, los periodistas, contribuyen con su palabra, con su trabajo, de recoger los acontecimientos en contrasentido de lo que luego los medios comerciales, tradicionales, hacen que es defender los intereses de las corporaciones y los intereses del poder político. 

Entonces, justo en el proceso de cambio que vive México, gente como ustedes o ustedes mismos han participado en esta toma de conciencia. Ustedes son, han contribuido a la construcción de un camino pacífico y democrático; le han dado voz a la gente, le han dado sentido a la protesta para convertirla en un proceso positivo de construcción de un nuevo país. 

Y eso ha sido gracias al trabajo de información para combatir las noticias falsas, la manipulación informativa, a la que ya se están queriendo acostumbrar algunas empresas, tanto de las plataformas que hoy son una paradoja de la vida de hoy: tenemos una libertad relativa en las redes sociales, pero su gestión es privada, a través de sistemas de comunicación, a través de algoritmos que son indicaciones o instrucciones que les dan a los programas, y que, o contienen información u omiten personajes, o de plano banean, como se dice ahora, desaparecen a voces que les son incomodas. 

Entonces, todo eso se tiene que transparentar porque, si hoy comunicar es parte central de la vida política, económica y cultural de los pueblos, efectivamente, se tienen que transparentarse ese proceso por el cual nos comunicamos, por el cual intercambiamos experiencias y por el cual también propiciamos acciones colectivas; también podemos propiciar la organización, la acción conjunta para cambiar las circunstancias injustas, para cambiar decisiones que nos afectan, para construir un planeta mejor, para salvar el medioambiente, para defender los derechos de las mujeres, para defender los derechos de los pueblos indígenas, en fin.  

Estas herramientas hoy están a disposición de todos y esto es algo que no tiene precedentes en el sentido de que podemos actuar, intercambiar y conocer qué pasa en otros lados y, por lo tanto, podemos ayudar, ayudarnos mutuamente como pueblos, como ciudadanos que luchan conscientes, ayudar a otros que luchan y que tienen circunstancias difíciles, hoy es posible, está al alcance de la mano. 

Antes, en las épocas, antes, hace 100 años, para saber qué estaba pasando en el país, pues había que esperar unos días o semanas porque las noticias no eran tan inmediatas. Se podía saber algunas cosas con telegrama, pero eran noticias prácticamente casi en tamaño de un tweet, pero no se sabía el contexto y qué pasaba. Entonces hoy tenemos la fortuna de que gente como ustedes en todo el mundo están trabajando la voz, la información y construyendo con ese esfuerzo un mundo mejor. 

Entonces, por eso nos da gusto darles la bienvenida a todos. Somos más de 300 en este encuentro. Hay 279 que fueron, se inscribieron, que están aquí presentes en este Salón Tesorería, que ya es un recinto de la libertad, de la palabra y de la comunicación, y del derecho del pueblo a la verdad, a la información y la obligación de la autoridad a rendir cuentas, a dar la cara, a enfrentar o para explicar a los gobernados por qué se toman decisiones.  

Es toda una transformación, una revolución democrática, una revolución de la comunicación y una revolución política que ha empoderado a los ciudadanos a través de ciudadanos como ustedes, que hacen esta tarea de informar. 

Y damos la bienvenida a todos los compañeros que, bueno, los que están aquí físicamente y los que están conectados, que son más de 50 compañeros que están siguiendo la transmisión y participando a través de Zoom.  

Y, bueno, pues aquí hay compañeros de México, evidentemente hay muchos de todas las regiones, del norte, del sur, de la sierra, de las ciudades, del sureste. Comunicadores que son hombres y mujeres indígenas, obreros, amas de casa, estudiantes, profesionistas, gente que ha tomado la palabra y la labor de trabajar con la información como forma de compartir y hacer trabajo. 

Entonces, bienvenidos, los compañeros que vienen de México, de Estados Unidos, Guatemala, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Argentina, Perú y España, sean todos bienvenidos a esta casa del pueblo, al Palacio Nacional, que es la casa de todos los mexicanos. Y como decimos: nuestra casa es su casa. 

Y aquí están y aquí estamos para reflexionar, para construir, dar un paso adelante a este proceso de cambio y de transformación comunicacional, para lograr enfrentar, lo que señalaba el presidente, los nuevos retos, los retos de profesionalizar la labor informativa de los ciudadanos que hacen esta tarea, los retos de acercarnos o acceder a las tecnologías más apropiadas para mejorar nuestro desempeño, pero también de enfrentar los retos de las nuevas realidades: de la manipulación informativa, de las noticias falsas, de estas campañas. 

En México, este año, hemos vivido una de las campañas mediáticas y digitales más grandes que se haya tenido noticia recientemente; o, bueno, noticia, porque el mundo digital tampoco es tan antiguo. Entonces, no ha habido, hasta ahora, ni Cambridge Analytica, ni todas estas compañías que se han dedicado a manipular elecciones y hacer campañas de desinformación, habían logrado una campaña, como la que hemos vivido en México en los últimos meses, donde han querido atacar, bueno, han atacado, han querido desprestigiar al presidente de la República, han querido desbarrancar el proceso de cambio, de transformación, este momento en el que está, digamos, pasándose la estafeta en México para, de un gobierno a otro, para darle continuidad y profundizar la Cuarta Transformación, la democratización, la lucha contra la desigualdad, a favor de la justicia, la democracia y la libertad, que es lo que significa este proceso de la Cuarta Transformación. 

Y, afortunadamente, podemos decirles, y por eso también es parte de este inicio de este encuentro, es que aquí fracasaron, aquí la manipulación no tuvo efectos. La mayoría de la población que se ha convertido en personas, como parte de esta revolución de las conciencias, en personas conscientes, con criterio propio y que han buscado en las redes sociales a ciudadanos como ustedes para informarse, para contrastar lo que dice la radio, la televisión y la prensa escrita, la prensa subordinada muchas veces a intereses económicos y políticos, entonces estos ciudadanos libres que se informan en las redes son los que han podido contrarrestar o no se han dejado manipular y han permitido que este país pueda tener un camino propio, libre, de dignidad y soberano. 

Entonces, de eso se trata este encuentro, de ver las fortalezas y debilidades de este proceso de comunicación horizontal, social, colectivo, pero también ver qué posibilidades hay de construir alianzas informativas, intercambio de experiencias, formas de actuar juntos, de hacer de la ayuda mutua como comunicadores, como activistas, para que nadie esté solo, para que nadie se quede solo frente a las realidades o a las actuaciones de las empresas que luego quieren borrar este trabajo informativo con un clic; entonces hay que ayudar, ser solidarios y hacer eco y denunciar cuando esto ocurra así para no dejar a nadie solo.  

Y, por el otro lado, también crear contenidos que, a partir de esta alianza posible entre el trabajo de todos, pues esta ayuda mutua, esta compartición de información, pues nos permitiría enriquecer nuestro propio trabajo informativo en nuestras zonas, en nuestras regiones, con nuestras audiencias, con la gente que nos escucha, nos ve y nos lee.  

Así que de eso trata este encuentro de intercambio, de tener la libertad de expresarnos como pensamos, como queremos y en lo que creemos, también es para intentar coordinarnos. Y ojalá de esto salga una red para que los esfuerzos de la comunicación alternativa y la democratización de la información y, sobre todo, el derecho a la libertad de expresión sean algo permanente y sea la base de nuestra democracia.  

Sin información no hay democracia, sin información no hay libertad, sin información no hay conciencia. Por eso, el trabajo que hacen ustedes es fundamental para que nuestras sociedades sean mejores, más prósperas, más armónicas, pacíficas, pero, pero sobre todo libres, dignas y respetuosas de los demás. 

Muchísimas gracias. Sean bienvenidos. Y le cederemos la palabra a algunos compañeros, representantes de diferentes regiones para que nos compartan su experiencia y sus reflexiones. Tenemos a Betiana, de Argentina. Bienvenida. 

BETIANIA VARGAS – ARGENTINA: Muchas gracias. Buenos días a todas, a todos y a todes. 

Mi nombre es Betiana. Es un honor estar con Obrador. Ahora entendí, entendí el vibrar de esa… Y esa fortaleza que tiene la síntesis de un proceso histórico que les llevó mucho tiempo a México, y que nos pone muy alegres y también esperanzados para que eso que está viviendo el pueblo mexicano también lo podamos vivir desde Latinoamérica. 

Como les decía, soy de Argentina. Me encuentro casualmente viviendo en México, haciendo una beca doctoral y estoy trabajando el tema de inteligencia artificial en la educación. Para mí, es un placer poder compartir esta jornada, que va a ser sumamente productiva, seguramente. 

La tarea de comunicar, en mi caso, me ha tomado por sorpresa porque vengo de una formación como educadora y activista social y militante. Entonces, es aprender en este camino y aprender, como decían quienes me antecedieron y le agradezco profundamente la oportunidad, es una tarea fundamental tener la voz del pueblo y poder mostrar la realidad, que es esa realidad que generalmente se oculta para poder conducir procesos y para poder dominar desde algún tipo de interés. 

Y en ese marco, antes de cómo avanzar en la cuestión, creo que hay que señalar, como decía acá el señor presidente, estamos viviendo un momento de crisis estructural profunda, y en esa crisis empiezan a emerger estos monstruos, como les decimos desde Argentina.  

Y en esa crisis estamos atravesando una guerra multidimensional, también muy profunda, de mucho asedio, de mucho ataque a los procesos populares, a los procesos que se han decidido a transformar las realidades y transformarlas desde ese sentido, desde ese sentido popular.  

Y en ese marco el mundo digital también se presenta como un mundo, como lo decían, ¿verdad?, el mundo de las redes sociales. Benditas y malditas redes sociales, porque en la medida en que se amplían las posibilidades para que podamos tener mayor comunicación, también nos encierran en la trampa de producir, de trabajar, de destinar nuestro tiempo de ocio a un tiempo productivo para el capital, y eso es realmente un desafío para nuestro tiempo y un desafío para las juventudes. 

Pensar cómo vamos a hacer para construir una transformación con el nivel de este alcance que hoy están teniendo y de opresión, porque, bueno, desde Argentina también lo que observamos es el tedio que genera muchas veces ese mundo digital. Pareciera que no hay ni pasado ni futuro, pareciera que estamos atravesando ese presente perpetuo, como le dice García Linera, y que de alguna manera termina siendo sofocante, termina siendo un tiempo que pareciera no tener justamente las posibilidades de un tiempo histórico, de un tiempo social.  

Y ahí está el desafío, cómo construimos ese tiempo social, cómo empezamos a construir, desde la tarea que nos toca obviamente, esas posibilidades, pero ampliando ese margen de posibilidades. 

De alguna manera el mismo régimen intenta que no veamos, creo que eso pasaba, ¿verdad?, cuando pasó el fraude en el 2006, qué difícil volver a levantarse al otro día y decir: hay que seguir. Y ese tiempo de posibilidad es un tiempo que lo va ampliando la lucha y lo va ampliando una lucha permanente por conseguir ese proceso de transformación.  

Y creo que esa es la principal batalla que tenemos en este momento donde los algoritmos, donde la inteligencia artificial, donde las redes sociales, parecieran que tienen la verdad, que tienen el tiempo que lo regulan y esta batalla por el tiempo es una batalla primordial para que vuelva de vuelta al centro el tiempo de vida, el tiempo lo de común, y no el tiempo del consumo, el tiempo de la productividad, o como les decía, ese tiempo de tedio, de que pareciera que es una realidad sin posibilidades de ser transformada. 

Y en ese marco, es muy difícil para mí hablar de esto porque vengo de Argentina, y estamos pasando una situación muy difícil en mi país, mi pueblo está hoy atravesando, más del 50 por ciento de los argentinos y de las argentinas, hoy están bajo la línea de pobreza, para un país que ha sido uno de los territorios, digamos, que se dispuso en algún momento a transformar, que se dispuso a combatir los grandes poderes, que también construyó con la ciencia y la tecnología una utopía de futuro que era posible, y que hoy estemos en ese lugar realmente es muy difícil, digamos, para todos los militantes, las militantes, que construimos en la cotidianeidad, ya que es, pareciera que no se pase ese tiempo. 

Entonces, las redes sociales en nuestro país tuvieron un rol fundamental, no solamente para el reordenamiento de la derecha, sino, sobre todo, para crear un candidato que pudo y es nuestro presidente, que es Javier Milei, una persona que no venía de partido político, una persona que construyó esa candidatura a lo largo de tres, cuatro años con muchísimo vigor, con ayuda de las redes sociales, con ayuda de los medios de comunicación, pero, sobre todo, con ese trabajo, digamos, del territorio digital, de observar el territorio digital como un territorio de disputa, y que, muchas veces desde los movimientos nacionales y populares, es muy difícil, porque como es un territorio que no controlamos, es muy difícil observarlo en ese marco, de observarlo en términos de poder y a construir poder. 

Obviamente uno sabe que el poder, como le decimos, se realiza en las calles, las calles siguen siendo el lugar de encuentro y el lugar de encauce de ese poder popular. Pero, sí, las redes sociales hoy están teniendo un lugar trascendental en la vida cotidiana, sobre todo a partir de la pandemia, y la pandemia se convirtió en ese factor acelerador de ese momento que hoy nos trajo y nos ha dejado ahora a probar suerte, a ver cómo nos encontramos en este nuevo momento. 

Entonces en ese marco, rescatar la experiencia mexicana, porque creo que han logrado observar cómo ese diálogo entre la calle y las redes sociales y la labor, digamos, de la comunicación permanente, del diálogo permanente con el pueblo a través de las mañaneras a mí me sorprende y realmente es una admiración profunda al señor presidente, con esa disciplina. Porque muchos de acá nos levantamos temprano y dijimos: pucha. Un día y nos costó. Imaginémonos lo que es sostener esa comunicación con el pueblo a lo largo de todo un ciclo. 

Entonces esa creo que es una tarea fundamental que la experiencia mexicana nos deja a todos los pueblos de Latinoamérica para no perder ese canal de comunicación permanente, que es un canal, como lo decía Jesús, es un canal pedagógico permanente, de batalla, de sentidos, porque el mundo digital y el mundo de los medios sociales permanentemente están batallando; o sea, en cada casa hay un televisor y en cada casa, por lo menos la mitad de los integrantes de una familia tienen un celular en la mano. Ese es el nivel de batalla, digamos, en el que nos encontramos hoy para poder comunicar la realidad como es.  

Y ya para ir entonces cerrando, sólo quedarme con esta cuestión de remarcar la importancia de estos espacios, de poder debatir, digamos, qué estrategias. Primero que nada, un balance de cómo nos encontramos para poder entender la situación que estamos atravesando y poder realizar estrategias contundentes y de integración regional en el marco de la comunicación independiente, del activismo digital, que es un poco el marco, digamos, desde donde su trabajo, y todo lo que tiene que ver con poder entender que son esos espacios los que nos ayudan a dar esa disputa. 

Y creo que aquí es fundamental mencionar a Venezuela y a Palestina, que hoy están siendo dos territorios asediados por el imperio, asediados por estrategias que van mucho más allá de sus territorialidades y que necesitamos seguir comunicando la verdad de lo que sucede en esos pueblos, para que esos pueblos puedan autodeterminarse, que es lo único que se pide. 

INTERVENCIÓN: ¡Y Perú también! 

BETIANA VARGAS: Y Perú también, exactamente, todos los pueblos que hoy estamos dando nuestras luchas, dando nuestras batallas. La comunicación independiente, todo lo que tiene que ver con la batalla por brindar la información necesaria es fundamental en este marco. 

Y para cerrar, me quedaba con estas palabras que decía el señor presidente acerca de que no se puede comprender una revolución sin periodistas revolucionarios. Entonces, es un legado histórico continuar lo que ya periodistas, bueno, en mi caso Walsh desde Argentina, seguramente todo el mundo lo debe conocer, hicieron para comunicar, para darle sentido a lo que sucedía, a los acontecimientos que sucedían en las territorialidades. 

Entonces, hoy tenemos ese legado de continuar siendo los comunicadores, las comunicadoras, las activistas, los activistas, los educadores, para la transformación, educadores, periodistas, comunicadores revolucionarios de este momento. 

Así que, con eso, cierro. Y le agradezco infinitamente este espacio. Gracias. 

NANCY FLORES NÁNDEZ – MÉXICO: Buenos días, presidente; buenos días a todas y a todos. 

Nancy Flores, de la revista Contralínea. 

Agradezco esta oportunidad de poder participar en este diálogo, esta reflexión colectiva que nos convoca a justamente revisar este tema de informar es liberar. Yo preparé unas líneas —espero no aburrirlos demasiado— porque sí quiero que esta reflexión colectiva también tenga un hilo coherente y no quiero equivocarme; entonces, pues voy a leerles a continuación lo que escribí. 

El periodismo, desde mi punto de vista, es, ante todo, un servicio social. La crisis de credibilidad por la que atraviesan las corporaciones mediáticas, no sólo en México, sino en el mundo, nos obliga a luchar día a día por ese ideal.  

Fenómenos como los de la sobreabundancia de información que ocurren en la internet y en las redes sociales, la posverdad, la infodemia, las mentiras abiertas, los montajes mediáticos, las verdades a medias, traicionan a los pueblos y los convierten en rehenes de intereses ilegítimos. Además, traicionan los pilares del periodismo que son irrenunciables: búsqueda de la verdad independencia, honestidad y responsabilidad social.  

En este ambiente de corrupción, los periodistas no podemos sucumbir al lucro ni seguir el camino fácil del privilegio, estamos llamados a velar por la información entendiendo que la verdad es un bien común, es un bien colectivo. 

Por ello, como nunca antes, es imperativo impulsar un periodismo independiente y profesional que se asuma, este periodismo independiente y profesional debe asumirse como elemento transformador de las realidades injustas, ilegítimas, ilegales o inmorales; es decir, debemos aspirar como periodistas no sólo a descubrir las cosas que están mal, sino a que estas cambien. 

Esto de ninguna manera debe verse como una utopía inalcanzable, sino como un reto al que tenemos que dedicarle nuestra vida, pues en esencia el fin último del periodismo no se limita a revelar esos hechos, situaciones o intereses que afectan a las mayorías o a los más vulnerables, y mucho menos ser simplemente un transmisor de informaciones, sino que entraña como objetivo principal, primordial, corregir esas situaciones o por lo menos evitar que se profundicen y sigan dañando a más personas.  

Esta labor debe ser ajena e independiente de intereses ruines, como los que han ido poco a poco convirtiendo en vil mercancía a los contenidos de los medios de comunicación, sujetos estos contenidos a las reglas del mercado, como ya lo han advertido desde hace más de dos décadas escritores y periodistas, como Ryszard Kapuściński, Noam Chomsky e Ignacio Ramonet. Claramente eso no es periodismo. El periodismo sólo puede ser ético, y la ética no es un claroscuro, no puede ser un día soy ético, al otro no, al otro día tantito, no. O se es ético o no se es. 

Kapuściński, además, decía que para ser buenos periodistas hay que ser, primero, buenas personas. Y señalaba que los cínicos, concepto, que desde mi punto de vista incluye a los corruptos, no sirven para este oficio. 

Por ello, estoy convencida de que se necesitan periodistas buenos, pero también con conciencia de clase y con conciencia social. Que investiguen a todos, pero, en particular, se centren en los regímenes opresores en el sentido amplio del concepto opresión, el ahorcamiento generado por el modelo económico neoliberal, el saqueo de los bienes nacionales por parte de las grandes corporaciones, la contaminación asesina de la industria criminal, la apropiación del dinero público por parte de funcionarios y empresarios corruptos, etcétera; periodistas comprometidos con el bienestar general y no próximos a los intereses de la oligarquía opresora. 

El periodismo debe contribuir a acabar con las grandes injusticias. Desde esta trinchera considero que el ideal de esta profesión debe ser que en el mundo las mayorías empobrecidas tengan oportunidades se superar esas circunstancias que les limitan desde su nacimiento hasta su muerte. 

Necesitamos un mundo justo y lo que tenemos ahora, en este momento, desde el modelo capitalista no lo es, y jamás lo será, y eso sólo se puede advertir si se trabaja desde la independencia. Por ello, darle voz a los que no la tienen no es una frase hueca, un cliché o una pose. 

En la revista Contralínea reivindicamos esta necesidad de escuchar desde abajo. El significado de esto es muy valioso para comprender la ruta que debe seguir esta actividad. Y es que el periodista debe siempre privilegiar a los desposeídos, a los más vulnerables y a las víctimas.  

En ese sentido, también pasa por reconocer que las personas en situación de pobreza y pobreza extrema son víctimas de un sistema que propicia la desigualdad social, generando hordas de miserables y apenas un puñado de superricos, explotadores de las masas. 

En el libro Ética y autorregulación periodística en México, del ya fallecido Omar Raúl Martínez Sánchez, se explica que, desde el punto de vista ético, es deseable que una virtud del informador sea su espíritu de justicia, es decir, que tenga la entera disposición periodística a la búsqueda de lo veraz, lo correcto, lo bueno y lo justo al momento de reflejar la realidad social.  

Por tanto, el periodismo no debe confundirse jamás con la manufactura de contenidos que desde la corrupción en todas sus formas se comprometen con intereses ilegítimos o ilegales, en todo caso injustos, se alejan de los valores éticos de esta profesión y se alían al gran capital o a los poderes en su propio beneficio. Más aún, aquel que se corrompe ni siquiera debería ser considerado periodismo, como ocurrió con opinadores y corporaciones mediáticas mexicanas en el sexenio de Vicente Fox y Felipe Calderón, cuando se aliaron con Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública, aliado al cártel de Sinaloa.  

Montajes primero, pactos de silencio después. No hay que olvidar que en marzo de 2011 las corporaciones mediáticas, las más grandes, las más poderosas de este país, firmaron aquel pacto de la ignominia para encubrir las masacres del gobierno calderonista. Esas son las traiciones que no se deben permitir nunca más.  

Un periodismo comprometido con el bienestar de las mayorías no sólo es posible, sino que es necesario desde los puntos de vista ético y moral con crítica y rigurosidad investigativa. Y si se tiene que remar a contracorriente desde dentro de las propias corporaciones mediáticas, que son en esencia aparatos ideológicos de la oligarquía con intereses económicos y políticos claramente definidos, también estamos obligados a ello, simple y llanamente porque trabajos con un derecho humano, que es el derecho a saber, el derecho humano a la información, el derecho humano a la verdad, que hace posible el ejercicio y la exigencia de otros derechos humanos. 

Y esto, compañeras y compañeros, no es patrimonial de las corporaciones mediáticas, y mucho menos es patrimonial de nosotros mismos, es un patrimonio de la humanidad, y tenemos que reconocerlo como eso. 

La libertad, la independencia, la búsqueda de la verdad, la honestidad, son los pilares del periodismo a los que nunca debemos renunciar. Y si el periodismo debería ser en su esencia anticapitalista, antineoliberal y antifascista, debe ser una discusión, no sólo entre quienes nos dedicamos a esta actividad y entre los teóricos del periodismo, sino, sobre todo, entre los pueblos, porque a ellos nos debemos como los ejecutores de la herramienta del derecho humano a la información, y son los pueblos, los que a partir de ahora y siempre, deben ser escuchados. 

Muchísimas gracias. Gracias, presidente. Gracias a todas y a todos. 

Fuente: Presidencia de la República.

No hay comentarios: