No
podemos esperar más tiempo para sacar del Estado de México aquellos grupos de
poder que han causado mucho daño a la población. Un grupo de poder que se
resiste a reconocer su falta de oficio político y su falta de visión social.
Ha
llegado el momento de escribir una nueva historia, en donde el ciudadano
mexiquense asuma la responsabilidad de redactar las primeras líneas y
constituya el inicio de un nuevo capitulo donde se describa la imperiosa
necesidad de promover la conformación de un Estado solidario, fraternal,
vanguardista y sobre todo honesto que brinde todo su apoyo y respaldo a las
clases desprotegidas de la entidad mexiquense.
Hoy
más que nunca ante el bombardeo cínico de un PRI en decadencia, tratando al
ciudadano como un limosnero, es necesario decir, si el PRI y los funcionarios municipales,
estatales y federales les ofrecen regalos y obsequios, acéptenlo… ya sabemos
que ellos son unos cínicos, pero la hora de la verdad será el día de la elección
donde el pueblo mexiquense deberá demostrar en las urnas electorales, que su
dignidad y su futuro no se vende, no se empeña por unos cuantos pesos y que están
deseosos de una Transformación con Cambio Verdadero donde el Renacimiento del
Estado de México surja de la voluntad popular y del esfuerzo y dedicación de un
pueblo agraviado por pésimos gobernantes que han puesto de rodillas con su
ineficiencia a millones de mexiquenses, que hoy padecen el estrago de la
pobreza, la marginación y la inseguridad.
La
labor desquiciada de diversos secretarios de Estado que arriban a la entidad
mexiquense trayendo consigo “buenas nuevas” y “obsequios” a quienes han
olvidado en décadas, es un fiel indicativo de la desesperación de un partido
que sabe a ciencia cierta que se encuentra en el despeñadero.
Hoy
más que nunca, el PRI esta probando el trago amargo de la indiferencia de sus
votantes, pero ese nuevo PRI, que hoy Gobierna el Estado de México y la Nación,
demuestra con hecho su falta de oficio político y reniega de su propia historia
y sus propias instituciones que formaron en décadas anteriores, no merecen
seguir gobernando esta nación.
Hablan
de modernización, de grandes reformas, de grandes éxitos, que no se siente ni
se palpa en los bolsillos de la ciudadanía, al contrario, los impuestos se
incrementan para todos, para cubrir el boquete que ha dejado el Pacto por
México, que dio lugar a que las riquezas naturales del país estén ahora
concesionadas y en manos de nacionales y extranjeros.
Hoy
la desesperación de los propios priistas se refleja en su rostro por la
violencia, la falta de oportunidades y sobre todo de empleos, cada día se
reducen los espacios de participación y los hijos de políticos y caciques son
los que pretenden ocupar el poder, como si la herencia política fuera el
principal aliciente para determinar quién merece los cargos políticos de
dirección y de representación popular.
La
juventud priista, lo sabe muy bien, lo han denunciado y expresado con plenitud
sus deseos de que termine el nepotismo de unas cuantas familias, que se creen
dueños de un instituto político, de un Estado o de la propia nación.
La
desesperación de un grupo llamado Atlacomulco, que desea mantenerse en el poder
a costa de todo, ha provocado que la ciudadanía mexiquense, despierte y muestre
su hartazgo ante tal cinismo de los políticos priistas. Y la gente que habita y
conoce las necesidades básicas de su localidad en el Estado de México, habrá de
dignificar su espíritu en las propias urnas electorales, que su conciencia y su
libertad por decidir no se compra, no se adquiere por unas cuantas monedas,
porque los mexiquenses no son “judas” son un pueblo con dignidad y merecen el
respeto, que hoy los funcionarios municipales, estatales y Federales les niegan
por el temor a perder las elecciones del 4 de junio.
El
estado de México está para que se respete, ya basta de tanto cinismo y compra
de conciencias, un Gobierno que no sabe respetar la dignidad de sus habitantes,
no merece estar en el poder.
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