viernes, 27 de febrero de 2015

La Derrota Total del PRD salvaría a ese instituto político de su desaparición en el escenario político Nacional.

El Partido de la Revolución Democrática, comandado por Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional, dio a conocer con plenitud hacia donde se encaminan en la batalla Rumbo al 7 de Junio.
El reparto de las diputaciones federales plurinominal y nominales, marcaron la ruta que se esperaba por parte de los que en estos momentos controlan al “Sol Azteca”.
La crisis al interior al PRD se ha agudizado más y más, la inconformidad y el éxodo de militantes y simpatizantes hacia el Movimiento Regeneración Nacional, vislumbra que el partido de los “Chuchos”, se quedara sólo con el cascaron y el riesgo de su registro se acrecienta más.
“Salvase el que pueda” es el mensaje, no hay unidad, no hay acuerdos, no hay estrategias, sólo la visión plena de que es indispensable ocupar un espacio que sirva de salvavidas mientras se hunde el barco.
La crisis interna en el PRD, y el enorme desprestigio de su actual dirigencia, esta encaminada a sepultar al partido que fue creado posteriormente ante los hechos y acontecimientos del gran repunte de la izquierda mexicana suscitado en 1988, cuando la elección presidencial se perdió ante Carlos Salinas y el PRI, una derrota, generado por el sistema, más no respaldada por la población, donde las sombras del fraude electoral marcaron a dicho proceso electoral.
De aquéllos líderes históricos que conformaron la primera fuerza de izquierda unificada nada queda, como tampoco nada de las poderosas fuerzas políticas que lograron vencer al partido de Estado, aunque el mismo Estado haya negado a los mexicanos la posibilidad, soberana, de elegir a sus gobernantes.
La elección de 1988, con el despertar del pueblo mexicano, fue el punto de quiebre del sistema político mexicano.
Sin embargo, con todo y la primera elección de Estado, comenzó la cuenta regresiva para el PRI y después de 12 años, el poderosísimo partido oficial fundado por Plutarco Elías Calles perdía la Presidencia de la República.
Cuauhtémoc Cárdenas y sus seguidores lograron lo que hasta ese 3 de julio de 1988 parecía imposible, generar las condiciones para que el todopoderoso PRI, mordiera el polvo y perdiera las elecciones. Y fue en el 2000, cuando el PAN y Vicente Fox, con la complicidad de Ernesto Zedillo, accedían a la Presidencia de México.
En 1988, existía el espíritu en la conciencia nacional de que las cosas deberían de cambiar en México, y ese fue el gran éxito del Frente Democrático Nacional: Unificar a todas las fuerzas políticas de izquierda, hartas de 60 años de PRI sin oposición y de una corrupción galopante.
Fue así como, en octubre de 1987, Cuauhtémoc Cárdenas obtuvo la candidatura del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y, sucesivamente, la postulación del Partido Social Demócrata, del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, del Partido Popular Socialista, del Partido Verde y del Partido Liberal. Todas estas, aun cuando eran modestas fuerzas políticas, crearon las condiciones adecuadas para hacer triunfar a la izquierda mexicana.
Participó en ese intento de reconstrucción nacional el ingeniero Heberto Castillo, legendario líder y preso político del diazordacismo de 1968 que desde el Partido Socialista Unificado de México, antecedente del Partido Comunista Mexicano, entendió el momento histórico para ceder su candidatura presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas. Lo mismo ocurrió con la señora Rosario Ibarra de Piedra, quien, como candidata del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), se sumó al intento de destitución del PRI como fuerza política única y hegemónica.
Pero a pesar de los grandes logros y avances alcanzados en 1988 y en el transcurso de los años subsecuentes, todo ese esfuerzo de unificación se perdió cuando los “líderes morales” y las diferentes tribus asaltaron el partido para repartir el botín de las candidaturas como cuotas de privilegio.
Y esto es lo que en estos momentos sucede al interior del Sol Azteca, la nueva izquierda, mejor conocida como la corriente de Los Chuchos, y Carlos Navarrete terminaron por triturar lo que queda del PRD, el cual se encuentra en caída libre.
Con el peso del desprestigio, y la salida de dos de sus figuras perredistas, el PRD, al igual que el PT y el Movimiento Ciudadano, corre el riesgo en el 2018, y tal vez en este 2015, de perder su registro si no alcanza el 3 por ciento de la votación nacional.
Andrés Manuel López Obrador fundó un nuevo partido, bajo el lema de Movimiento Regeneración Nacional, mientras que Cuauhtémoc Cárdenas, primer presidente perredista, renunció al PRD.
Otras bajas que están marcando la nueva historia del PRD son la de Alejandro Encinas, ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, el senador Mario Delgado y otros dirigentes históricos, como Eloy Cisneros, fundador del PRD, Saúl López y Ranferi Hernández. Asimismo, debe considerarse la situación beligerante que se tiene con Marcelo Ebrad y Bejarano. Sin contar a las bases que de manera paulatina se han separado de las bases perredistas y asumido los colores y la bandera de Morena.
Al PRD le acompaña en estos momentos el desprestigio de la masacre de Ayotzinapa, lo que ha provocado su caída en las preferencias electorales, es predecible que llegará al sótano de las encuestas y a su inminente desaparición, como lo confirman la pérdida de las gubernaturas de Chiapas, Michoacán y Zacatecas. En cuanto a Guerrero y Baja California las condiciones lucen complicadas y Morelos y Tabasco, prácticamente, se encuentran a tiro de piedra de que sucumban ante los encantos de Morena.
El futuro inmediato del Sol Azteca, se observa de color hormiga, el éxodo de militantes y simpatizantes que conforman la base esencial del partido empiezan a emigrar hacia el Movimiento Regeneración Nacional, los acuerdos que la dirigencia del PRD sigue realizando con el PAN y Nueva Alianza y la probable alianza con el PRI en diferentes frentes de lucha electoral, han provocado el desanimo y la confusión entre los militantes del PRD que no alcanzan a comprender hacia donde va el PRD. Los espacios se cierran para la militancia y los espacios se reservan a los incondicionales.
¿Que es lo que debe acontecer para que el Partido de la Revolución Democrática pueda recuperar presencia y esencia ante la población y sus propios militantes?.
La respuesta es muy sencilla, su DERROTA TOTAL en las próximas elecciones del 7 de Junio, sería el único escenario político que permitiría que el PRD renaciera de sus cenizas, provocando el debilitamiento de sus actuales dirigentes y mostrando lo tan equivocados que se encontraban.
La derrota total del PRD, puede llevar a un punto de quiebre, determinando el reacomodo de las cúpulas de la dirigencia del PRD, su debilitamiento sería el punto de partida para reconstruir la esencia y determinar las prioridades de ese instituto político Rumbo a las elecciones 2018.
Su Derrota Total, daría lugar a reconsiderar lo que se hizo y se dejo de hacer.
Su Derrota Total, colocaría a cada quién en el lugar que le corresponde en la historia del PRD y mostraría con crudeza a los verdaderos culpables de la desgracia perredista.
La Derrota Total, sería el momento adecuado para renacer de las cenizas.
La Derrota Total, sería la oportunidad de que el PRD regresará por sus fueros e iniciará un proceso de unidad interna a favor de los que menos tienen.

Es así que este 7 de Junio, será un momento histórico para el PRD o la Derrota Total lo hace renovarse y regenerarse, o la victoria a secas le provocará que se mantenga como un partido satélite del poder. Ni más ni menos.

No hay comentarios: