
En cuanto a sus miles de
pasajeros (militantes), ellos tendrán que hacer hasta lo imposible por
sobrevivir, no se le avisa, no se les indica que primero mujeres y niños, los
responsables de la majestuosa nave guardan silencio y sólo dan a conocer que no
pasa nada, que son falsas alarmas, que su majestuosa embarcación sigue a flote
a pesar de que se escuchan de manera ensordecedora los estruendos y las
explosiones que anuncian la fatalidad.
Esos pequeños botes
salvavidas donde los dirigentes desean conservar sus privilegios (Gubernaturas,
diputaciones y presidencias municipales) están reservados para los
privilegiados, para los mismos de siempre, para aquellos que una y otra vez han
logrado ocupar los espacios de privilegio, los espacios de primera clase,
aquellos que se consideran insuperables, los que por ningún motivo han dejado
de estar una y otra vez entre los principales puestos y cargos. Ellos ya han
formado su propio círculo y no hay lugar para nadie más y menos para aquellos
que día tras día se encuentran soportando las inclemencias de una existencia de
inseguridad, de injusticia, de pobreza, de dolor y de olvido.
Pero a lo lejos se avizora
un gran barco, porta un estandarte donde puede leerse “Morena” y ante la
desgracia de ese gran transatlántico, envía un gran número de botes salvavidas
con la plena intensión de ayudar al mayor número de náufragos que se avizoran
en medio del mar y una parte de los oficiales que ha sido ignorados y dejados a
su destino final.
Aunque algunos lideres o
altos mandos desean abordar en los botes salvavidas, esto no será posible ya
que la orden es muy estricta, primero mujeres y niños; así como adultos mayores
y si existe lugar a los tripulantes que han sido dejados a su suerte, quizá tengan posibilidad.
Ese barco llamado
“Morena”, nada podrá hacer por el majestuoso transatlántico, su hundimiento
será el resultado de sus propios errores, omisiones y exceso de confianza. En
ningún momento, hizo caso a los avisos que le indicaban que había peligro
eminente, ahora están pagando las consecuencias y lo más seguro es que no
llegue a buen puerto.
Mientras tanto, el barco
llamado “Morena”, debe seguir su marcha, debe seguir su camino y buscar llegar
a su destino, aquel destino que le permita arribar a buen puerto, donde sus
militantes, simpatizantes y la población en su conjunto puedan disponer de una
vida digna, donde exista justicia, libertad, democracia y beneficio para todos
sin distinción alguna. Donde hombres y mujeres de manera conjunta construyan
una gran nación a favor de su propio pueblo.


Todas estas
embarcaciones esperan llegar a puerto seguro el 7 de Junio, otros están con la
posibilidad de naufragar, pero sea el resultado que se presente, hay una
embarcación que sigue con paso firme su ruta, que a pesar de todos los pesares ha logrado estar en la memoria de propios y extraños, de el se espera grandes
momentos, quizá la gloria o quizá el fracaso, pero el logro obtenido es
inobjetable, por eso cuando las embarcaciones del PRI, PRD y PAN lo ven en la
lejanía, exclaman con temor, ahí Morena ¡Va¡.
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