viernes, 13 de marzo de 2020

Los agoreros del pánico están causando más estragos psicológicos que la propia crisis de salud o económica.

Foto de cortesía
Los agoreros de la crisis económica, financiera y de salud, han salido a las calles a pregonar que el mundo se encuentra al borde del desastre. Y para ello, muestran lo que acontece en diversos países, como un claro ejemplo de lo que se nos avecina, minimizando de manera irresponsable la capacidad de respuesta de sus propias autoridades y nación.
Esto es lo que esta ocurriendo en estos momentos en nuestro país, los agoreros del desastre están desatados y culpan al primer mandatario de que las acciones que emprende para contener la problemática es mínima ante lo que se avecina.
Una vez más, los medios de comunicación se lanzan al ruedo, propagando con información veraz o falsa, que México se encuentra al borde de una crisis descomunal y que debe hacerse algo de manera inmediata para evitar los peores efectos de la crisis de salud y económica, poniendo a la población en un estado de stress y pánico.
Y que decir de los opositores al Gobierno, desgarrándose las vestiduras y tomando decisiones de manera unilateral, afectando la armonía existente en cuanto a las actividades cotidianas, ya que su posición de cancelar eventos y actividades masivas, no lo hacen como medida de prevención, es un pretexto más para provocar de manera indirecta una crisis de salud y económica, sin necesidad. En lo político, económico y de salud existe una línea delgado entre lo correcto e incorrecto, los grandes estadistas actúan siempre con una visión de superar las crisis con inteligencia, información y acciones preventivas en el preciso momento en que se requiere, mientras que los políticos fantoches, sin visión e irresponsables se lanzan en una espiral de confusión y de desconfianza que aviva mucho más el desastre.   
Sin lugar a dudas es valida la utilización de medidas preventivas, pero jamás debe utilizarse medidas que provoquen pánico y tal parece que hay mucha gente que tienen la piel muy delgada y su forma de actuar contiene tanta hipocresía como cinismo.
Lo mejor que podemos hacer, es mantener la calma, estar al pendiente de la información que las autoridades dan a conocer diariamente e iniciar un proceso de prevención familiar que permita atender la problemática de manera pensante y estratégica.
Las estrategias de manipulación a través de la historia han sido devastadora: el miedo y sus efectos generalmente, se colocan en el centro del sistema de valores sociales. La aprensión desdibujada, sin objeto, ha introducido en nuestras mentes la certeza de que no podemos hacer nada contra lo que se nos viene encima, generan desconfianza entre nosotros y de manera individual, aislándonos y compitiendo por recursos que se convierten de la noche a la mañana en escasos. 

En salud como en la economía, el pánico y el miedo es una mala consejera. Que la crisis petrolera ficticia y el coronavirus, no se conviertan en factores de un desastre, al contrario debe verse como una oportunidad para emprender la transformación y el cambio.

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