Foto de cortesía
Los agoreros
de la crisis económica, financiera y de salud, han salido a las calles a
pregonar que el mundo se encuentra al borde del desastre. Y para ello, muestran
lo que acontece en diversos países, como un claro ejemplo de lo que se nos avecina, minimizando de manera irresponsable la capacidad de respuesta de sus propias autoridades y nación.
Esto es lo
que esta ocurriendo en estos momentos en nuestro país, los agoreros del
desastre están desatados y culpan al primer mandatario de que las acciones que
emprende para contener la problemática es mínima ante lo que se avecina.
Una vez más,
los medios de comunicación se lanzan al ruedo, propagando con información veraz
o falsa, que México se encuentra al borde de una crisis descomunal y que debe
hacerse algo de manera inmediata para evitar los peores efectos de la crisis de salud y económica, poniendo a la
población en un estado de stress y pánico.
Y que decir
de los opositores al Gobierno, desgarrándose las vestiduras y tomando
decisiones de manera unilateral, afectando la armonía existente en cuanto a las
actividades cotidianas, ya que su posición de cancelar eventos y actividades masivas, no lo hacen como medida de prevención, es un pretexto más para provocar de manera indirecta una crisis de salud y económica, sin necesidad. En lo político, económico y de salud existe una línea delgado entre lo correcto e incorrecto, los grandes estadistas actúan siempre con una visión de superar las crisis con inteligencia, información y acciones preventivas en el preciso momento en que se requiere, mientras que los políticos fantoches, sin visión e irresponsables se lanzan en una espiral de confusión y de desconfianza que aviva mucho más el desastre.
Sin lugar a
dudas es valida la utilización de medidas preventivas, pero jamás debe
utilizarse medidas que provoquen pánico y tal parece que hay mucha gente que tienen la
piel muy delgada y su forma de actuar contiene tanta hipocresía como cinismo.
Lo mejor que
podemos hacer, es mantener la calma, estar al pendiente de la información que
las autoridades dan a conocer diariamente e iniciar un proceso de prevención familiar
que permita atender la problemática de manera pensante y estratégica.
Las estrategias
de manipulación a través de la historia han sido devastadora: el miedo y sus
efectos generalmente, se colocan en el centro del sistema de valores sociales.
La aprensión desdibujada, sin objeto, ha introducido en nuestras mentes la
certeza de que no podemos hacer nada contra lo que se nos viene encima,
generan desconfianza entre nosotros y de manera individual, aislándonos y
compitiendo por recursos que se convierten de la noche a la mañana en
escasos.
En salud como en la economía, el pánico y
el miedo es una mala consejera. Que la crisis petrolera ficticia y el
coronavirus, no se conviertan en factores de un desastre, al contrario debe
verse como una oportunidad para emprender la transformación y el cambio.
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