Que tendrá
las mieles del poder, que cuando es probado te enloquece, hasta creen que las
normas, las leyes y los acuerdos no se aplican para su caso especial; que todo es
permitido o excusado por ser quien eres.
Sin lugar a
dudas, el fantasma del poder ronda a morena y sobre todos aquellos que no están
aptos para resistir sus encantos y caer en un surrealismo enloquecedor.
Algunos dicen
que el poder es más adictivo que las drogas y es el más peligroso, donde lo
peor del ser humano, sea mujer u hombre, aparece con todo su esplendor.
Cuando el
poder se convierte en el fin último de la vida, nada satisface al ser humano y
se transforma en insaciable; cada vez se quiere más y se pierde el límite del
precio que se paga y de las consecuencias que todo ello acarrea.
Cuando te
dejas seducir por ese néctar, pierdes la concepción del valor del dinero y de
los vínculos, sin que importe estar en un mundo honesto o deshonesto; puedes
enloquecerte igual.
El poder es
el peor consejero del ser humano, sobre todo, cuando este poder ha surgido de
la nada, de manera espontanea o cuando te ha sido conferido de manera
deshonesta.
Algunos le
venden el alma al diablo con tal de vivir el encanto de viajes, comisiones,
dinero, el dulce sabor del reconocimiento, salir en portadas de las revistas,
editar sus propia hazañas, así como el de cumplir las metas por encima de todo,
so pena de perder el mundo de fantasía en el que se quedaron atrapados.
No importa si
hay que pagar una comisión y fomentar la corrupción; no importa si afectas a
propios y extraños, ya que con el poder todo se puede hasta destruirse así
mismo.
Cuando el
poder, toca a tú puerta y te brinda esa vida de enormes encantos, ya nada es
igual, siempre se quiere más, mientras más tienes, más deseas y menos te
alcanza.
Mientras el
poder siga siendo la meta máxima, seguiremos matándonos, robando,
descalificando y sacrificando a todo aquel que pretenda competir o arrebatarte
ese néctar.
Sin lugar a
dudas, no es fácil ignorar tal nivel de seducción y no se trata de juzgar el
poder; el asunto radica que el poder puede servir a la gente siempre y cuando
se le brinde un sentido más humano, más cordial, más comprometido a favor de
quienes menos tienen y más sufren.
El Poder
enloquece a los tontos y atonta a los inteligentes, pero a los corruptos,
deshonestos, delincuentes de cuello blanco, saqueadores, traidores o
explotadores, los convierten en verdadero verdugos de la sociedad.
Esperamos que
el poder, néctar que enloquece, se convierta en un liderazgo que se este encausado a favor de las mayorías con
honestidad, con inteligencia, con sentido humano que permita la transformación de
un país para el bien de todos y no solamente para unos cuantos. Ese debe ser el
compromiso de quienes apuestan a la Revolución de las Conciencias y el
Renacimiento de México.
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