Foto cortesía
Se veía venir, la
manifestación efectuada en las afueras de las instalaciones de la Secretaria de
Movilidad del Estado de México, el lunes pasado, daba fe de que se estaba
cocinando un alza en el pasaje de 10 a 14.50, finalmente, se decide un
incremento de 2 pesos, ante la presión de los concesionarios del Transporte
Público, que juran y perjuran que ahora sí harán todo lo posible por modernizar
el parque vehicular, colocar las videocámaras de seguridad en las unidades,
capacitar a los trabajadores del volante y diversas medidas que permita mejorar
sustancialmente la calidad del servicio.
Sin embargo, esas
promesas a través de los años no se han cumplido, el precio del pasaje se
incrementa sin justificación alguna y los que siguen perdiendo es la población
del Estado de México, quienes resentirán ese golpe en sus bolsillos, un
verdadero regalo de navidad del Gobierno del Estado de México a las
concesionarias del Transporte Público.
El costo del pasaje en
el transporte público del Estado de México, de acuerdo a cifras que se reportan
desde 1989 hasta el 2017, ha registrado un incremento de hasta en 28 veces su costo y ahora con el ajuste de
dos pesos más, un 20 por ciento, el costo del pasaje arriba a 12 pesos como
tarifa mínima.
El usuario del
transporte público, no solo tiene que cargar con el costo de la modernización
del parque vehicular del transporte público; además, de la capacitación de los
trabajadores del volante, la instalación de videocámaras en las unidades en
materia de seguridad y hasta absorbe el costo del incremento de las casetas, ya
que los concesionarios en este rubro, le cargan los incrementos a los usuarios,
quieran o no quieran.
En los últimos dos años
y medio el costo del transporte público en el estado de México se ha
incrementado un 45 por ciento, en el 2017 representó el 25 por ciento del alza
y con el aumento que se acaba de anunciar, significa otro 20 por ciento más.
La justificación de
todos los ajustes tarifarios, de forma histórica ha sido bajo el
compromiso de mejorar el servicio, consistente en la renovación de unidades,
capacitación de choferes, y reducción en el índice delictivo.
No podemos olvidar,
que durante la administración del gobernador, Eruviel Ávila Villegas
se presentó un decálogo con 10 puntos específicos encaminados a
mejorar el servicio.
El plan fue presentado
en 2013, año en que se ajustó la tarifa de siete a ocho pesos. Parte de
esos compromisos hechos por el mandatario integrados en su
programa, era la implementación de unidades modernas y seguras, la
creación de mobiliario urbano, el ordenamiento de las rutas y la construcción
de tres líneas del Mexibús.
Sin embargo, su
plan fue decayendo y quedó inconcluso en puntos como el reordenamiento de
las rutas y el incremento en el índice delictivo a bordo de las unidades, sin
olvidar la modernización del parque vehicular y capacitación de los
trabajadores del volante, que fue nulo.
Las promesas
incumplidas en los últimos siete años, dan lugar a que los usuarios del
transporte público, ya no le crean al Gobierno de Alfredo del Mazo. Mismas
promesas, mismos desencantos.
Con esta medida, el
Gobernador del Estado de México, pierde la oportunidad de impulsar y promover
una transformación plena en materia de Movilidad Urbana, ya que la población
desea un transporte masivo como el Tren Suburbano, el Mexibus y mayores rutas, la
ampliación de la línea del metro y que se logre disponer de una homologación de
las tarifas de transporte público, igual a la Ciudad de México, solo esto se
podrá conseguir generando condiciones propicias entre las autoridades de las
dos entidades colindantes y la transformación del Transporte Público de la
entidad mexiquense.
Mayor calidad del
servicio, trabajadores capacitados y disminución de la inseguridad en el
transporte público solo se podrá lograr a través de un trabajo coordinado y de
colaboración entre ambos estados, sin olvidar la participación de la propia
ciudadanía.
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