viernes, 20 de diciembre de 2019

Madruguete de la Secretaria de Movilidad del Estado de México a los usuarios del Transporte Público al autorizar alza de 2 pesos en el pasaje.

Foto cortesía
Se veía venir, la manifestación efectuada en las afueras de las instalaciones de la Secretaria de Movilidad del Estado de México, el lunes pasado, daba fe de que se estaba cocinando un alza en el pasaje de 10 a 14.50, finalmente, se decide un incremento de 2 pesos, ante la presión de los concesionarios del Transporte Público, que juran y perjuran que ahora sí harán todo lo posible por modernizar el parque vehicular, colocar las videocámaras de seguridad en las unidades, capacitar a los trabajadores del volante y diversas medidas que permita mejorar sustancialmente la calidad del servicio.
Sin embargo, esas promesas a través de los años no se han cumplido, el precio del pasaje se incrementa sin justificación alguna y los que siguen perdiendo es la población del Estado de México, quienes resentirán ese golpe en sus bolsillos, un verdadero regalo de navidad del Gobierno del Estado de México a las concesionarias del Transporte Público.
El costo del pasaje en el transporte público del Estado de México, de acuerdo a cifras que se reportan desde 1989 hasta el 2017, ha registrado un incremento de hasta en 28 veces su costo y ahora con el ajuste de dos pesos más, un 20 por ciento, el costo del pasaje arriba a 12 pesos como tarifa mínima.
El usuario del transporte público, no solo tiene que cargar con el costo de la modernización del parque vehicular del transporte público; además, de la capacitación de los trabajadores del volante, la instalación de videocámaras en las unidades en materia de seguridad y hasta absorbe el costo del incremento de las casetas, ya que los concesionarios en este rubro, le cargan los incrementos a los usuarios, quieran o no quieran.
En los últimos dos años y medio el costo del transporte público en el estado de México se ha incrementado un 45 por ciento, en el 2017 representó el 25 por ciento del alza y con el aumento que se acaba de anunciar, significa otro 20 por ciento más.
La justificación de todos los ajustes tarifarios, de forma histórica ha sido bajo el compromiso de mejorar el servicio, consistente en la renovación de unidades, capacitación de choferes, y reducción en el índice delictivo.
No podemos olvidar, que durante la administración del gobernador, Eruviel Ávila Villegas se presentó un decálogo con 10 puntos específicos encaminados a mejorar el servicio.
El plan fue presentado en 2013, año en que se ajustó la tarifa de siete a ocho pesos. Parte de esos compromisos hechos por el mandatario integrados en su programa, era la implementación de unidades modernas y seguras, la creación de mobiliario urbano, el ordenamiento de las rutas y la construcción de tres líneas del Mexibús.
Sin embargo, su plan fue decayendo y quedó inconcluso en puntos como el reordenamiento de las rutas y el incremento en el índice delictivo a bordo de las unidades, sin olvidar la modernización del parque vehicular y capacitación de los trabajadores del volante, que fue nulo.
Las promesas incumplidas en los últimos siete años, dan lugar a que los usuarios del transporte público, ya no le crean al Gobierno de Alfredo del Mazo. Mismas promesas, mismos desencantos.
Con esta medida, el Gobernador del Estado de México, pierde la oportunidad de impulsar y promover una transformación plena en materia de Movilidad Urbana, ya que la población desea un transporte masivo como el Tren Suburbano, el Mexibus y mayores rutas, la ampliación de la línea del metro y que se logre disponer de una homologación de las tarifas de transporte público, igual a la Ciudad de México, solo esto se podrá conseguir generando condiciones propicias entre las autoridades de las dos entidades colindantes y la transformación del Transporte Público de la entidad mexiquense.

Mayor calidad del servicio, trabajadores capacitados y disminución de la inseguridad en el transporte público solo se podrá lograr a través de un trabajo coordinado y de colaboración entre ambos estados, sin olvidar la participación de la propia ciudadanía.  

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