Primera
Parte
Bien lo
dice Manlio Fabio Beltrones, hay que escuchar a las urnas para saber que es lo
que verdaderamente sucedió en las contiendas electorales del pasado 5 de junio,
las urnas electorales tienen mucho que decir, hasta donde los resultados
reflejan el éxito y los fracasos de los diversos partidos políticos que
participaron en las contiendas de las 12 entidades federativas.
Manlio Fabio
Beltrones, se le señala como el mayor responsable de la derrota del PRI, su
poca pericia en el manejo electoral que mostro debe ser entendido como una
muestra de que su labor estuvo acotada y hasta cierto punto ignorada por las
altas esferas del tricolor. Pero se equivocan, su experiencia en la arena
política y las altas esferas del poder son muestras claras de que el derrumbe
del Revolucionario Institucional no se derivada en consecuencia de una sola persona,
al contrario hay diversos factores que determinan los verdaderos motivos de la
debacle y el cobro de facturas.
El
ganador de la contienda electoral fue Acción Nacional, el cual se presenta como
el paladín de la democracia, argumentando que su modelo de alternancia a través
de las alianzas electorales les permite sacar del poder a un partido que por
décadas se mantuvo dirigiendo el destino de los estados; pero para decir
verdad, en esta ocasión se durmió, se dejo arrebatar sus espacios políticos,
así como ha sido despojado de su identidad y de sus principios que fueron los
principales estandartes a los inicios de su recorrer como institución política.
El PRI
fue el primer partido político que puso en practica el modelo de las alianzas
para sostenerse en el poder y mantener quietos a los partidos opositores.
El PAN ya
lo había hecho en diversas ocasiones con otros partidos políticos de menor
envergadura, pero no le resulto.
En el 2010
el PRD y PAN ya habían transitado por esa variable de unir fuerzas, logrando
magros resultados y obteniendo ciertas victorias que favorecieron a Acción
Nacional. En esta ocasión repiten la formula, pero con un PRD debilitado y un
PAN sin fortaleza. Que fue lo que realmente aconteció para que dicha alianza y
propiamente el PAN logrará obtener victorias inesperadas, pues la respuesta se
encuentra en otros factores que nada tienen que ver con alianzas partidistas.
Uno de
los factores que han dado al traste con la imagen de partido hegemónico del PRI
se encuentra, en que dicho Instituto Político ha perdido su identidad, sus
siglas son simples letras muertas que no representan lo que en el pasado fue, ya
no son ni Revolucionarios ni Institucionales, se han desdibujado ante la música
angelical del progreso y el desarrollo que el libre comercio y libre mercado
les ha venido prometiendo por décadas, pero no aparece en un territorio
nacional que se encuentra desolado y lleno de impunidad, corrupción y
marginación.
El PRI
desecho su pasado apostando por un futuro de transformación; sin embargo, ese
futuro fue un espejismo que lo esta llevando a su descomposición y decadencia.
El PRI cedió
espacios de manera infantil al permitir su cambio de imagen, su cambio de
actitud, su cambio de ser partido hegemónico para convertirse en una triste
caricatura que empieza a desdibujarse ante resultados negativos.
A partir
del salinismo, el PRI inicio su debacle como institución política. Hoy en día,
el Nuevo PRI hace poca alusión a sus héroes, a sus verdaderos precursores de lo
que son y fueron, renegar de su pasado es renegar de su presente y de su
futuro.
El PRI ha
olvidado y no quieren recordar a sus verdaderos héroes como Hidalgo, Morelos,
Juárez y algunos otros, a sus presidentes de la República gestores de un pasado
de instituciones a favor de las mayorías.
Quienes
ahora reniegan y derrumban la obra de Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho,
Miguel Alemán Valdez, Adolfo Ruiz Cortínez, Adolfo López Mateos, principales
gestores de la época de oro del PRI, están renegando a una historia de grandeza
que se ha diluido por promesas incumplidas de un futuro mejor. Desde ese
momento de pretender borrar su pasado generaron la traición partidista que ha
sido seguida por militantes que toma como claro ejemplo que la principal causa
no es el partido ni la población, sino las posiciones políticas y el poder.
En cuanto
al PAN, logro convencer una vez más a la clase empresarial del norte del país y
a la propia Iglesia de que son los paladines de la democracia y que sus
inversiones, riquezas y negocios seguirán floreciendo y creciendo como el
espuma estando ellos con el control del poder político de la nación.
La clase
empresarial del norte, le cobra la factura al PRI en las principales plazas que
por décadas mantenía el tricolor, el PRI esta siendo desechado por su falta de
pericia de generar riqueza a favor de los dueños del dinero y por imponer una
Reforma Fiscal que fue en contra de sus propias ganancias.
Y que
decir del juego sucio de los altos jerarcas de la iglesia que no perdonaron la
Iniciativa del derecho al matrimonio igualitario, dado a conocer
por Peña Nieto, para muchos este hecho significo perdida de votos desde el púlpito.
Es en lo
anterior donde se encuentra la verdadera respuesta de lo que acontece al PRI, los
estados del norte y Quintana Roo desean sacudirse de un partido que no logra
cristalizar sus sueños de riqueza y bonanza empresarial, las traiciones
internas y las traiciones empresariales de sus aliados, causaron los estragos
que hoy tienen como partido político, el gran perdedor es el PRI desde el mismo
momento que se alejo de sus principios básicos y el pretender ser un Nuevo PRI
al servicios de los grandes intereses económicos que existe y persiste en la nación.
En cuanto
a las traiciones internas, estas se derivan al alto nivel de corrupción y
descomposición política que tiene su dirigencia, los cuales no les preocupa ni
la población ni el partido, les preocupa los cargos y los puestos que puedan
obtener a través de la deslealtad.
No podemos
desechar que de los siete triunfos que logro Acción Nacional el pasado 5 de
junio, en tres, aliado con el PRD, cinco de los candidatos triunfadores
provienen de las filas priistas y algunos como en el caso de Quintana Roo,
salidos de las filas tricolores para ingresar a Acción Nacional a fin de
aceptar la candidatura que les ofrecieron.
La
lealtad, la no traición y la identidad como la pertenencia, quedaron en el
olvido por aquellos que ahora habrán de gobernar.
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