Segunda
Parte
Hoy más
que nunca el discurso de Luis Donaldo Colosio retumba en los odios y conciencia
de los priistas, cuando en su discurso del 6 de marzo de 1994 menciono con
claridad:
“Es la
hora de la confianza para todos, la de traducir las buenas finanzas nacionales,
en buenas finanzas familiares.
Es la hora de convertir la estabilidad económica en mejores
ingresos para el obrero, en mejores ingresos para el campesino, para el ganadero
o para el comerciante, para el empleado o para el oficinista, para el artesano
o el profesionista, para el intelectual y para las maestras y los maestros de
México.
Es la hora de los apoyos efectivos y del impulso al esfuerzo que
realizan las mujeres y los hombres al frente de micro, pequeñas y medianas
empresas. Que se les lleve a superar sus dificultades, que se les apoye a
ampliar sus negocios con mejores tecnologías para que sean más competitivos en
los mercados.
Es la hora del gran combate a la desigualdad, es la hora de la
superación de la pobreza extrema, es la hora de la garantía para todos de
educación, de salud, de vivienda digna. Esa es la reforma social de la que
hablé en Huejutla.
Es la hora de hacer justicia a nuestros indígenas, de superar sus
rezagos y sus carencias; de respetar su dignidad. Como lo dije en San Pablo
Guelatao, Oaxaca: es la hora de celebrar un nuevo pacto del Estado mexicano con
las comunidades indígenas.
Es la hora de nuevas oportunidades para el campo de México, como
lo comprometí en Anenecuilco, Morelos. Es la hora de enfrentar con
decisión y con firmeza la pobreza, y mejorar los niveles de vida de los
campesinos.
Es la hora de que el Artículo 27 de la Constitución se exprese en
bienestar, en justicia, en libertad para los hombres del campo. Y es la hora de
acabar para siempre con todo vestigio de latifundio; es la hora de dar
certidumbre al ejido, a las tierras comunales y a la pequeña propiedad.
Es la hora de impulsar la reforma agraria para nuestro tiempo. Es
la hora de promover más y mejor inversión en el campo; de alentar de manera
mejor y más eficaz, con libertad, la participación de los campesinos.
Es la hora de dar solución a los problemas de la cartera vencida
en el campo, del crédito escaso y caro.
Es la hora de asociar los esfuerzos de los productores; es la hora
de constituir más cajas de ahorro, más uniones de crédito y de poner en marcha
nuevos mecanismos de comercialización.
Es la hora de las regiones de México, para aprovechar mejor los
recursos, para aprovechar mejor la capacidad y el talento de cada una de las
comunidades del país, de cada ciudad de nuestro país, de cada estado de la
República.
Un desarrollo regional que abra las esperanzas de cada rincón de
México, que canalice recursos para mantener la infraestructura carretera,
ferroviaria, portuaria, hidráulica y energética.
Es la hora de superar la soberbia del centralismo, como lo dije en
Jalisco; de apoyar decididamente al municipio. Es la hora de un nuevo
Federalismo; es la hora de dotar de mayor poder político y financiero, a
nuestros estados, como lo dije en Tabasco; es la hora de garantizar plenamente
la conservación de nuestros recursos naturales, de nuestro medio ambiente, de
nuestra ecología.
Es la hora de una educación nacionalista y de calidad; es la hora
de una educación para la competencia; es la hora de nuestras escuelas, de
nuestros tecnológicos; es la hora de la universidad pública en México; es la
hora de la gran infraestructura para la capacitación de todos los mexicanos que
quieran progresar.
La educación es nuestra más grande batalla para el futuro. A ella
destinaremos mayores recursos.
Es la hora de reformar el poder, de construir un nuevo equilibrio
en la vida de la República; es la hora del poder del ciudadano. Es la hora de
la democracia en México; es la hora de hacer de la buena aplicación de la
justicia el gran instrumento para combatir el cacicazgo, para combatir los templos
de poder y el abandono de nuestras comunidades.
¡Es la hora de cerrarle el paso al influyentismo, a la corrupción
y a la impunidad!”
Sin
embargo, esa hora que dio a conocer Luis Donaldo Colosio aún no ha llegado para
los mexicanos, porque el Viejo y Nuevo PRI dejo de ser un partido a favor de
México y cercano a la gente.
Y este
hecho, lo esta capitalizando morena, un movimiento que parte de principios e
identidad, que busca ser parte integrante de un movimiento donde la esperanza y
el cambio verdadero pueda llegar a cada hogar de la familia mexicana, que
exista empleo, alternativas de desarrollo y crecimiento económico que incida
favorablemente en promover y fomentar un país que esta llamado a ser
protagonista en el concierto internacional de las naciones.
México,
tiene todo para trascender y escribir su propia historia; sin embargo, esa
historia solo la pueden escribir gente honesta, confiable, leal, comprometida,
consciente y eficiente, esa gente que poco a poco se ha venido aglutinando a
las filas de morena de manera consciente para ser parte elemental para rescatar
al país y colocarlo en la competencia internacional basado en la fortaleza y espíritu
combativo de su gente.
No estamos
en contra de la modernización y el desarrollo, estamos en contra de que pretendan
que esa labor lo hagan otros y no tengan confianza a la capacidad de los
mexicanos, sean indígenas, sean campesinos, sean obreros, sean especialistas,
sean profesionistas, sean investigadores, sean científicos, sean intelectuales…
en México contamos con el materia humano necesario para trascender en beneficio
de todos los mexicanos, no estamos de acuerdo que sean unos cuantos los que
sigan acumulando riqueza a través de la pobreza y miseria de millones de
mexicanos, deseamos un México con esperanza y un México con visión social y por
ello demandamos que empresarios e inversionistas tengan una visión social que
permita atender de manera inmediata las principales necesidades de la
población. Hagamos de México un país vanguardista, innovador y creativo donde
el principal sustento del éxito sea la propia población.
Avancemos
en el desarrollo del país pero teniendo presente satisfacer las necesidades de
los mexicanos, generemos condiciones de crecimiento económico pero que
realmente se sienta en el bolsillo de los trabajadores de México, impulsemos la
industria, la agricultura, nuestro mercado interno y procuremos generar
condiciones de Transformación tecnológica y científica en país, pero que esta
en verdad coadyuve al bienestar social de la población.
Que los
empresarios por su inversión y esfuerzo tengan la posibilidad de obtener
ganancias, pero que estas no sean escandalosas, no sean desleales no sean
grotescas, que sean ganancias acordes al propio desarrollo y crecimiento
económico de la población y de sus diversos sectores.
No
deseamos pobreza y marginación en el territorio nacional, desigualdad económica
ni social, no deseamos dos México distintos, uno donde exista abundancia y
otro donde prevalezca desigualdad. Deseamos disponer de una nación que sea único
y ejemplo para nuestros hermanos latinoamericanos donde la unidad, la
organización y el trabajo constante y creativo permita que nuestra gente pueda
tener aspiraciones de mejor nivel de vida, de satisfacer sus necesidades
básicas y poder construir un país con su sello propio, no deseamos que nos impongan
reglas, tratados o acuerdos que vayan en contra de nuestra idiosincrasia,
principios y valores, no deseamos un México de ocurrencias, deseamos un país
compacto que este listo para defender su territorio, su riqueza y su gente.
Deseamos
que el pasado de grandeza que existió en este país, renazca en el presente de
manera plena y continúe en un futuro de bonanza y crecimiento económico para
las nuevas generaciones.
El Futuro
de una gran nación no se encuentra en el salvajismo de la globalización, el
futuro de un país se encuentra en la fortaleza de un pueblo, en la armonía de
una nación y sobre todo en la capacidad creadora, innovadora y vanguardista de
su gente. México dispone de eso y más, solo requerimos un Gobierno que este
comprometido con su pueblo que sea brindar los espacios, apoyos y condiciones
adecuadas para que la propia población realice lo que sabe hacer, un México de
grandeza y de vanguardia.
Y finalmente,
¿Porque perdió el PRI?, porque perdió su identidad como institución política y ha convertido a un partido en un espacio en donde la traición, la corrupción y la deslealtad florecen con esplendor derribando una institución política que se derrumba irremediablemente. Aún puede salvarse de una crisis total, para lograrlo deben regresar a sus principios básicos y recuperar su identidad, limpiar la propia casa y retomar lo que Luis Donaldo Colosio dejo para las generaciones futuras, de que ha llegado la hora de estar cercano a la gente.
Pero como no lo harán, queda solo morena para rescatar a una nación que se hunde y la batalla del 2017 en el estado de México sera de grandes ligas para lograr el juego perfecto y tener presente que Todos los partidos políticos podrían unirse para competir con Morena y ese escenario es el más significativo Rumbo al 2018.