No Dejar a Nadie Atrás es una promesa transformadora de la 4T. Representa el compromiso inequívoco de todos los integrantes de la Cuarta Transformación en erradicar la pobreza en todas sus formas, poner fin a la discriminación y la exclusión, y reducir las desigualdades y vulnerabilidades que dejan a las personas atrás y socavan el potencial de las personas y de la humanidad en su conjunto.
Que nadie quede atrás no solo implica llegar a los más pobres de los pobres, sino que también requiere combatir la discriminación y las crecientes desigualdades, combatir sus causas, es fundamental. Una causa importante de que las personas se queden atrás son las formas persistentes de discriminación, incluida la discriminación de género, que deja a individuos, familias y comunidades enteras marginadas y excluidas.
No Dejar a Nadie Atrás nos obliga a centrarnos en la discriminación y las desigualdades (a menudo múltiples e interceptadas) que socavan la entidad de las personas como titulares de derechos. Muchas de las barreras a las que se enfrentan las personas para acceder a servicios, recursos e igualdad de oportunidades no son simplemente accidentes del destino o falta de disponibilidad de recursos, sino el resultado de leyes, políticas y prácticas sociales discriminatorias que dejan a grupos particulares de personas cada vez más atrás.
Las leyes de moda, por decreto o por ocurrencia, en los años recientes ha afectado a un gran número de personas, generando desigualdad y discriminación.
Hoy más que nunca, es indispensable avanzar de manera conjunta e integral, la sociedad exige igualdad y respeto, armonía y paz. El Humanismo Mexicano tiene la gran responsabilidad de atender a todas y todos, que no exista privilegios, la igualdad de oportunidades es la clave, para fortalecer la transformación.
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