Liderar es sumar esfuerzos y voluntades a un fin común, es tocar
corazones y generar confianza, credibilidad, optimismo; es reducir el miedo a
través de la esperanza y la ilusión.
Quién pretenda ser líder, debe saber a ciencia cierta,
que tendrá una tarea ardua, comprometida, donde los resultados serán los
elementos básicos que habrán de marcar su esplendor o extinción.
La Cuarta Transformación, tiene
ante sí, la gran responsabilidad de impulsar y fomentar liderazgos más
humanistas, que se apoyen en los valores, en la ética y en la confianza.
El líder no es la persona que
dice lo que se tiene que hacer. Alguien que te dice que hacer se considera que
solo es un jefe o patrón. El líder es la persona a quien quieres seguir, no a
quien debes seguir.
El significado inicial de la palabra liderazgo es
hacer un viaje en compañía de otros. Por lo tanto cuando un líder se dirige
hacia algún lugar, ya ha establecido su objetivo y visión. El líder, atrae, agrada
y tiene gran influencia ya que predica con el ejemplo e influye en otros.
Quienes se unen a esos lideres, saben muy bien el camino que habrá de seguir y
al puerto que habrán de arribar.
Por lo que, ser líder, significa desarrollarse e inspirar a
otros en el camino, y para esto se necesita la habilidad de ver más allá, como
así también de prestar atención al lugar en el cual uno se encuentra. La
autoridad nace por si sola, pero el liderazgo necesita ser ganado.
El líder se interesa por su gente, los conoce como individuos y respeta lo que
es importante para ellos, pero a su vez sabe cuales son las debilidades y
fortalezas de quienes participan, coadyuvando a que cada elemento se
desarrolle, capacite, mejore, con el fin de que todos puedan contribuir de
manera positiva al fin común que los ha conjuntado.
El líder marca las pautas a
seguir e influye para que los esfuerzos y las voluntades generen los resultados
que todos esperan. El líder motiva, exige y reconoce la labor de la gente que le
brinda el respaldo.
El líder inspira para que den
lo mejor. No todos son así, pero cada uno puede optar por prestar atención y
liderar basándose en los valores de respeto y justicia, motivando e
inspirando a otros, teniendo como prioridad lo que es importante para todos.
Un jefe tiene poder, un líder tiene influencia. Un jefe depende
de su autoridad, un líder gana autoridad al ser respetado por su gente. Un jefe
obliga a la gente para que se realicen las cosas, un líder incentiva a la gente
para que quieran hacer cosas.
En la actualidad el nuevo
modelo de liderazgo debe ser inclusivo, y no solo de género, también debe ser cultural
o de modos de pensar. Y gracias a la tecnología, las redes sociales, el
liderazgo puede acrecentarse o apagarse.
El líder no puede jugársela y
ser incoherente, no puede simular, mentir o ser indiferente. Quién pretenda
influir en las personas deberá predicar con el ejemplo y estar abierto a la
inclusión, ser respetuoso, honesto y leal.
En los resientes meses, se ha detectado que un problema que
habrá de enfrentar el movimiento regeneración nacional, es la falta de liderazgos,
su líder natural en estos momentos, tiene una gran responsabilidad que cumplir
y esta enfocado al 1000 por ciento es su responsabilidad Republicana.
Morena, en estos momentos, no tiene
quién sea el que asuma el liderazgo y quienes pretenden llenar esos zapatos del
líder, se están quedando cortos o simplemente tienen un historial o una imagen que
dejan muchas dudas a la población, militantes y simpatizantes, en cuanto a
llevar a buen puerto al movimiento – partido.
En definitiva, el liderazgo
necesita transformarse. La sociedad lo está demandando a gritos, el cambio ha
de apoyarse en el regreso a los valores, a la diversidad, a sistemas de
comunicación claros, a estructuras sencillas, sin olvidar los resultados.
Porque sin resultados sostenibles no existe liderazgo, sino simulaciones y
fuegos artificiales.
Pero el cambio no es solo responsabilidad de los líderes sino
también de los colaboradores. No podemos pedir libertad y seguir siendo
dependientes de una línea o un jefe. Necesitamos asumir la responsabilidad, no
esperar continuamente a que nos estén diciendo lo que tenemos que hacer. El
liderazgo no es una cuestión de unos cuantos elegidos. Liderar lo podemos
hacer cada uno de nosotros, en nuestra vida, en nuestro entorno.
Morena no puede darse el lujo
de caminar por el mismo sendero que han caminado los partidos de izquierda en
las recientes décadas. Pretender creer que se generaron liderazgos fuertes,
sería tanto como no entender que la izquierda solamente creció por dos
protagonistas reales, Cárdenas y Obrador.
Quién pretenda suponer que el éxito
y el hecho de disponer de poder, fueron causa y efecto de su propia labor
política, están condenados a repetir la historia del PRD que hoy se encuentra
en extinción.
Morena Rumbo al 2021, tendrá
que participar con líderes de opinión, profesionistas, militantes confiables y
comprometidos con la Cuarta Transformación y es de vital importancia, que
cuenten con identidad, principios, valores y honestidad, con el fin de que su
actuar y proceder sea impecable.
La crisis de liderazgo en
morena, es real y es palpable, pero hay quienes por su actuar, compromiso y
ejemplo están generando esperanza, ilusión, anhelo y confianza entre la militancia
y la población. Ahora el reto, es enfrentar a propios y extraños en debates públicos
y es ahí donde habrá de determinarse los nuevos liderazgos que darán Rumbo a
morena y fortalecerán la Cuarta Transformación.
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