jueves, 22 de agosto de 2013

Gobierno de Peña Nieto en caída libre. Sálvese el que pueda.

Hay que hacer cambio de timón antes que el barco se hunda

Novatos y aprendices de brujos son los actuales titulares del Gabinete de Peña Nieto que no logran entender que la situación de México sigue debilitándose de manera vertiginosa.
Ni las cruzadas contra el hambre, llámese repartición de despensas oficiales a los que menos tienen, podrá levantar al país de su verdadero problema generado por los gobiernos panistas, que simplemente destruyeron las pocas condiciones propicias que había dejado el PRI del ayer.
Instituciones debilitadas, semiprivatizadas y concesionadas dan un marco de que el México de hoy seguirá en caída libre.
En estos momentos, el campo continúa en quiebra, la emigración se ha detenido no por que existan fuentes de trabajo, sino por que las condiciones para emigrar a los Estados Unidos son cada vez más complejas y no representan ya en estos momentos una alternativa real de cambio de vida para miles y miles de compatriotas.
En cuanto a la generación de empleos, la iniciativa privada tanto nacional como extranjera muestran con todo su esplendor su inoperancia y falta de capacidad para generar los espacios necesarios de ocupación para millones de trabajadores, aunado a lo anterior, los salarios de miseria colocan a la clase trabajadora al borde del colapso financiero.
La inseguridad que sigue incrementándose derivado de múltiples factores, entre los que destacan el narcotráfico, contrabando, bandas organizadas y delitos del fuero común, todo ligado a conseguir recursos económicos a como de lugar.
En lo relativo a la educación, la falta de una visión real de lo que requiere el país en materia educativa, da lugar a que los legisladores copien recetas ajenas de otros países, esperando que den resultados en nuestra nación. Tratan de profesionalizar a los maestros, pero no se profesionalizan en ningún momento los aspirantes a ser diputados o senadores, al contrario siguen fomentando su incapacidad de respuesta ante las necesidades reales de la población. Son ciegos, sordos e inoperantes.
En cuanto a la industria, esta se encuentra debilitada y desmoronada, no hay interés por avanzar en esta materia y se vive en una constante dependencia que da lugar a lo que ahora se tiene, que es nada.
En los pasados días, el Banco de México (Banxico), dio a conocer los resultados del trimestre abril-junio de 2013, en el cual se considera un ajuste a la baja en el crecimiento anual del PIB, al pasar de entre 3.0 y 4.0 a entre 2.0 y 3.0 por ciento. Este hecho viene a confirmar la desaceleración de la economía mexicana.
El gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto tiene un problema de tal dimensión, el cual puede convertirse en la mayor preocupación de su sexenio.
Los 53 millones de mexicanos que se encuentran en el umbral de la pobreza, ya no están dispuestos a esperar a que la iniciativa privada o el propio gobierno generen los empleos que necesita el país.
El horizonte de esperanza se acorta y la desesperación de millones de mexicanos se acrecienta. El hambre es una mala consejera.
La ineficiencia, corrupción, omisión y dilación de las autoridades federales para generar las condiciones de crecimiento, ya no es aceptable, millones de familias que cotidianamente se esfuerzan para medio comer y medio vivir, ya no pueden seguir esperando, ni mucho menos se pueden conformarse con la entrega de una despensa, la cual se agota en un santiamén.
El salvador no es la iniciativa privada ni los capitales extranjeros, que en muchos de los casos son golondrinos. Ahora requerimos disponer de una industria propia cimentada en inversión gubernamental en donde el margen de ganancias se distribuya en bienestar social.
Uno de los principales derechos que se encuentra todavía en la carta magna de la nación que es el derecho a una vida digna, carecen los más de 53 millones que refiere el estudio del Coneval.
La insensibilidad e la falta de inteligencia política del grupo en el poder está desmoronando al país y llevándolo a un cause que puede significar un despertar violento. Esperamos que el Gobierno de Peña Nieto reaccione, asuma el verdadero papel que le corresponde como Presidente de la República y responsa de manera inmediata a las necesidades y requerimientos de la población.

En menos de un año, Peña Nieto se encuentra en caída libre y amarrados a intereses que hoy por hoy lo colocan, en un gobierno sin imaginación y sin destreza. Tantos años que estuvo el PRI en el poder, para dar resultados de novatos y aprendices de brujo. 

martes, 20 de agosto de 2013

En Defensa de la Patria

Prologo
Patricia Galeana
Artículo obtenido de la siguiente dirección electrónica:
En sus relaciones con el mundo, a lo largo del siglo de su construcción nacional, México primero tuvo que luchar por consolidar su independencia, defendiéndose de los tratados ruinosos que le querían imponer a cambio de su reconocimiento como nación independiente, y después debió enfrentar la agresión de las grandes potencias que querían apoderarse de su territorio, de sus riquezas y de su soberanía.
Ante la falta de un gobierno estable debido a las constantes guerras internas y la bancarrota permanente, durante la primera mitad del siglo XIX México fue considerado por la comunidad internacional como un Estado incapaz de gobernarse con mano propia. El doctor Reynaldo Sordo Cedeño nos da cuenta detallada de la situación imperante en el país en el capítulo primero de la presente obra.
Consumada la Independencia en 1821, ésta fue reconocida por España hasta 1836. La riqueza del territorio mexicano se había convertido en leyenda desde la difusión de obras como el Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España del barón Alejandro de Humboldt1, que la describían en toda su magnitud.
Las potencias de la época vieron a México como un rico botín con forma de cuerno de la abundancia.2 El país fue objeto de un intento de reconquista por parte de España en 1829 y en 1838 de un primer intento de intervención por parte de Francia con la llamada Guerra de los Pasteles. La separación de Texas en 1836 fue el antecedente de la invasión y de la guerra contra Estados Unidos en 1847, que ocasionaría la pérdida de más de la mitad del territorio nacional.
Una vez consumada su independencia, Estados Unidos inició su proyecto expansionista. Inicialmente esta acción se fue concretando a costa de sus vecinos. Compraron a los franceses la Louisiana y a los españoles las Floridas, avanzaron sobre el territorio indio lanzando a su población al sur y, finalmente, pusieron su mira en el territorio mexicano.3 En el ensayo del doctor José Luis Orozco, capítulo segundo de la presente obra, puede hacerse el seguimiento detallado del pensamiento norteamericano.
Desde finales de la época virreinal entraron a Texas colonos norteamericanos y prosiguieron su entrada durante las primeras décadas del México independiente, violándose las leyes que establecían que los colonos fueran católicos y que no tuvieran esclavos.
El 22 de febrero de 1819 los gobiernos de España y Estados Unidos firmaron el Tratado Transcontinental, que modificó los límites de la frontera norte. El Tratado Adams-Onís marcó el inicio del modelo que seguiría la Unión americana en su carrera expansionista: "tomar territorio por la fuerza, y después negociar su cesión"4, como bien ha afirmado Josefina Zoraida Vázquez, autora del capítulo tercero de la presente obra.
La ratificación del Tratado Adams-Onís tuvo lugar apenas unos días antes del Plan de Iguala, con el que se lograría consumar la independencia de México. O sea que, aun antes de ser independiente, el país tuvo ya la presión de su vecino del norte.
Pueblo y gobierno de Estados Unidos estaban persuadidos de que todo el territorio vecino que México no pudiera gobernar debía ser norteamericano.5
El primer embajador de Estados Unidos en México, Joel R. Poinsett, ofreció cinco millones por el territorio de Texas el 25 de agosto de 1829. La propuesta fue rechazada y, al año siguiente, se decretó una ley de colonización que prohibía la entrada de colonos norteamericanos. No obstante, el avance continuó con el apoyo del gobierno norteamericano hasta lograr la independencia de Texas y, posteriormente, su incorporación.
Al establecerse en México la Constitución centralista de 1836, los colonos establecidos en Texas argumentaron que con ello se rompía el pacto federal de la Constitución de 1824, por lo que consideraron tener el derecho de formar un Estado libre y soberano. El general Samuel Houston, con armas que obtenía del gobierno norteamericano presidido por Andrew Jackson, organizó la sublevación.
El 1º de marzo de 1836 Texas proclamó su independencia definitiva de México y nombró Presidente a David G. Burnett y vicepresidente a Lorenzo de Zavala. El caudillo militar que fungía como árbitro de la política nacional, Antonio López de Santa Anna, se puso al mando de las fuerzas que harían frente a los rebeldes.
El camino hacia el norte fue largo y penoso. Los soldados, mal armados, sin experiencia, muchos de ellos descalzos y prácticamente desnudos, iban acompañados de mujeres y niños y de otros hombres que eran reclutados conforme se acercaban a San Antonio.
Después de recorrer más de 1,500 kilómetros, se encontraron frente al Álamo, lugar donde estaban pertrechados los texanos. El 4 de marzo de 1836 la plaza fue tomada a sangre y fuego y los sublevados fueron derrotados y ejecutados por órdenes de Santa Anna, lo mismo que los hombres de las fuerzas de James W. Fannin capturados por órdenes de Santa Anna.
Tras estos triunfos Santa Anna fue detrás de Samuel Houston; sin embargo, la fatiga que dominaba a los soldados mexicanos precipitó su derrota: las fuerzas estadounidenses los sorprendieron cuando descansaban sobre las márgenes del río San Jacinto. Santa Anna trató de huir, pero fue hecho prisionero.
En Galveston fue obligado a firmar dos tratados, uno de ellos "secreto", sin validez oficial, ya que Santa Anna no era Presidente en ese momento y, por lo tanto, no tenía facultades para llegar a ningún acuerdo oficial. Según este tratado, el militar mexicano se comprometía a no volver a levantarse en armas contra Texas, mientras que por el otro se obligaba a intentar influir en su gobierno para que se reconociera la independencia texana.
Prisionero durante siete meses, Santa Anna fue llevado a Washington ante el Presidente Jackson. En los compromisos que contrajo con el gobierno norteamericano a cambio de su libertad en este episodio y en sus acciones posteriores durante la propia guerra, se fundamenta la acusación de traición a la Patria, ya que muchos autores concluyen que él fue responsable de la derrota de México al ayudar directamente al triunfo del enemigo.6
En la carta reservada del almirante Alex Slidell McKenzie a James Buchanan, jefe del Departamento de Estado, contenida en el Diario del Presidente Polk, el almirante narra el encuentro que tuvo con Santa Anna en La Habana, donde le manifestó el deseo de Estados Unidos de adquirir mediante un tratado "algunas porciones del territorio norte de México consistentes en tierras baldías o escasamente pobladas, y en parte pobladas ya por nativos de Estados Unidos (...) a cambio de una amplia compensación de dinero en efectivo que serviría para restaurar sus finanzas, consolidar su gobierno e instituciones y cimentar su poder y prosperidad con tendencias a protegerlo contra futuras usurpaciones y asegurarle la posición entre las repúblicas del nuevo mundo que el Presidente de Estados Unidos desearía verlo ocupar"7. Si habían comprado territorio a Francia y a España, por qué no hacerlo a su vecino mexicano que andaba en apuros económicos.
Según Slidell, Santa Anna redactó una nota como respuesta al Presidente estadounidense, cuyo original fue destruido por él mismo. En este documento, asegura que Santa Anna "no vacilaría en hacer concesiones antes que consentir que México estuviera gobernado por un príncipe extranjero que los monarquistas están tratando de elevar [al trono]" y que prefería "un arreglo amistoso a los estragos de la guerra que pueden ser calamitosos para su país (...) que si el gobierno de los EE. UU. estimula sus patrióticos deseos, ofrece responder con una paz tal como se ha descrito".
Asimismo, Slidell sostiene que Santa Anna sugería que el general Taylor avanzara "a la ciudad de Saltillo, que es una buena posición, obligando al general Paredes a luchar, puesto que considera fácil su derrocamiento, y hecho esto el general Taylor puede avanzar hacia San Luis Potosí, cuyo movimiento obligará a los mexicanos de todos los partidos a llamar a Santa Anna". Más adelante refiere que le sugiere atacar San Juan de Ulúa y ocupar Tampico, lo cual resultaría muy fácil para el Ejército estadounidense.
Slidell señala que Santa Anna pedía que se guardara el mayor secreto sobre esta conversación, "puesto que sus compatriotas, sin apreciar sus benévolas intenciones de librarlos de la guerra y de otros males, podrían formarse una opinión dudosa de su patriotismo".
Al no existir el documento original de la nota redactada por Santa Anna, no es posible cotejar si realmente el ex Presidente mexicano planeó la derrota del propio ejército que él comandaría.8
Sin embargo, Luis G. Zorrilla señala que al regreso de Santa Anna a México, sobre todo a partir de que llegó a la Ciudad de México el 14 de septiembre de 1846, corría el rumor de sus "arreglos secretos" con el gobierno de Estados Unidos. Afirma que en Londres el periódico The Observer publicó el 4 de octubre un artículo en el que destacaba que el arreglo "consistía en la restauración del federalismo con garantía norteamericana, frontera en el Bravo, y la California como territorio separado bajo la protección de Estados Unidos. El Presidente Polk había consultado con varios miembros prominentes del Congreso acerca del pago inmediato de medio millón de dólares a López de Santa Anna al firmarse el tratado de paz, y después del informe de Slidell McKenzie urgió en un mensaje confidencial al Senado, fechado el 4 de agosto, para que estudiara la proposición de soborno, pues deberían tener fondos disponibles al firmarse el tratado de paz; el Senado aprobó en lo general el plan. El 8 de octubre Polk envió a ambas Cámaras el proyecto por dos millones, pero por ir junto con el Wilmont Proviso, [plan] que abogaba por la no aceptación de la esclavitud en los territorios que obtuvieran en México, no fue aprobado antes de que el Senado entrara en receso"9.
Por su parte, Carlos María de Bustamante ataca con vehemencia a Santa Anna, a quien acusa de ser "el verdadero insuflador por los Estados Unidos para que nos destruyésemos y quedásemos sometidos a su oprobiosa dominación". Asimismo, habla sobre los tratados secretos y un pago de tres millones de pesos que "se asignaron para el que sojuzgase a México"10.
A continuación, Bustamante cita el referido artículo de The Observer, tomado del diario de un amigo suyo: "Evidente es que Santa Anna retornó a México en una completa inteligencia (á full undes tan dign) con el gobierno de Washington (…) Los términos del arreglo son: la restauración del gobierno federal mexicano de 1824 bajo la garantía de los Estados Unidos cuya nación acepta para frontera el Río Grande. La California será organizada en territorio separado (distine territuri) bajo la protección de Estados Unidos"11. (sic)
El hecho es que pasada la derrota de San Jacinto, México no emprendió ninguna otra campaña para recuperar Texas, que fue reconocida como nación independiente por Estados Unidos en 1837, por Francia en 1839 y por Inglaterra en 1840. Finalmente, durante la Presidencia de James Knox Polk, Texas se anexó a Estados Unidos el 29 de diciembre de 1845, cuando el Congreso lo aceptó como estado de la Unión, "primera forma del imperialismo actual", según escribiera don Justo Sierra.
Por lo anterior, México rompió las relaciones diplomáticas con el país del norte. La guerra era deseada por Estados Unidos y aceptada en México por la opinión pública. En diciembre de 1846, Carlos María de Bustamante presentaba un proyecto para fortificar al país y repeler una posible invasión estadounidense.12 En esta ocasión, Bustamante proponía que nuestro país se fortificara con depósitos y fábricas de pólvora y cañones, "y todo cuanto pueda necesitarse para continuar una guerra de montaña con qué destruir los más numerosos ejércitos". Más adelante, pedía que se combatiera a los estadounidenses con la misma entrega que durante la Guerra de Independencia: "(…) que hoy se haga a los angloamericanos una guerra como la que se hizo en la República desde 1810 hasta 1821, aunque fue de hermanos a hermanos".
Mientras, las acciones expansionistas de Estados Unidos continuaban. El Presidente Polk quería que México aceptara como límite de Texas el río Bravo y no el Nueces, que era el límite real reconocido por los propios norteamericanos en el Tratado Adams-Onís con España en 1819. Quería además comprar Nuevo México por cinco millones de pesos y la Alta California por veinticinco. Las propuestas presentadas por los agentes diplomáticos John Parrot y John Slidell fueron rechazadas por el gobierno mexicano.
Polk decidió seguir entonces el camino de la provocación para conseguir sus propósitos. Envió a Zachary Taylor para que incursionara en el territorio en disputa al sur del río Nueces y propiciara un encuentro armado con el Ejército Mexicano. Los primeros enfrentamientos causaron las derrotas de Pedro Ampudia en Palo Alto y de Mariano Arista en Resaca de Guerrero. El armamento de las fuerzas invasoras fue en todo momento superior al de las mexicanas.
En defensa de su soberanía, el 7 de julio de 1846 México declaró la guerra a Estados Unidos. En el decreto por el que Bustamante daba a conocer el estado de guerra, el gobierno aseguraba que se informaría "a las naciones amigas y a toda la República, las causas justificativas que la obligan a defender sus derechos, sin otro recurso que el de repeler la fuerza con la fuerza, en la violenta agresión que le hacen dichos Estados"13. Meses más tarde rechazó una propuesta de James Buchanan, quien pretendía la firma de un tratado de paz a cambio de cesiones territoriales.
Luego de tres días de combate, Taylor tomó la plaza de Monterrey. Santa Anna partió hacia el norte al mando de un ejército de más de veinte mil soldados, que durante el recorrido fue diezmado por las bajas temperaturas y las marchas forzadas. El 23 de febrero de 1847 se libró en la Angostura una de las batallas más importantes de la guerra. La lucha se desató cuerpo a cuerpo y el arrojo de los improvisados soldados mexicanos por momentos rechazó a las fuerzas invasoras. Finalmente se impuso la disciplina del Ejército estadounidense y la superioridad de su armamento. En marzo desembarcaron otras tropas invasoras en Veracruz al mando del general Scott.
En Churubusco y Molino del Rey se libraron algunas de las batallas definitivas antes de la toma del Castillo de Chapultepec. En ambos casos, nuestras fuerzas se batieron con heroísmo, a pesar de encontrarse en desventaja ante la artillería del invasor.
Al narrar los pormenores de la Batalla de Churubusco, el general Manuel Rincón destaca que el desempeño del Ejército Mexicano llamó la atención del enemigo: "235 conciudadanos nuestros han derramado su sangre en defensa de la patria; el campo enemigo quedó sembrado de cadáveres, entre los que se cuentan jefes de mucho valor y gradaciones, oficiales y tropa, cuya pérdida les es muy sensible; y sin duda por eso el enemigo elogia y admira nuestra resistencia"14.
Tras las derrotas del Ejército Mexicano en Sacramento, Veracruz, Padierna y Churubusco, se solicitó un armisticio. El gobierno mexicano rechazó entonces un proyecto de tratado mediante el cual se hubiera cedido a Estados Unidos no sólo Texas, sino también las Californias, Nuevo México y una franja territorial que correspondía a los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas.
Roto el armisticio, se sucedieron nuevas derrotas ante las fuerzas del general Taylor, quien tomó Molino del Rey, donde de acuerdo con José Lino Alcorta, ministro de Guerra y Marina, las fuerzas nacionales se batieron "con toda la decisión que inspira el honor, la justicia de la causa que se sostiene y el deseo de reparar pasadas desgracias"15.
Los norteamericanos procedieron entonces a bombardear el Castillo de Chapultepec, el cual era defendido solamente por los generales Nicolás Bravo y Felipe Xicoténcatl, al mando del Batallón de San Blas y de jóvenes alumnos del Colegio Militar. La batalla se llevó a cabo el 13 de septiembre de 1847 con un intenso bombardeo que comenzó desde las cinco de la mañana y concluyó a las siete de la noche.
Es preciso recordar que el Castillo no era una fortaleza en sentido estricto, ya que había sido construido exclusivamente como casa de recreo de los virreyes. En su parte militar, el general Bravo hizo hincapié precisamente en que el Castillo no era una fortificación que pudiera resistir el embate del Ejército estadounidense, además de que las fuerzas nacionales eran inferiores en número y armamento: "El edificio principal carecía de solidez necesaria para resistir ni unas cuantas horas el bombardeo; faltaban las piezas de sitio indispensables para contrarrestar el fuego; y con todas sus defensas bajas y exteriores, quedaba al asaltante abierta la espalda de la posición, sólo protegida naturalmente por los edificios de Molino del Rey, abandonados al invasor"16.
En un enfrentamiento a todas luces desigual, puesto que Santa Anna se había negado a enviar refuerzos al Castillo, los estragos sobre la construcción fueron cuantiosos. En la batalla murieron los jóvenes estudiantes del Colegio Militar quienes, de acuerdo con los testigos, fueron los últimos soldados que sostuvieron la defensa del Castillo. Ello simboliza la defensa heroica de la Patria.
El 14 de septiembre de 1847 ondeó en Palacio Nacional la bandera de las barras y las estrellas. Dos días después Santa Anna renunciaba a la Presidencia de la República y su lugar era ocupado por Manuel de la Peña y Peña. La resistencia de los habitantes de la capital fue valiente, pero de hecho la guerra estaba terminada.
Ignacio Manuel Altamirano culpó de la derrota a la falta de preparación de nuestros mandos militares, así como a la carencia de patriotismo de las clases privilegiadas. "En esta campaña se pusieron de manifiesto, más que nunca[,] la impericia de los antiguos generales salidos del núcleo iturbidista de 1821, su falta de energía y de arrojo que sólo sabían emplear en las guerras intestinas, cuando no tenían que combatir más que las huestes improvisadas en el motín o reclutadas en los campos de labranza, sino también la indiferencia y la falta de patriotismo de las otras clases llamadas privilegiadas, de lo que constituía la aristocracia partidaria del centralismo, que no supo hacer el sacrificio de sus intereses en aras de la patria"17.
En este sentido, Manuel Balbontín señala que nuestro Ejército era "desarreglado e incompetente por su número", además de que el material de guerra escaseaba y no había un manejo racional de éste. Por ello, concluye que "no era absolutamente posible que [México] pudiera sostener una guerra con expectativas de buen éxito"18.
La derrota fue el resultado no sólo del proceder de un hombre, sino de la conjunción de muchos factores adversos que impidieron que nuestro país pudiera triunfar sobre el enemigo invasor.
Después de tener ocupada la capital de la República diez meses, obligado por la fuerza de las armas, el gobierno nacional firmó el Tratado de Paz, amistad y límites entre México y Estados Unidos en Guadalupe Hidalgo. México perdió Texas, la porción territorial de Tamaulipas situada entre los ríos Nueces y Bravo y los estados de la Alta California y Nuevo México y recibió quince millones de pesos como indemnización de guerra. El Tratado fue firmado por Bernardo Couto, Miguel Atristáin y Luis G. Cuevas, por la parte mexicana, y por Nicholas Philip Trist, por parte del gobierno norteamericano, el 2 de febrero de 1848.
Couto, Gonzaga Cuevas y Atristáin, encargados de las negociaciones, señalaron que el gobierno los había comisionado "en sustancia a recoger los restos del naufragio". Sabían que la pérdida del territorio era inevitable, ya que "los convenios de esta clase realmente se van formando en el discurso de la campaña según se ganen o se pierdan las batallas", y "no hacen sino reducir a formas escritas el resultado final de la guerra"19.
Ante las circunstancias, para nuestros diplomáticos lo más importante en esos momentos era conservar la independencia nacional. "La desgracia de México no provendrá de falta de territorio", afirmaban los miembros de la comisión negociadora. En el mismo sentido se pronunciaba el ministro de Relaciones Exteriores, Luis de la Rosa, quien consideraba que nuestro país se encontraba en peligro de "perder la independencia y nacionalidad, por la imposibilidad de sostener la guerra"20.
La firma del Tratado tuvo muchos opositores, sobre todo entre quienes querían seguir luchando hasta el último hombre y aquellos que rechazaban la idea de que se sancionara con la firma de un tratado semejante despojo. En este sentido, Valentín Gómez Farías, como representante de "26 diputados más del partido puro", se pronunciaba en el Congreso por la defensa del territorio: "Tanta debilidad sin haber dado hasta ahora a nuestro implacable enemigo prueba alguna de vitalidad de nuestra parte (…) nos presentaría a la faz del mundo como un pueblo indigno de figurar en la gran familia de las naciones, y alentaría a nuestro conquistador para volver dentro de pocos años, ya no por otra fracción de nuestros terrenos fronterizos, sino por lo demás de nuestro territorio, tratándonos en lo sucesivo, como a las tribus bárbaras que han logrado exterminar". Consideraba que a pesar de la pérdida de sangre que nos costaría mantener el conflicto armado, "proclamamos solemnemente la continuación de la guerra, porque es el único arbitrio que nos queda"21.
En el mismo sentido se pronunciaba el gobierno del estado de Jalisco, cuando presentó un acta de protesta contra la firma de un tratado que nos llevaría a una "paz llena de oprobio y de vergüenza. La paz es un bien cuando se establece con ventajas, con dignidad y espontáneamente; pero ella es el mayor de los males cuando es ignominiosa y arrancada por la violencia y por la traición; el resultado en este caso es la esclavitud, es el desprecio universal, es la vergüenza eterna"22.
Pero las condiciones en las que se encontraba el país reclamaban la paz. Justo Sierra señala cómo ésta era una necesidad, inclusive desde antes de la anexión de Texas. "La guerra nos había desarmado; ni teníamos soldados (nueve mil hombres diseminados en el país), ni artillería, ni fusiles (menos de 150 en los depósitos). Sólo quien ignore cuál era la situación de anarquía del país, las tendencias al desmembramiento ya claras en diversos estados, la facilidad con que gran parte de la sociedad aceptaba la tutela americana por cansancio de desorden y ruina, las ideas de anexión que surgían en grupos compuestos de gente ilustrada, la actitud de la gente indígena, fácilmente explotable por los invasores; sólo quien esto ignore o lo ponga en olvido, puede condenar la obra de Peña y Peña y sus insignes colaboradores: un combate más, que habría sido un nuevo desastre y una humillación nueva, y una parte de Chihuahua, Sonora y Coahuila se habrían perdido (…) Bajo el imperio de una necesidad suprema, puede y debe una nación ceder parte de su territorio para salvar el resto."23
La indemnización que recibió México por concepto de la guerra, decía el ministro De la Rosa, no equivalía a una compra de los territorios. "No se ha vendido una parte del territorio nacional por quince ni por veinte millones de pesos a que equivale la indemnización, sino que cediendo esa parte del territorio, se recobra con la paz cuanto la nación había perdido por el mal éxito de la guerra; se recobran nuestros puertos, nuestras ciudades, nuestras fortalezas; nuestra artillería y un inmenso material de guerra; se recobra y redime la capital de la nación, que ha sido víctima de tantas calamidades, y cuya población ha hecho tan grandes sacrificios en defensa de toda la República."24
El Tratado de Paz, amistad y límites de Guadalupe Hidalgo todavía está vigente. Por él, México se vio desposeído de más de la mitad de su territorio.
Los pocos artículos que en algo favorecían a nuestro país fueron pronto derogados, como aquel en el que los estadounidenses se comprometían a respetar a los ciudadanos mexicanos que quedaran en el lado ahora norteamericano y que, según si les hacía falta mano de obra, se les obligaría a adoptar la nacionalidad estadounidense -como en el caso de Nuevo México- o si, por el contrario, les eran útiles sus tierras, se les obligaría a abandonarlas, como en el caso de California ante el hallazgo de vetas auríferas. También se derogó el artículo en que se comprometían a no lanzar a los indios salvajes al sur, cosa que continuaron haciendo.
La historia de los conflictos entre países fronterizos siempre ha sido azarosa; además, en este caso, México es también la frontera de Iberoamérica, de toda una cultura con raíces distintas frente a la norteamericana, anglosajona y protestante. Los ensayos que contiene la presente obra, En defensa de la Patria, dan cuenta de este proceso.
En defensa de nuestra Patria, hombres y mujeres empeñaron sus vidas. Corresponde a los mexicanos de cada generación conservarla y engrandecerla.
1. HUMBOLDT, Alejandro de, Ensayo político sobre el Reino de la Nueva España, México, Ed. Porrúa, 1973, p. 1. El científico y humanista señala que, después de haber visitado diversas regiones en Sudamérica, le "sorprendió ciertamente lo adelantado de la Nueva España respecto de las partes de la América Meridional que acababa de recorrer", lo que lo llevó a escribir su célebre obra.
2. Datos como los proporcionados por Humboldt en su obra contribuyeron a despertar la codicia de las potencias extranjeras, por ejemplo cuando se refiere a la extracción de la plata en Veracruz: "Basta observar que los 2 millones y medio de marcos de plata exportados anualmente por Veracruz equivalen a los dos tercios de toda la plata que se extrae anualmente en el globo entero". Ibidem, p. 335.
3. Justo Sierra refiere que "Los Estados Unidos habían intentado, desde los primeros días de la República, adquirir la zona comprendida entre la Louisiana y todo el curso del Bravo, de su fuente a su desembocadura; Poinsett propuso al gobierno de México su compraventa y los representantes de la política democrática que los estados meridionales de la Unión apoyaron siempre, no perdieron jamás de vista esa adquisición de grado o por fuerza" (cursivas del autor). SIERRA, Justo, México y su evolución social, México, Ed. J. Ballescá y Compañía, 1900, pp. 208-209.
4. VÁZQUEZ, Josefina Zoraida, México y el mundo. Historia de sus relaciones exteriores, México, Ed. Senado de la República, T. I, p. 30.
5. SIERRA, Justo, Op. cit., p. 209.
6. Gastón García Cantú afirma que la política de expansión del Presidente Polk sobre México fue alentada por "los consejos que Antonio López de Santa Anna le da por medio de su enviado confidencial, el fantasmal coronel Atocha". GARCÍA CANTÚ, Gastón, "1847: la traición de Santa Anna", en La Cultura en México, suplemento de Siempre!, México, 3 de julio de 1997, p. 64. De acuerdo con el historiador, Santa Anna "recomendó, además, medidas enérgicas: había que doblegar al gobierno mexicano, pero en sus términos ese propósito tenía un sentido figurado; se trataba, en rigor, del país". GARCÍA CANTÚ, Gastón, Las invasiones norteamericanas en México, México, Ed. Era, 1974, pp. 114-115.
7. POLK, James Knox, Diario del Presidente Polk (1845-1849). Reproducción de todos los asientos relativos a México, tomados de la edición completa de M. M. Quaife con numerosos documentos anexos relacionados con la guerra entre México y Estados Unidos, Recopilación, traducción, prólogo y notas de LUIS CABRERA, V. I: El Diario, México, Ed. Antigua Librería Robredo, 1948, 516 p., V. II: Documentos anexos, México, Ed. Antigua Librería Robredo, 1948, 385 p. Cita del V. II, pp. 303-308. Archivo General de la Nación, Biblioteca, clasificaciones 973.61 p769d v.1 y 973.61 p769d v.2.
8. De esta manera, sostiene García Cantú, "Santa Anna trazó el ataque a seguir y en su aparente dirección como jefe del Ejército Mexicano organizó la derrota". GARCÍA CANTÚ, Gastón, Op. cit., p. 65. Asimismo, asegura que "sus proposiciones al gobierno norteamericano coinciden con la táctica que siguió la guerra: retroceder, fatigar a los soldados, hacerlos combatir sin municiones, destituir generales, mover constantemente a las fuerzas disponibles hacia puntos sin importancia para diezmar la resistencia nacional. Todas las victorias norteamericanas, en nuestros países, han contado con hombres como Paredes, Santa Anna o Almonte". GARCÍA CANTÚ, Gastón, Las invasiones…, p. 116.
9. ZORRILLA, Luis G., Historia de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América, 1800-1958, México, Ed. Porrúa, Col. "Biblioteca Porrúa", N. 29, V. 1, p. 197.
10. BUSTAMANTE, Carlos María de, El nuevo Bernal Díaz del Castillo, o sea Historia de la invasión de los anglo-americanos en México, México, Imp. de Vicente García Torres, 1847, p. 87.
11. The Observer, 4 de octubre de 1846, p. 1, citado por BUSTAMANTE, Carlos María de, Op. cit., p. 90. El sic es de la editora. El texto de la cita fue cotejado en Bustamante.
12. BUSTAMANTE, Carlos María de, Proyecto de Carlos María de Bustamante para la defensa de México, México, Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, Dirección de Archivo Militar, Exped. XI/481.3/2199, fojas 125-126, sección de Operación, diciembre de 1846. En este documento recordaba una carta que había enviado al Presidente Antonio López de Santa Anna tres años antes, cuando abrigaba el temor de que una invasión de alguna potencia europea quisiera establecer un reino con un Borbón a la cabeza.
13. "Decreto del Congreso extraordinario.- Se autoriza al gobierno para repeler la agresión de los Estados-Unidos de América" y a organizar la defensa, 2 de julio de 1846, en DUBLÁN, Manuel y LOZANO, José María, Legislación mexicana. Colección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la República, México, Edición Oficial, Imprenta del Comercio a cargo de Dublán y Lozano, Hijos, 34 T., T. V, 1876, 846p., p. 136. Archivo General de la Nación, Biblioteca, clasificación 328.72 D466 v.5 ej.2.
14. Parte rendido por el general Manuel Rincón el 26 de agosto de 1847, relativo a la acción desarrollada en Churubusco el 20 del propio mes y año. México, Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, Dirección de Archivo Militar, Churubusco, Exped. XI/481.3/2663, fracción 1ª, legajo 11, 1847.
15. Circular del general José Lino Alcorta, ministro de Guerra y Marina. México, Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, Dirección de Archivo Militar, Exped. XI/481.3/1914, fracción 11ª, legajo 4, 1847.
16. VIGIL, José María, México a través de los siglos, T. V, México, Ed. Ballescá y Compañía, s/f, pp. 691-692.
17. Ibidem, p. 698.
18. BALBONTÍN, Manuel, Estado militar de la República Mexicana en 1846, México, Tipografía de Ignacio Pombo, 1890, pp. 66-67.
19. "Exposición de motivos presentada por los comisionados de México", en DE LA PEÑA Y REYES, Antonio, Algunos documentos sobre el Tratado de Guadalupe y la situación de México durante la invasión americana, México, Ed. Secretaría de Relaciones Exteriores, 1930, p. 131.
20. "Exposición de motivos presentada por los comisionados de México", en Ibidem, p. 178.
21. Iniciativa de Valentín Gómez Farías en el Congreso Nacional para impedir que se enajene territorio en los Tratados de Paz. Noviembre de 1847, en VÁZQUEZ, Josefina (coord.), Planes en la Nación Mexicana, México, Ed. El Colegio de México-Senado de la República, 1987, Libro cuatro: 1841-1854, p. 381.
22. "Acta de protesta contra la firma de un tratado de paz, 20 de diciembre de 1847", El Republicano Jalisciense, Periódico Oficial del Gobierno, V. II, N. 39, 21 de diciembre de 1847.
23. SIERRA, Justo, Op. cit., pp. 223-224.
24. "Exposición de motivos presentada por los comisionados de México", en DE LA PEÑA Y REYES, Antonio, Op. cit., p. 189.


viernes, 16 de agosto de 2013

Quién engaña a quién….

La Presidencia de la República lanzó una campaña en contra de los opositores a la Reforma. Se llama “¡Que no te engañen!”. Dice:
1. Con la Reforma Energética se va a Privatizar Pemex ¡Que no te engañen! Pemex ni se vende, ni se privatiza. La Reforma Energética busca consolidar a Pemex como una empresa 100% pública, más fuerte, competitiva y transparente.
Al respecto debe mencionarse que la iniciativa no promueve, ni impulsa el desarrollo y crecimiento como una empresa de primer nivel que se modernice a través de sus propios recursos, económicos, técnicos y humanos.
2. Van a sacar a Pemex de las áreas estratégicas para que otras empresas se queden con esos negocios ¡Que no te engañen! Se propone establecer un modelo petrolero cardenista que no sólo fortalezca a Pemex en sus áreas estratégicas sino que también expanda su operación. La Reforma Energética da herramientas a Pemex para que pueda desplegar todo su potencial para no hacer todo por sí solo en la industria de los hidrocarburos.
Reconoce el Gobierno Federal su incapacidad de poder impulsar y desarrollar PEMEX con sus propios recursos, tanto humanos como técnicos. En México hay más 100 millones de habitantes y como en el futbol no se puede armar un equipo competitivo al 100 por ciento de mexicanos y tienen que recurrir a nacionalizados para rescatar la nave. Así esta PEMEX, ahora resulta que se necesita a la iniciativa privada para salvar a PEMEX y CFE.
3. La Reforma Energética busca acelerar la producción de petróleo para exportarlo a Estados Unidos, beneficiando a ese país ¡Que no te engañen! La Reforma Energética es para garantizar el abasto de petróleo y gas en México y así potenciar el desarrollo de nuestro país. Además, con la revolución de los hidrocarburos en piedras de lutitas, Estados Unidos ha desarrollado grandes recursos petroleros y se sabe que tendrá aún más en el futuro.
La aceleración de las reservas de hidrocarburos dará lugar a que los precios del petróleo disminuyan, provocando con ello el mismo efecto que enfrento López Portillo, cuando anuncio los nacimientos de petróleo encontrados en esa época… los precios llegaron a 8 dólares por barril y fue el principio de la debacle de México en los años 80’s.
4. Nos conviene más vender gasolinas que petróleo ¡Que no te engañen! El negocio del petróleo es uno de los más provechosos del mundo. En México, vender petróleo nos deja una ganancia mucho mayor que la venta de gasolinas. La Reforma Energética crea mecanismos para que en nuestro país podamos impulsar ambas actividades.
En México, a finales de los años 80’s y principios de los años 90’s México disponía de Instituto Nacional de Petroleo sólido, moderno y competitivo; sin embargo, fue abandonado por los gobiernos en turno. PEMEX producía su propia gasolina y de la noche a la mañana se detuvo su producción y ahora se importa a precios mucho mayores.
5. El Presidente Lázaro Cárdenas prohibió la participación privada en toda la industria petrolera ¡Que no te engañen! Las reformas del Presidente Lázaro Cárdenas sí permitían la participación de particulares en distintas actividades de la cadena productiva petrolera.
Fue el presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien, 20 años después de la expropiación, declaró el monopolio del Estado en la industria petrolera, ya que consideró que no era conveniente la participación de la iniciativa privada. Y estableció: “Sólo la Nación podrá llevar a cabo las distintas explotaciones de los hidrocarburos”.
En la exposición de motivos ante el Senado, Ruiz Cortines explicó qué propició esta decisión, que modificó el artículo 27 de la Constitución para prohibir las concesiones.
“Las necesidades del país y una mínima previsión del futuro de México”, dice la iniciativa, “requieren que las actividades de una industria de importancia tan vital para la nación sean no solamente controladas por el gobierno, sino monopolizadas por el Estado”. El petróleo, dice el texto, “no puede estar sometido al arbitrio de intereses privados”.
6. Pemex tiene los recursos para llevar a cabo las inversiones necesarias para aprovechar el petróleo, no se requiere participación del sector privado ¡Que no te engañen! Lo que busca la Reforma Energética es que el Artículo 27 de la Constitución vuelva a decir lo que el Presidente Lázaro Cárdenas dejó escrito, palabra por palabra, para que los recursos de Pemex se inviertan en los proyectos que más ganancias le dejen a la empresa. Como resultado, aumentará la renta petrolera de la Nación. Pemex podrá decidir qué proyectos le interesan, y si le conviene ir solo o en asociación con otras empresas, para así sacarle el máximo provecho a su inversión.
Reiteramos lo expuesto en el anterior punto.
7. La Reforma Energética incrementará los precios de la electricidad ¡Que no te engañen! La Reforma Energética permitirá que el costo de la electricidad baje, y se vea reflejado en el recibo de luz en beneficio de las familias mexicanas, los pequeños negocios y las industrias. Es totalmente falso que la Reforma contemple incrementos en el precio de la electricidad.
Actualmente un alto porcentaje de la producción de la energía eléctrica la realizan particulares, las empresas son beneficiadas, más no la población. Lo mismos sucederá con las reformas.
8. Con la Reforma Energética, los inversionistas se van a quedar con la renta petrolera ¡Que no te engañen! La renta petrolera es y seguirá siendo de los mexicanos. Lo que busca la Reforma Energética es que el Artículo 27 de la Constitución vuelva a decir lo que el Presidente Lázaro Cárdenas dejó escrito, palabra por palabra, para que esa renta sea mayor y así los mexicanos podamos obtener más provecho de ella.
Lo que en verdad se quedará los inversionista será con una parte de las utilidades que se generen, hasta este momento no obtienen nada al respecto. México cederá una parte de sus utilidades para el beneficio de los inversionistas, más no para la Nación. Y ello será a través de los contratos por utilidad.
9. La Reforma Energética va en contra de los ideales del Presidente Lázaro Cárdenas ¡Que no te engañen! Lo que busca la Reforma Energética es que el Artículo 27 de la Constitución vuelva a decir lo que el Presidente Lázaro Cárdenas dejó escrito, palabra por palabra. En las reformas que hizo el Presidente Cárdenas, los particulares podían participar en la industria petrolera, sin comprometer la propiedad de la Nación sobre el petróleo y el gas en el subsuelo, tal y como lo propone la Reforma Energética de 2013.
Se reitera por tercera ocasión lo del punto 5.
10. Una Reforma Energética como la que se plantea nunca ha tenido éxito en otros países ¡Que no te engañen! La Reforma Energética propone un modelo propio para México, pero toma en cuenta el aprendizaje de otros países, en donde las reformas energéticas han sido exitosas y han generado crecimiento económico y grandes beneficios para sus sociedades.
Si toma en cuenta otras experiencias del mundo, entonces no es un modelo propio, el Gobierno Federal no tiene ni la capacidad, creatividad, ni la chispa de innovación para conformar su propio modelo, donde PEMEX se desarrolle y crezca con base en sus propios recuros técnicos y humanos con los que dispone.
11. La privatización ya comenzó porque se está vendiendo una parte de las instalaciones de la planta petroquímica Pajaritos en Coatzacoalcos, Veracruz ¡Que no te engañen! Pemex no está vendiendo sus plantas, ni la de Pajaritos ni ninguna otra.
México cerro la Refinería de Pemex en la década de los 90`s una decisión motivada por intereses de índole económico y fundamentada por el riesgo y la contaminación prevaleciente en la Ciudad de México. El Gobierno cierra la iniciativa abre con mayores precios.
12. Si se aprueba la Reforma Energética, van a subir los impuestos ya que el Estado tendrá menos ingresos ¡Que no te engañen! Es totalmente falso que vayan a subir los impuestos si se aprueba la Reforma Energética. De hecho, con la Reforma Energética, el Estado tendrá más ingresos, generados por mayores inversiones en la industria petrolera. Esto permitirá que el Estado tenga finanzas más estables, y que pueda destinar más recursos a proyectos de infraestructura y programas sociales.
PEMEX necesita que sus ingresos no sean absorbido por Hacienda a través de impuestos, es hora de que PEMEX disponga de mayor capacidad financiera para impulsar su modernización, desarrollo y crecimiento sin la necesidad de requerir la participación de la iniciativa privada. Este hecho por sí solo provocaría que PEMEX se fortalecería y contará con mayor recursos para atender su desarrollo y crecimiento; sin embargo, tapar ese agujero fiscal, requeriría que se incrementarán mlos impuestos a la población, que se atacarán los paraísos fiscales y se luchará con plenitud en contra de los evasores fiscales y que aquellos que buscan ser beneficiados de manera constante con no pagar impuestos, sean los primeros que ahora lo hagan.
13. La Reforma Energética hará que los gobernantes se queden con las ganancias del petróleo ¡Que no te engañen! Las ganancias de la Reforma Energética serán para todos los mexicanos. Es totalmente falso que las ganancias que genere la Reforma Energética vayan a quedar en manos de los gobernantes. De hecho, la Reforma plantea nuevos mecanismos de transparencia, para que las ganancias de la industria petrolera estén al servicio del desarrollo de México, bajo la vigilancia de los ciudadanos.
Mientras exista corrupción y falta de transparencia y acceso a la información, PEMEX continuará siendo saqueada por la propia administración pública. Se requiere de hombres y mujeres honestos, innovadores, creativos y que en verdad amen a México. Que participen abiertamente en concursos de selección a través de un sistema profesional de carrera, que tanto Secretarios, Subsecretarios, Asesores, Jefes de unidad y demás personal directivo realicen exámenes de conocimiento, psicológico y de confianza.

Lo señalado con letras negras es lo que la Presidencia menciona en su campaña, lo escrito con letras color rojo es lo que a nuestro entender no se ha dicho ni mencionado en esta campaña.

La fortaleza de Pemex emano de Gobiernos Priistas (Lázaro Cárdenas, Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos) y hoy el Gobierno de Peña Nieto desea abrir la riqueza de todos los mexicanos a la inversión privada y compartir la misma historia junto con Salinas y Zedillo.

En la noche del viernes 18 de marzo de 1938, el General Lázaro Cárdenas se presentó ante los medios de comunicación, principalmente prensa y radio, para anunciar uno de los hechos más trascendentes en la historia de los Estados Unidos Mexicanos: la Expropiación Petrolera.
Ésta consistió en la apropiación legal del petróleo que explotaban 17 compañías extranjeras para convertirse en propiedad de los mexicanos. Entre ellas figuraban Mexican Petroleum Company of California, Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” y la Compañía Exploradora de Petróleo la Imperial SA, que hoy forman las más grandes corporaciones internacionales de comercialización de “oro negro”. Se llevaría a cabo como consecuencia de la intransigencia de parte de las empresas petroleras para negociar con el recién creado Sindicato Único de Trabajadores Petroleros un contrato general de trabajo.
El 18 de marzo de 1938, la Revolución Mexicana llegó a su mayor grado de soberanía, al resolver de tajo un problema que venía desde el Porfiriato: el petróleo. Al convertirse a finales del siglo XIX en el principal combustible mundial, las grandes compañías petroleras intentaron controlar los pozos más importantes del planeta.
Porfirio Díaz les cobró pocos impuestos a cambio de que crearan empleos. Francisco I. Madero intentó aplicarles nuevos cobros para sostener a su gobierno y murió asesinado. Venustiano Carranza también quiso controlarlos y para eso estableció, en el artículo 27 de la Constitución, que los bienes del subsuelo eran propiedad de la nación.
Álvaro Obregón, que necesitaba el reconocimiento norteamericano, dejó de lado ese artículo y permitió que las compañías petroleras operaran libremente. En cambio, Plutarco Elías Calles decidió volver a controlar esas empresas, por lo que en 1927 México estuvo a punto de sufrir una invasión por parte del ejército norteamericano.
El Estado mexicano había buscado establecer un convenio con las compañías petroleras en el cual, a cambio de que ellas reconocieran que el petróleo era de la nación, el Estado les permitiría operar en el país. Cuando Lázaro Cárdenas tomó en 1938 la decisión de expropiar esas empresas, fue porque consideró que de no hacerlo la nación se debilitaría y estaría a merced no de Estados Unidos, sino de ese grupo de empresarios petroleros que se convertirían en los amos de México.
Lázaro Cárdenas, luego de expropiar el petróleo, emitió una ley en la que se permitían concesionar a empresas privadas los servicios de Pemex; sin embargo, durante dos décadas, la inversión privada en hidrocarburos fue tolerada, aunque la ruptura del régimen jurídico que implicó la expropiación desanimó a muchos y sólo un inversionista apareció, en 1946.
Fue el presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien, 20 años después de la expropiación, declaró el monopolio del Estado en la industria petrolera, ya que consideró que no era conveniente la participación de la iniciativa privada. Y estableció: “Sólo la Nación podrá llevar a cabo las distintas explotaciones de los hidrocarburos”.
En la exposición de motivos ante el Senado, Ruiz Cortines explicó qué propició esta decisión, que modificó el artículo 27 de la Constitución para prohibir las concesiones.
“Las necesidades del país y una mínima previsión del futuro de México”, dice la iniciativa, “requieren que las actividades de una industria de importancia tan vital para la nación sean no solamente controladas por el gobierno, sino monopolizadas por el Estado”. El petróleo, dice el texto, “no puede estar sometido al arbitrio de intereses privados”.
El presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó el 27 de noviembre de 1958 la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo, a la cual ya nos hemos referido, y cuyo contenido se apegó a lo que disponía el párrafo sexto del artículo 27 de la Constitución Política. Esta Ley abrogó a la de 1941.
El Reglamento de la Ley de 1958, que fue publicado en el Diario Oficial de la Federación del 25 de agosto de 1959, contiene la interpretación del Poder Ejecutivo Federal al artículo 27, párrafo sexto, de la Constitución, y a la propia Ley Reglamentaria.
La reforma propuesta el 15 de octubre de 1959, por la Primera Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, tenía por objeto prohibir la celebración de contratos, por medio de los cuales se facultaba a empresas privadas nacionales y extranjeras para realizar algunas de las actividades que corresponde hacer a Petróleos Mexicanos, tales como exploración, extracción, almacenamiento, transporte, etcétera, del petróleo y los carburos de hidrógeno sólidos y gaseosos.
En el dictamen, la Primera Comisión de Puntos Constitucionales expresó lo siguiente:
En relación con el petróleo y los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos y gaseosos, que constituyen recursos importantísimos del subsuelo para la nación mexicana, la Comisión considera que debe asentarse de una vez por todas de manera indiscutible en el artículo 27 constitucional, que no se otorgarán concesiones ni contratos ni subsistirán los que se hayan otorgado, y que sólo la nación podrá llevar a efecto la explotación de esos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva; porque no obstante que ha sido manifiesto el propósito del Constituyente, a partir de la reforma de diciembre de 1939, el de sustraer totalmente de la explotación petrolera del régimen de concesiones y contratos, en ocasión de que fue expedida a fines del año anterior la ley reglamentaria respectiva, volvió a suscitarse un debate sobre la subsistencia de concesiones o derechos de particulares a la explotación del petróleo; por lo que, para evitar cualquier controversia, es procedente la reforma que propone la Comisión en la parte resolutiva de este dictamen.
El texto reformado del párrafo sexto del artículo 27 fue el siguiente: "Tratándose del petróleo y de los hidrocarburos sólidos, líquidos o gaseosos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que se hayan otorgado y la nación llevará a cabo la explotación de esos productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva".
El proyecto de reformas fue devuelto al Senado, el cual lo aprobó sin discusión y por unanimidad, en su sesión del 3 de noviembre de 1959.
En la sesión de la Cámara de Senadores del 16 de diciembre de 1959 se hizo el cómputo de los votos de las legislaturas de los estados y se declaró que las reformas habían sido aprobadas. El decreto del 6 de enero de 1960 que promulgó las reformas se publicó en el Diario Oficial de la Federación del 20 de enero de 1960.
A pesar de la claridad de las reformas hechas en 1939 y 1960 al artículo 27 de la Constitución, los contratos llamados de riesgo no pudieron darse por terminados sino hasta el 27 de febrero de 1970, como lo informó el 18 de marzo de ese año el director general de Petróleos Mexicanos, Jesús Reyes Heroles.
Por último, mediante decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación del 3 de febrero de 1983 se reformó, junto con otros preceptos, el artículo 28 de la Constitución, en cuyo párrafo cuarto se delimitaron las "funciones que el Estado ejerce de manera exclusiva" en las áreas que se consideran estratégicas para la economía, entre las que se incluyen el "petróleo y los demás hidrocarburos" y la "petroquímica básica".
Sin embargo, los presidentes priistas – Salinas, Zedillo y ahora Peña – poco han hecho por defender el patrimonio nacional ya sea telefónico, ferrocarrilero y ahora hidrocarburo. Se dicen transformadores, pero la sociedad mexicana los considera vendedores de bienes nacionales.
México requiere un Gobierno Federal honesto, trabajador, comprometido con el país y sus ciudadanos, no necesitamos mexicanos que solamente asuman compromisos con países extranjeros e intereses económicos ajenos a México.