"La cultura no se impone a la ciudadanía", la cultura debe ser un proceso de construcción colectiva y no una imposición desde arriba o quienes en ese momento ostentan el poder.
La cultura se desarrolla a través de la participación de la ciudadanía, donde se respetan las diferentes identidades y expresiones culturales, y se fomenta la inclusión y el diálogo.
Mal haría un Gobierno Municipal o los responsables de cultura, imponer sus preferencias culturales a la ciudadanía con calzador.
Debemos tener presente, que la cultura, en su sentido más amplio, abarca las costumbres, tradiciones, valores, creencias y formas de vida de un grupo social. No es algo estático ni predefinido, sino que está en constante evolución y transformación. Cuando se habla de cultura en el contexto de una sociedad, es importante considerar que esta no debe ser impuesta, sino que debe surgir de la propia comunidad.
La construcción de la cultura debe involucrar a todos los miembros de la sociedad, permitiendo que expresen sus ideas, valores y necesidades.
Por ello la importancia de la frase “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.
En materia de cultura, se deben reconocer y valorar las diferentes culturas y expresiones culturales presentes en la sociedad, evitando la imposición de una cultura hegemónica o preferencias culturales.
La construcción cultural debe ser un proceso de diálogo abierto y respetuoso entre los diferentes grupos sociales, donde se puedan compartir experiencias y conocimientos. Es un gran abanico de posibilidades de expresión que la propia sociedad construye y arraiga con el tiempo.
La cultura no debe ser un factor de exclusión, sino que debe promover la participación de todos los miembros de la sociedad, independientemente de su origen, género, edad o condición social.
Cuando la cultura es impuesta puede ser utilizada como herramienta de control y propaganda, reprimiendo expresiones culturales que desafíen el poder establecido.
Cuando la imposición de la cultura se realiza sobre la cultura del pueblo, negando su identidad y tradiciones, se traduce en una cultura colonizador.
Una cultura construida desde la ciudadanía permite a los ciudadanos participar activamente en la construcción de su propia cultura, sintiéndose parte de un proceso colectivo.
Fomenta la construcción de identidades individuales y colectivas basadas en el respeto a la diversidad y la pertenencia a la comunidad, es la clave.
La cultura puede ser un motor de cambio social, promoviendo la justicia, la equidad y el desarrollo sostenible.
Es por lo anterior, la cultura debe ser un proceso dinámico y participativo, donde la ciudadanía tenga voz y voto en la construcción de su propia identidad y formas de vida, respetando la diversidad y promoviendo la inclusión.
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