No existen peores enemigos, en el ámbito laboral, profesional y productivo, así como el partidista que los malos liderazgos, que destruyen equipos, apagan talentos y generan desmotivación en sus equipos de trabajo. Muchos lideres creen que liderar es mandar, pero el verdadero liderazgo no se impone, se inspira.
En la 4T los verdaderos liderazgos, se apartan de actitudes como es la soberbia, la ira, la envidia y la pereza.
El crecimiento de un equipo depende de gran medida de contar de liderazgo que brinde confianza, establezca un rumbo a seguir y sea una guía, predicando con el ejemplo.
Los liderazgos que quiere todo el crédito, el dinero o el poder sin compartir méritos ni oportunidades, en estos tiempos de transformación son innecesarios. El que olvida que un equipo motivado genera más resultados que uno controlado, no debe estar al frente de ningún tipo de equipo de trabajo.
Quienes desean ser poderosos no tienen cabida en la 4T, hay liderazgos de tiranos modernos que son incapaces de reconocer que la autoridad no se grita, los liderazgos humanistas de morena se ejercen a través del respeto y empatía.
Hay liderazgos que se fortalecen por la mentira, este tipo de liderazgos es el más silencioso pero el más destructivo, porque cuando un líder pierde su credibilidad, su palabra deja de tener peso y su equipo deja de creer en él.
Un liderazgo sin principios, valores y ética apaga el talento y participación de su equipo de trabajo, cada error destruye una oportunidad. Los buenos líderes no son perfectos, pero son conscientes de sus sombras. Aprenden, corrigen y evolucionan. Porque el liderazgo no se trata de dominar, sino de guiar. No se trata de tener seguidores, sino de formar nuevos líderes.
El liderazgo moderno necesita humildad, inteligencia emocional, empatía, coherencia y sobre todo sensibilidad. Si lideras, recuerda que tus acciones son el reflejo de tu liderazgo. Puedes ser el motivo por el cual alguien renuncie… o el motivo por el cual alguien se quede y crezca como persona e integrante de un equipo.
El liderazgo humanista es un estilo de gestión que prioriza el bienestar y el desarrollo de las personas, equilibrando los objetivos de la organización con la satisfacción y las necesidades de los integrantes de un equipo. Se centra en crear un ambiente de trabajo positivo mediante la confianza, la empatía, la comunicación abierta y la valoración de la diversidad. Este enfoque no trata de reemplazar la eficiencia, sino de potenciarla al fomentar la creatividad, la motivación y el compromiso de los individuos, reconociendo que son la clave del éxito organizacional






