La batalla campal al
interior de las filas del Revolucionario Institucional esta generando un
ambiente de condenas y debates que están llevando al despeñadero al dinosaurio.
La elección del 2018
será, sin lugar a dudas, la más complicada para el país, existiendo en los partidos
un fuerte divisionismo interno, una ciudadanía que no cree en los políticos y
las políticas públicas y el debilitamiento de las instituciones que provocan en
la población grandes dudas de honorabilidad y credibilidad.
México se encuentra en
el umbral de generar su propio futuro con bases firmes para reverdecer laureles
o seguirá en caída libre dentro del concierto mundial de las naciones.
El próximo año se
elegirá al presidente de la República, 128 senadores, 500 diputados federales,
nueve gobernadores, 822 diputados locales y mil 548 presidentes municipales.
Donde el arbitro electoral se encuentra sumergido en el desprestigio, derivado
de lo errores y horrores que la ciudadanía detecto de manera inmediata en su
proceso de registro y cuantificación de los votos electorales, principalmente,
del Estado de México, el fantasma del Fraude y de una Institución Nacional
Electoral deficiente se encuentra en la mente de los electores.
En el sexenio de
Enrique Peña Nieto, el Partido Revolucionario Institucional, ha perdido no solo
la preferencia electoral, además, ha provocado la disminución acelerada de su militancia,
ha provocado la perdida de identidad, pertenencia y autoridad moral.
El PRI sigue
diluyéndose en un mar de confusiones y de intereses personales de grupos que
buscan a toda costa mantener sus privilegios por encima de un Proyecto Real de
Nación. Hoy más que nunca la pérdida de identidad y pertenencia ha provocado la
perdida de posiciones políticas colocando a dicha institución al borde del
despeñadero.
El PRI se ha
desdibujado siguiendo una agenda progresista y socialdemocrática, que en
realidad no existe, se ha apartado de las necesidades y requerimientos de la
población y solamente cumple modas y programas que están muy distantes de generar
condiciones de vida adecuadas para la población.
Para quienes en
décadas o recientemente abanderan la causa priista, saben a ciencia cierta que
el PRI de hoy, ese nuevo PRI que con bombos y platillos se dijo emerger en el
2012, ha dejado un panorama desolador, donde la corrupción y la falta de oficio
político ha derivado en una perdida de posiciones políticas a nivel nacional
que puede impactar de manera total en las próximas elecciones del 2018.
No podemos olvidar,
que en este sexenio, el PRI ha mostrado una caída constante en los procesos
electorales que se han llevado a cabo, principalmente en el 2016 y 2017, donde
se habla con justa razón de la perdida de un capital político que esta
generando al interior de la institución política una verdadera guerra campal.
El fantasma de la división
en las filas priista se ve más que evidente, derivado de una política
económica, económica y social contraria a lo que significaba el Revolucionario
Institucional.
El PRI, ya no es ni
Revolucionario, ya que no logra generar las condiciones de progreso y
desarrollo que demanda la ciudadanía como logro alcanzar en la década de los
60´s y principios de los 70’s.
Y tampoco ha logrado
mantener su carácter de Institucional, ese partido que logro generar
instituciones al servicio de la población para atender las demandas más
sentidas de la gente en materia de educación, salud, energía y desarrollo
económico y social, en este sexenio han sido los principales responsables de
que las propias instituciones que formaron y forjaron estén debilitadas y
colocadas en su eminente desaparición.
Los despidos masivos
de trabajadores de las empresas públicas, así como de funcionarios y servidores
públicos en harás de recortar el presupuesto y de llevar una política de
austeridad, genera descontento entre los trabajadores al servicio del Estado. Las
organizaciones sindicales y confederaciones de trabajadores siguen debilitándose
ante un panorama desolador que se tiene en torno al empleo y generación de
oportunidades.
En estos momentos, la
confianza se ha perdido ya que muchos saben que este año quizá puedan
mantenerse en sus puestos, pero el próximo pueden ser despidos derivado de una
política económica y social que sigue empobreciendo y generando mayor
marginación a la población.
En los años recientes,
los trabajadores de diversas dependencias gubernamentales y de las empresas
públicas, que aún prevalecen, han visto con tristeza como sus compañeros de
años son despedidos o incluidos de manera inmediata en los programas de retiro
voluntario dejándolos sin oportunidad de poder brindar un futuro a sus
familias.
La experiencia
adquirida y los conocimientos obtenidos a través de años de servicio, son
ignorados; son trabajadores que viven una realidad lamentable donde su esfuerzo
y dedicación institucional ha sido olvidado y desechado de manera simple y
grotesca.
Quienes hoy siguen
militando en el PRI, saben que el Revolucionario Institucional es una triste
caricatura de lo que antes fue. No hay mística, no hay honor, no hay identidad
y no hay pertenencia, quienes votan y participan en las estructuras electorales
lo hacen no por convicción sino por los recursos que se les brinda para hacer
esa labor que en muchos de los casos se ha convertido en un desastre. Hoy
quienes votan por el PRI, son aquellos que esperan un beneficio ya sea
económico o través de despensa, mientras quienes se encuentran como servidores
públicos, tienen que acceder a votar por el PRI por las represarías que una
decisión contraria puede generar en mantenerse en sus cargos; pero a pesar de
esa acción de sumisión electoral saben que el día de mañana pueden ser los
siguientes para abandonar el servicio público por los recortes presupuestales o
por la decadencia que sufre las instituciones y empresa públicas, derivada de
esa Reforma Estructural que no despega y deja su ineficiencia a miles de
trabajadores generando desempleo y mayor pobreza.
Es por ello, que los
Políticos de Café y los de las Ocurrencias del PRI saben que si no existe un
cambio a favor de la gente, el Revolucionario Institucional esta caminando por
el sendero de su propia desaparición.
Un dato que hace
estremecer a cualquier resultado electoral es lo que aconteció en el Estado de
México, el PRI levanta la mano como el partido que obtuvo la preferencia
electoral en el Estado de México, venciendo a la Candidata Delfina Gómez
Álvarez de morena; sin embargo, la ciudadanía mexiquense menciona con plenitud
de que Delfina Gómez no solo derroto al PRI en el Estado de México, sino que
hizo trizas esa dinastía de Atlacomulco, retumbando en la consciencia de los
partidarios priistas que no pueden tapar el sol con un dedo.
Otro aspecto
fundamental es el de su estructura, en la que se tiene que incorporar de manera
fundamental a los jóvenes, pero la juventud esta mirando en una opción
diferente que ha logrado arraigarse rápidamente en la conciencia de quienes
construirán el futuro de México, esa opción es morena que sigue avanzando de
manera clara Rumbo al 2018, el dinamismo de los jóvenes puede ser el efecto
multiplicador que requiere consolidar al movimiento regeneración nacional aunado
a la experiencia de quienes encabezan la estructura partidista electoral que
han logrado impulsar y promover de manera brillante a una institución de nueva
creación que esta llamada a Transformar a México.
Los jóvenes, son hoy
en día quienes integran la mayoría del padrón electoral, es decir los que
tienen derecho a votar y en un momento dado definir los resultados en las
urnas.
El PRI y sus
principales organizaciones sociales y patronales, tienen la urgencia de
regresar por las demandas sociales más sentidas de la población, que siguen acumulándose
de manera dramática.
La XXII Asamblea
Nacional Ordinaria que habrá de llevarse en el mes de agosto, por parte del
PRI, tiene que brindar un espacio donde la militancia sea considerada en los
próximos procesos electorales, pero existe la urgencia que se de paso a
establecer una ruta para cambiar las políticas económicas, sociales y políticas
que permita atender de manera inmediata a la población.
La XXII Asamblea
Nacional Ordinaria del PRI se tiene contemplado establecer que deberá promoverse
entre la militancia una participación plena, abierta y libre, así como una
reflexión profunda sobre el proyecto de nación al que aspiran, un análisis
donde se respeten todas y cada una de las opiniones vertidas para construir
conceptos consensuados que definan los objetivos de un partido moderno y
vanguardista, con la capacidad para transformar y transformarse y con la
obligación y responsabilidad de corregir caminos y trazar nuevos senderos.
El PRI llega dividido,
llega sin identidad, sin pertenencia, con grandes derrotas a pesar de las
cuentas alegres y se establece la necesidad de un cambio total. La Corrupción,
el cinismo y la falta de visión política y social colocan al Revolucionario
Institucional al borde de su propia extinción.
Morena es hoy por hoy,
la palabra clave de propios y extraños, estará presente en el imaginario de los
presentes en la XXII Asamblea Nacional Ordinaria del PRI, ya que ha sido el
partido que los ha colocado al borde de su desaparición y esta en la mira de
miles y miles de priistas que saben que puede ser la opción para Transformar a
México con Cambio Verdadero.
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